Exposición del Libro de Job/Capítulo 17 exposición

Porque dijo Job en el fin del pasado que él se iba para no volver, y que caminaba en posta a la muerte, declara agora esto mismo más y razónalo, y dice:

1. Mi espíritu se acaba, mis días se acortan, sepulturas a fin, como diciendo: Mi fin digo que está cerca, porque, a lo que siento, el espíritu me desfallece ya; y la grandeza de mis dolores amenguan mis días, porque la enfermedad acorta siempre lo que la salud alarga en la vida, y ansí no me resta ya sino la sepultura sola. Y dice sepulturas en muchedumbre, para significar, según la propriedad de su lengua, grandeza y soledad en aquello que trata, esto es, que ya todo su negocio es sepultura y muerte.

Prosigue:

2. Burlerías no conmigo, mora en amargura mi ojo. El original a la letra: Si burlerías no conmigo, morara en amarguras, o en contradicciones, mi ojo, que se puede entender en dos maneras: una, como primero dije y lo entendió Sant Hierónimo: Burlerías no conmigo, esto es, en mí no hay pecado, que se llama con razón burlería, porque promete uno y da otro, dejando burlado al hombre con la más pesada burla de todas; pues en mí, dice, no hay pecado; mas con todo eso mis ojos tienen por casa el amargor, esto es, viven en amargura contina porque no ven ni sienten sino aflicción y tormento.

Otra manera es que desee Job en estas palabras verse libre de las vanas razones de sus amigos y de sus contradicciones pasadas, y de poner su vista y su atención en lo que dicen y en lo que responder se les debe, que le es amarga molestia. Y porque dijo que está vecino a la muerte, diga ansí agora: Si no burlerías conmigo, morara, esto es, y si me dejaran estos palabreros, que con sus burlerías me cansan; y si no morara en amarguras mi ojo, esto es, y si no me obligaran con ellas a mirar con más atención mis trabajos; y deja ansí la razón que la corta la pena. Y quiere añadir y decir: Y si éstos no me tormentaran agora, pasar menos mal aquesto poco que me queda de vida, a lo menos no fuera todo tormento sobre tormento, y a una pena otra nueva y mayor pena. Porque, como decíamos, pudiera divertir Job el pensamiento a cosas que le dieran consuelo; o pudiera siquiera negociar con el sueño aliviador de pesares, que por algún breve espacio le cerrara los ojos si sus amigos no se les abrieran con su importunidad de razones. Que sin duda ninguna el obligarle a que respondiese por sí, le ponía más en los ojos la miseria en que estaba, y el tratar de ella misma le acrecentaba el sentido de ella, y renovábansele con la consideración más las llagas, y señaladamente decirle que le venían por culpa, y no ser ansí, hacía que le diese más pena.

Demás de que ese mismo dicho y testimonio falso era nueva y dolorosísima llaga, y cuanto menos merecida y cuanto más amiga la mano que la hacía, tanto más dolorosa y mayor. Pues dice en una palabra: Ni una hora que me queda, queréis que viva sin nueva miseria. Y porque es muy natural, quien se ve muy apretado, desear y pedir luego el remedio, por eso añade luego:

3. Líbrame, Señor, y ponme contigo, y pelee contra mí quien quisiere. Mas, dice, si estuvieses tú de mi parte, poco caso haría de la contradicción de ninguno. Pero es de advertir que la palabra original propriamente quiere decir afianzar, que es lo que en los contratos o apuestas se hace cuando las partes se aseguran entre sí de lo que ponen, o dando fianzas, o poniendo prendas, o con otros resguardos.

Y conforme a esto este verso hace más de un sentido, porque, o dice, ponme a tu lado y afiánzame, esto es, sé mi fiador y seguro, ¿y quién osará tocarme en la mano?, esto es, ¿quién prometerá de entrar conmigo en disputa? Que lo dice ansí porque se suelen tocar en la promesa las manos, que es lo que agora decíamos y lo que Sant Hierónimo dijo; o al revés, pide a Dios que se ponga en razones con él y que le dé fiador de estar con llaneza a juicio; pero dice que no habrá quien le fíe, y dícelo de esta manera: Pon agora, afiánzame contigo; ¿quién será el que toque mi mano? Que como dijo el mal oficio que sus amigos le hacían, acrecentándole sus miserias con obligarle a la consideración y a la plática de ellas, dice agora, ya que le compelen a esto, que es defender contra su mal su inocencia y probar que a su castigo no responde en él culpa, quisiera tratarlo, no con ellos, sino con Dios, que sabe lo cierto, como pusiera aparte su grandeza Dios y se quisiera allanar con él en razón. Porque como su saber y rectitud de Dios le convida a averiguar su causa con él, ansí su grandeza y poder le atemoriza y espanta, como arriba en otra parte decía.

Y ansí dice agora, ya que habla, que hablara de mejor gana con Dios, como se pusiese con él a razones y le diese fiador de estar con él a juicio, aunque no halla quien o pueda o le ose fiar.

