Estudios araucanos/De la lengua araucana
DE LA LENGUA ARAUCANA
En un Congreso Científico Chileno no necesita escusarse quien quiere hablar sobre la lengua de los aboríjenes de Chile. Todos conocemos las múltiples relaciones que ha habido desde tres siglos i medio entre esa raza valiente de indíjenas que defendian cada pulgada de su suelo natal i aquel puñado de conquistadores no ménos valientes i mas atrevidos aun que sus adversarios.
Sabemos cómo poco a poco se formó la nacion chilena por la inmigracion continua de nuevas fuerzas militares, las que aquí mas que en ninguna otra parte de América fueron requeridas por la resistencia tenaz de los indios. De esta suerte los araucanos fueron la causa directa de la concentracion especialmente fuerte de españoles que tuvo lugar en Chile i que es una de las causas para la fuerza superior de la nacion chilena.
Por lo demas, los araucanos mismos tambien han contribuido mucho a esa fuerza nacional de Chile. Miéntras en el Perú i en la mayor parte de las colonias españolas los indios quechuas, aimaráes i otros han aceptado con resignacion el dominio estranjero, aunque oponen hasta hoi una resistencia sorda i pasiva, pero obstinaz, a la civilizacion, los indios chilenos opusieron siempre una resistencia activa. Dotados con una intelijencia mas viva que la de muchos otros indíjenas, i con la facultad de adaptar su vida i costumbres a nuevas necesidades, aprendieron de sus enemigos el uso del caballo, reformaron su armamento i su táctica i así llegaron mas de una vez a vencer a los conquistadores del Nuevo Mundo. Por esta i por otras razones creo yo que los araucanos son mas capaces de civilizarse que la mayor parte de los indios americanos.
Así creo que la parte mejor i mas intelijente de ellos en siglos pasados han aceptado la lengua i los pantalones del español i con estos solos dos hechos se han convertido en huasos chilenos. Lo mismo sucede hoi todos los dias en los pueblos de la frontera, i eso facilita mucho la mezcla de sangre que ahora existe hasta en las clases mas bajas. Conozco, pero no creo justificada la opinion que tienen tantos chilenos, de que no valgan para nada los indios actuales.
Creo que hai muchos entre ellos que pudieran llegar a ser miembros útiles del pueblo chileno, si se los tratatara de una manera conveniente, si se supiera asimilarlos.
No es la intelijencia natural lo que falta a los araucanos i ya hai muchos que tienen la buena voluntad de aceptar la civilizacion o, lo que es lo mismo, que desean que sus niños aprendan el castellano no solo a hablar sino tambien a leer i a escribir. I ¿cuántos preceptores hai en la frontera que sean capaces de enseñar el castellano a un niño indíjena?
Creo que las relaciones entre chilenos e indios serian mucho mejores i mas fructíferas si se comprendieran mejor unos a otros. ¿Cómo podemos esperar que millares de indios aprendan el castellano, si no hai casi ningun chileno que quiera aprender el araucano para servir despues de maestro? Por esto, el estudio del araucano tiene una importancia práctica para la República i vale la pena fomentarlo por todos los medios. Tambien la Iglesia, esa antigua profesora de tantos indíjenas, se descuida hoi. Se enseña todavía a rezar i un poco de catecismo, aprovechando la gramática de Febrés; pero no he oido de ningun indíjena que haya padres que sepan predicarles en araucano. Es verdad que a menudo caballeros chilenos me han dicho que don fulano o zutano maneja perfectamente el mapuche. Cuando yo me puse al habla con don fulano o zutano, resultó casi sin escepcion que sus conocimientos se limitaban a algunas palabras i frases corrientes. La esplicacion es obvia: ¿cómo puede un chileno que no conoce el araucano saber que otro lo habla, a no ser que se lo diga un indíjena que es el único juez competente? I, sin embargo, no es difícil encontrar profesores idóneos entre los araucanos, supuesto que el futuro alumno sepa guiar como pedagogo a su maestro.
