Fábulas en verso castellano/XIV
La rebelde, la rústica peonza dijo a la perinola con enfado allá en su jerigonza: Suerte bien desigual nos ha tocado. A ti con mucho mimo, cuando te hacen andar, te dan impulso, entre dos dedos revolviendo tu eje: no se me trata a mí con tanto pulso. Yo, cuando me andan, gimo al compás de la bárbara correa, con que un muchacho hereje me arrima cada golpe que me brea; y cuanto más el movimiento animo, con más fuerte rigor me zarandea. -Querida (respondió la perinola), en ti consiste sola el trato que te dan: tú lo evitaras, a ser juguete, como yo, ligero; mas ¿qué han de hacer contigo, si en apartando el látigo te paras? Yo sin embargo consolarte espero. Nuestro papá el tornero, puede, si se lo digo y quieres animosa decidirte, quitarte la madera que te sobra, y en ágil perinola convertirte. ¡Friolera es la obra! (exclamó la peonza sofocada.) Prefiero que el zurriago me atormente, a sufrir que la gubia me hinque el diente. ¡No sabes ni empezar el catecismo, y al preceptor acusas de inclemencia! Quéjate de ti mismo: para buen escolar no hay penitencia.