Pon agora, dice, conviene a saber, tu habla y tu disputa conmigo, o pon aparte tu majestad y grandeza, y afiánzame, esto es, dame fiador, seguro de que estarás a juicio. Y calla lo que iba a decir, porque las razones de los angustiados son siempre cortadas. Ansí que calla lo que decir quiere, que entrará alegremente en disputa con Él, si le asegura de su poder absoluto.

Mas dice: ¿Quién es el que tocará con mi mano? Esto es, ¿quién saldrá a la fianza? ¿Quién me dará por Dios la mano, que se allanará como digo? O podemos decir, no que pide a Dios que le dé fiador, sino que le promete el dárselo, de que saldrá con la suya, que se encomienda luego y retira de la promesa, conociendo que no habrá quien le fíe en esta manera. Pon, dice, agora, esto es, ponte en disputa conmigo, y como si dijésemos, entra en apuesta y afiánzame contigo, esto es, y yo por mi parte te daré quien me fíe. Mas, dice, ¿quién será el que a mi mano prometa? Esto es, quien toque por mí la mano y se obligue a fiarme.

Y viene con esto bien lo que luego prosigue, que es:

4. Apartaste su corazón del saber, y por tanto no los ensalzarás; porque es la razón por que duda de si habrá quien le fíe. Porque, dice, son ignorantes y, como me ven azotado, no se persuadirán que soy inocente; porque por lo de fuera juzgan de la virtud de los hombres, y miden por la fortuna la vida, y como se les encubre el saber, no alzan el entendimiento del suelo, sobre lo que se descubre, ni un dedo; y por la misma razón juzgan mal, y precian poco al caído, y huyen de él y le dejan.

Que como dice luego:

5. Promete presa a su amigo, y los ojos de sus hijos desfallecen. Promete, esto es, prometen, conviene a saber, el amigo presente y valido; presa, esto es, servicio y socorro y parte de sus bienes y hacienda; y los ojos de sus hijos desfallecen, esto es, y en cayendo el amigo o muriendo, aunque perezcan de hambre los hijos, no los ven ni socorren. Que desfallecer los ojos, en estas letras, tiene significación de desmayo y desamparo y pobreza. Y como si más claro dijera: Como no ahondan en las cosas ni pasa de la sobrehaz su saber, no estiman sino lo que ven a los ojos y juzgan por la apariencia las cosas, y ansí a los que valen precian y aman, y a los caídos desprecian; en el tiempo feliz prometen largo, mas si la fortuna se vuelve, no hay quien conozca.

Por donde en la fuerza de su original este verso algunos le traducen ansí: Demostrará, o desmostrarán; blandura o lisonja al amigo, y a sus hijos desfalleceránse los ojos, que es, como decíamos, de los que andan a viva quien vence, y tienen cuenta solamente con esto presente, halagar y prometer en presencia, y a vuelta de ojos olvidarse. Y aun podemos traducir ansí en el mismo propósito: El dividir mostrará amigos, esto es, cuando hay repartir, que es cuando pueden y valen los hombres, hay muchos amigos; mas ojos de hijos suyos los consumen, esto es, mas la pobreza y la ausencia los asconde.

Y llama a la pobreza ojos de sus hijos, que es como decir, sus hijos pobres, porque es del afligido mirar con mucho ahínco al que pide, conforme a lo que se dice en el Psalmo: A Ti alcé mis ojos, Morador de los cielos. Como los ojos de la sirvienta en las manos de su señora, ansí nuestros ojos, a nuestro Dios, hasta que se amercede de nos.

Ansí que, desconfiando Job, de quien vuelva por él, va pintando en estos sus amigos la ordinaria condición de los hombres, que ponen el saber en los ojos y no en el corazón, y juzgan por la apariencia y tienen por bueno lo que ven prosperado, y favorecen a lo valido y desprecian y condenan a lo afligido y lo pobre, como a él le acontece agora.

Y ansí dice:

6. Y póneme por ejemplo de pueblo, y soy ejemplo delante de ellos. Al próspero, dice, lisonjean, y al que vale, prometen parte; mas a mí no sólo me niegan la piedad que a la miseria se debe, mas añaden sobre lo que padezco y condenan mi vida, y dicen que la felicidad hipócrita cae, y pónenme por ejemplo, y soyles como cosa de escarnio.

Que lo que añade y soy ejemplo delante de ellos, en el original se sufre decir: soy su risa y regocijo, o soy la misma vileza en sus ojos y como un muladar hediondísimo; porque Topheth es nombre de un lugar cercano de Hierusalén, en el valle de Hinnón, muy hediondo y muy sucio.