Mis dos profesores, el cacique Juan Amasa de Collipulli i el viejo Domingo Quintuprai de Osorno, han correspondido a todo lo que se les podia exijir. Por supuesto que no se debe preguntar a hombres sin instruccion filolójica, cómo se conjugan los verbos, ni cómo se dice «porque» o «sino». Preguntas por palabras o formas aisladas que no significan materias, son otros tantos disparates. El único medio es pedir los nombres de cosas, traducciones de frases vulgares o cuentos i descripciones libres hechos en la lengua.
Naturalmente tambien he encontrado a individuos intratables que apénas soltaban alguna que otra palabra; i la mas porfiada fué una vieja machi, una médica, verdadero tipo de bruja, que visité en su ruca cerca de Mininco. Doña Manuela comprendia mui bien lo que queria yo, pues hablaba el castellano como cualquier mujer del pueblo; pero cuando le dirijia preguntas concretas me contestaba con un conjunto indisoluble de palabras indias de las cuales no podia apuntar nada; i cuando le manifesté mi desesperacion, dijo con un jesto que no podia ménos de comprender, dirijiéndose a uno de sus clientes: «¡Mala cabeza!»
Para el principio del estudio pueden servir las gramáticas impresas que tenemos i que son tres: la del P. Luis de Valdivia de 1606, la de Bernardo Havestadt, publicada en latin solo en 1777, pero que ya ha servido veinte años ántes al tercer gramático Andres Febrés, cuya gramática salió a luz en Lima en 1765. Este hecho ha escapado a los bibliógrafos porque está solo indicado en una carta escrita en idioma indio por Febrés a Havestadt, la que se encuentra al fin de la gramática de éste. La carta contiene otros datos interesantes sobre la vida casi desconocida de Febrés. Es estraño que Febrés no mencione nunca en su gramática a Havestadt. Este último, solo conoció la gramática de Valdivia. Parece que ninguno de los bibliógrafos chilenos ha sabido traducir la carta aludida.
Las únicas obras de este siglo que han aumentado un poco nuestros conocimientos del araucano son la nueva edicion del Febrés hecha por Astraldi en 1846 en Santiago, que contiene algunas nuevas observaciones, debidas, segun parece, al padre Hernández, i un Vocabulario pampa del antiguo coronel arjentino Barbará (Buenos Aires, 1879) que nos da unas cuantas palabras nuevas; i frases cortas en dialecto pehuenche. Pero todos estos materiales no son suficientes para la lingüística moderna. Con mucha razon observa nuestro presidente honorario, el autor de la Historia Jeneral de Chile (tomo I. páj. 55):
«Escritas aquellas gramáticas en una época en que los estudios filolójicos estaban mui atrasados, necesitarán una revision casi completa para dar una mayor claridad i mejor sistema a sus reglas»... i mas adelante (páj. 56):
«La lengua chilena no ha sido bastante estudiada bajo el punto de vista filosófico e histórico, para investigar su oríjen i su entroncamiento.» I yo pregunto: ¿Quién pudiera considerar la descripcion tan interesante i tan bien narrada del viaje al pais de los pehuenches hecha por el mismo Havestadt, como un documento suficiente para establecer la jeografía de la rejion andina entre los volcanes de Peteroa i de Villarrica? Quizas hasta hoi ningun jeógrafo chileno haya consultado esa descripcion. ¿Quién considera descripciones botánicas o zoolójicas del siglo pasado como suficientes para la ciencia moderna? La filolojía no ha hecho menores progresos en este siglo i la lingüística propiamente tal es una ciencia casi tan nueva como la electrotécnica, i es seguramente menos cultivada que esta última entre los pueblos de habla castellana. Por eso no puede admirarnos que no hallemos luces nuevas en las obras de los americanos aficionados a la filolojía. Parece que nadie se ha dedicado sériamente a tales estudios, puesto que el cultivo de la lingüística i filolojía en los paises españoles ha estado en manos de aficionados que por lo demas de profesion han sido abogados, injenieros o médicos. I todos sabemos que a fines del siglo XIX, de este siglo que estableció leyes rigorosas sobre la reparticion del trabajo físico e intelectual, apénas es posible que un injenio fenomenal abarque todas las partes de una ciencia, ¡cuánto ménos de dos!
El insigne lingüista Federico Müller de la Universidad de Viena escribe en el prefacio de la segunda parte de su obra jigantesca que abarca casi todas las lenguas conocidas del mundo, las palabras que siguen: «Bajo el nombre de lingüística entiendo una indagacion exacta i basada en hechos comprobados por estudios propios; aquella charla superficial i ostentosa que finje querer popularizar conocimientos que a ella misma le hacen falta, no la puedo considerar como ciencia. En fin, ha llegado el momento en que debe dejarse definitivamente de hablar sobre cosas que uno mismo no comprende, para que la lingüística no pierda el crédito de que deben gozar todas las ciencias. ¿Qué se diria, por ejemplo, de álguien que se llama zoólogo, anatomista o fisiolojista, i escribiera en una de sus obras frases como ésta: «algunos consideran a la ballena como mamífero, mientras otros la cuentan entre los peces?» I, sin embargo, juicios bien parecidos se pueden leer en materias lingüísticas en las obras de hombres que se consideran lingüistas i filólogos.»—Si estas palabras podian escribirse en 1876 en Viena, cuánto mas exactas serán hasta hoi en paises que casi no conocen estudios filolójicos i lingüísticos i donde son escasos los hombres que hayan estudiado sériamente el latin i el griego, la cuna de los estudios filolójicos? Es indudable que en materia de lenguas americanas en la misma América abundan las ballenas-peces mas que las ballenas mamíferos. I no debemos admirarnos que el intelijente i laborioso autor de los Aboríjenes de Chile i de la Literatura colonial no pudo, para dar una idea de la lengua araucana, mas que copiar algunos párrafos, sin ningun valor científico para hoi, del abate Molina.
¡No habia trabajos mas modernos, mejores!
Pues señores, el que quiera estudiar científicamente la lengua araucana no debe contentarse con las gramáticas del siglo pasado. Entónces no existió la fisiolojía de los sonidos o fonética, entonces no se conocian leyes fonolójicas; la filosofía del lenguaje estaba encerrada en la gramática clásica griego-latina, i hasta habia dado a la luz un hijo muerto la gramática jeneral filosófica, fantasma que ha desaparecido por completo de la lingüística moderna.
Hoi sabemos que cada lengua tiene su propia lójica i sus propios fundamentos sicolójicos, cuya indagacion es la verdadera tarea de la sintáxis comparada. Hoi sabemos que el desarrollo de los idiomas obedece a leyes tan fijas i seguras como todas las leyes biolójicas.
Ni el material de las gramáticas de los padres es suficiente para indagaciones científicas. Es seguro que los Febrés, Havestadt i muchos otros padres de aquellos tiempos supieron espresarse intelijiblemente; pero esto no prueba que sus traducciones i pláticas sean escritas en araucano lejítimo, idiomático, correcto, en fin como las escribiria un indíjena que supiera manejar la pluma. Aun mas; tratándose en esos documentos casi esclusivamente de ideas que están fuera del alcance intelectual de un indio, es imposible que no se haya hecho fuerza a la lengua.
La teoría gramatical de los padres es completamente falsa i hasta no se concuerda con sus propios ejemplos. Lo único que tiene valor es el diccionario. Pero ¿qué significa una recopilacion alfabética de las palabras para una lengua desconocida? Equivale a un inmenso monton de hojas secas, de palitos, flores, cáscaras i frutos cortados i recojidos en una selva vírjen desconocida, por la mano de un curioso. Al botanista este monton enseñará mucho menos que media docena de ejemplares enteros de las plantas características escojidas por un esperto.