Añade:

7. Y escureciese con la saña mi ojo, y mis cosas como sombras todas, en que todavía refiere lo que sus amigos dicen y juzgan de él, como diciendo: Y dicen también que mi ira, esto es, mi impaciencia y despecho, ha escurecido mi ojo, esto es, me ha quitado el juicio; porque dicen que blasfemo y soy loco, y que todas mis cosas, mis pensamientos, mis imaginaciones, mis obras, son sombra, esto es, vanas y breves, vacías de verdades y cosas de sola apariencia; que mi felicidad, porque era vana y mal fundada, se pasó como sombra, y pasada, se quitó la máscara y se descubrió mi fingida inocencia.

Y, consiguientemente, dicen también:

8. Maravillarse han justos sobre esto, y inocente sobre falseador se despertará, esto es, que este mi caso henchirá de maravilla el corazón de los justos, porque echarán de ver en él la gran justicia de Dios, que no permite que prevalezca lo falso, y quita el antifaz a lo fingido y descubre y castiga al hipócrita. Y porque de la maravilla nace el loor, viendo esto los buenos, despertáranse a loarle, desatando en sus alabanzas sus lenguas.

Y ni más ni menos, como en persona de los mismos añade:

9. Trabará justo su carrera, y limpio de manos añadirá fortaleza, esto es, y dicen también, que escarmentados y avisados de mi ejemplo los buenos, trabarán de su carrera, esto es, insistirán con más estudio en su buen camino, viendo el mal fruto que da lo contrario. Y limpio de manos, esto es, quien no hace injuria añadirá fortaleza, esto es, esforzarse ha más en su propósito, por la experiencia de lo que en mí hace el pecado.

Que el castigo del malo es aliento y esfuerzo del bueno, según lo que en el Psalmo se escribe: Alegrarse ha el justo cuando la venganza; sus manos lavará en la sangre del malo, y dirá: Al fin bueno es ser justo, al fin hay Dios que juzga en la tierra.

Mas habiendo referido Job lo que de él sus amigos juzgan y dicen, díceles él lo que sigue:

10. Y verdaderamente tornad agora todos vosotros, y venid, y no hallaré en vos sabio. Esto decís, pero verdaderamente andáis muy errados; si no, volved de nuevo y venid conmigo a las manos y buscad otras razones, si las tenéis, contra mí: que yo me prefiero no sólo para defender mi inocencia, sino para sacar a luz vuestra ruda ignorancia, prefiérome a mostrar que sois necios. Mas, diciendo esto, encrudécese el dolor en él, y ve o imagina que no le queda ya vida para alargar más disputas.

Y dice:

11. Mis días se pasaron; mis pensamientos fueron arrancados, gastadores de mi corazón. Corrige lo dicho, y es como si ansí dijese: ¿mas qué digo yo o en qué desafíos nuevos me meto, y no tengo ya ni vida ni salud, que ni aun pensar puedo gastado del mal que padezco, y el entendimiento y el cuerpo me desfallecen? Y lo que decimos gastadores, en el original son posesiones; y en llamar al pensamiento posesión del alma y en decir que es arrancado de ella, muestra cuán natural le es al alma el pensar; con que agrava más su flaqueza, que le priva de lo que le es tan natural y tan proprio.

Dice más:

12. Noche por día pusieron, y luz cercana ante faz de tinieblas, que es decir, que de puro desvanecido y flaco ha perdido del todo el sueño. Que, como dijo que la vida y el pensar le faltaban, esto es, que ni tenía ya espacio para disputar, ni cabeza para atender a disputa, dice la causa de ello, que es el extremo del desvanecimiento que tiene, diciendo que la noche le es día, porque vela en ella como si día fuese; y que las faces de tinieblas, esto es, lo hondo de la noche y lo más alto de ella, cuando todo duerme y sosiega, le es a él como cuando alborea, que es cuando todo vela y despierta; y que ansí en el día, con la esperanza de reposar, desea la noche y que, venida, como no reposa, torna a desear que amanezca.

Y dice más:

13. Si sostuviere, fuera mi casa, en escuridad extendí mis estrados. Extendí, esto es, extenderé; porque, dice, a este extremo he venido y no hay que decir que me esfuerce, que por más que me esfuerce la huesa es mi casa y las tinieblas de la sepultura mi lecho, esto es, tengo la muerte cierta y muy cercana.

Y declara lo mismo y encarécelo por otra manera, diciendo:

14. A la corrupción llamé, mi padre tú; mi madre y mi hermano al gusano. Que es como si más claro dijese: Todos mis bienes y parentela y mi lecho todo es la fuesa y la muerte; lo demás voló. Aquesto queda, y ello es mi padre y mi madre, esto es, toda mi sostancia y mi ser. Y si es así, como es, ¿quién me persuadirá que me esfuerce y que espere?

Y por eso dice:

15. ¿Y adónde agora mi esperanza?; ¿y mi esperanza quién la verá?; como diciendo, pues ya, ¿qué esperanza me queda o adónde pondré mi esperanza? Si no es en lo que luego se añade:

16. A rincones de fuesa: ¿si habrá sobre polvo folganza? En que dice, que la pone en la fuesa y en los rincones de la sepultura; y aun duda si reposará allí, ya hecho polvo.