Entendiendo por estas razones que para hacer estudios científicos sobre la lengua araucana, tendria que buscar las fuentes vivas del idioma hablado, emprendí un primer viaje a la frontera a fines de 1891, para informarme sobre las facilidades que podria encontrar para mis estudios. Alcancé entónces a estudiar la pronunciacion de varios individuos de Collipulli. En febrero del año presente trabajé una semana en Collipulli con el ya mencionado Juan Amasa, que me dió la traduccion de unas 400 frases que llevaba preparadas, una descripcion detallada en araucano de una fiesta de trilla a la indíjena con varios trozos de poesía araucana, i otras cosas mas [1].
Desgraciadamente todos estos apuntes me fueron robados entonces, junto con un ejemplar orijinal de la gramática de Febrés, que ahora me hace mucha falta.[2]
En este invierno, sin embargo, podia reparar el daño en parte aquí en Santiago, estudiando durante unas ocho semanas con Domingo Quintuprai, indio huilliche que acompañaba a algunos caciques de Llanquihue como intérprete de sus reclamos ante las autoridades chilenas. Apunté en dialecto huilliche las mismas frases que ya me habia traducido Juan Amasa al dialecto picunche. Ademas Quintuprai me hizo una larga relacion de un viaje que habia hecho con dos cargas de aguardientes al pais de los Manzaneros, indios pehuenches que entonces (hace como 22 años), vivian cerca de las orillas del rio Limai.
Tambien le debo la descripcion de la erupcion del volcan Calbuco, un episodio histórico i algunos mas apuntes sobre costumbres indíjenas. Este material que voi a publicar próximamente en los Anales de la Universidad es tanto mas interesante porque contiene los primeros i únicos documentos publicados en dialecto huilliche.
En este material se fundan las lijeras observaciones que les voi a dar sobre el idioma. Espero continuar estos estudios en los años que vienen; ojalá me fuera dado concluirlos con una gramática científica de todos los dialectos araucanos.
El idioma mapuche [3] se ha hablado en tiempos pasados desde Copiapó hasta Chiloé i tambien en la falda oriental de la cordillera, pero probablemente solo al sur del grado 35, en las actuales gobernaciones arjentinas de Neuquen i Rio Negro. Los puelches, que quizas llegaban hasta la cordillera al sur de Mendoza, seguramente no han sido araucanos, como se puede leer en muchas obras, sino parecen emparentados con los tehuelches de la Patagonia. No puedo decir todavía si el millcayac de Mendoza, cuya gramática hecha por el padre Valdivia no se conoce, era igual al idioma puelche (véase Medina, Obras del P. Valdivia sobre la lengua Allentiac, p. 36), o si era entroncado con el Allentiac que ahora podemos estudiar en las obras del padre Valdivia editadas últimamente por don José Toribio Medina (Sevilla 1894). Tampoco es seguro el límite sur de los araucanos, especialmente la lengua de los Chonos i los paraderos mas australes de los pehuenches de hoi. Lo que sí parece fuera de duda es que el araucano no tiene ninguna relacion directa de parentesco ni con los quechuas i aimaráes, ni con los guaraníes, lules i abipones, ni con los huarpes, tehuelches, ni con las tribus fueguinas, es decir, con ninguno de sus vecinos. Se distingue de todos ellos tanto por las raices de las palabras, como por toda la construccion gramatical, al paso que las diferencias dialécticas dentro del gran territorio ocupado por la raza araucana son insignificantes. He hecho la prueba leyendo a mi huilliche de Osorno un trozo del catecismo en dialecto de Santiago, que remonta a fines del siglo XVI. Quintuprai comprendió lo que leia, aunque estrañaba algunas espresiones del testo, que se encuentra en la gramática del padre Valdivia.
Las denominaciones de los dialectos han sufrido cambios con el tiempo. Hoi se distingue el picuntu o picunche, la lengua del norte (entre los rios Biobio i Valdivia), del huilliche, la lengua del sur (al sur del rio Valdivia), i del pehuenche, la lengua de la jente de los piñones ne la falda oriental de la cordillera, desde donde en tiempos pasados han vagado por la pampa arjentina hasta las cercanías de Buenos Aires. Los que se distinguen mas de los otros dos son los huilliches. Estas diferencias, fuera del uso de algunas palabras i de algunas sílabas formativas (elementos en que se distinguia tambien el antiguo lenguaje santiaguino del de la Imperial) consisten en el efecto de una importante lei fonética.
El araucano antiguo poseia solo los sonidos que siguen:
- Vocales a e i o u ü i una vocal sorda ə.
- Consonantes esplosivas p t ch k i el sonido particular t'.
- Semi-vocales w y q.
- Nasales m n ñ ŋ.
- Fricativas l ʎ v d z' i rara vez zh.
Las vocales e-i, o-u i las consonantes t ch-t, d-z'-zh, n-ñ, l-ʎ se truecan no rara vez.
Caracterizan pues a la lengua fuera de los sonidos particulares ü, t', z', la ausencia de la b, d, g, i de la f, sh, j; ella tiene solamente 6 vocales i 18 consonantes, es decir, un tesoro fonético no mui rico. De suma importancia para la impresion acústica es que la lengua primitivamente parece haber admitido solo sílabas de una consonante mas una o dos vocales, o con nasal final: las palabras no mui frecuentes con z (r) i d, finales parecen de formacion secundaria.
La gran lei fonética que distingue los dialectos del araucano se debe a la tendencia de cambiar v, d, zh, z', l, ʎ, en f, z, sh, s', l', ʎ', es decir, de suprimir el sonido de la voz en todos los sonidos fricativos.
Esta tendencia ha atacado la v en todos los dialectos actuales, pero en la frontera norte está todavía la v al lado de la f i se pronuncia sin diferencia təvá o təfá. En pehuenche es regular f, z, sh; z' está al lado de s'; entre los huilliches todos los sonidos son casi siempre sin voz, solo la l' i la ʎ' ocurren todavía a menudo con voz.
En todo, debido a estas relaciones sencillas de la fonética, el araucano es pues una lengua armoniosa i sonora, mas suave aun que el castellano i el italiano. Solo la ü nos desagrada. Doi como ejemplo unas frases entresacadas a la suerte de mis apuntes.
Fachi pu kas'a məlei kiñe s'uka; t'analí. Ayül'e chi ŋen s'uka inche konan. Tunten fükei ñi s'uka mo kine kuyén? (En esta ciudad hai una casa; está desocupada. Si quiere el dueño de la casa yo entraré. ¿Cuánto pide por su casa un mes?).
Por la estructura fonética tan sencilla el araucano casi no conoce aquellas contracciones i elisiones de sonidos que en muchas lenguas americanas convierten las palabras por un enlace exajerado en un conjunto casi inextricable.
En araucano por lo jeneral las consonantes no sufren ningunos cambios fuertes en las numerosas composiciones i derivaciones; solo se entreven los restos de un cambio fonético prehistórico por el cual se corresponden p i v, k i q en derivaciones verbales. Las vocales se pueden acumular hasta grupos como iaeyeu i solo la ei a menudo se cambia por i.—El acento tiene poca fuerza i poca estabilidad; a menudo cambia su lugar segun leyes poco fijas de equilibrio; por ejemplo: Təfámu məli ni s'úka (aquí está mi casa) pero: ñi s'uká-mo kəpán (de mi casa vengo).
Con respecto a la estructura morfolójica, ya sabemos que no significa mucho decir que el araucano pertenece a las lenguas aglutinantes incorporativas, como las demas lenguas americanas; puesto que las diferencias entre ellas son innumerables. Debo restrinjirme aquí a algunas lijeras observaciones.
La lengua araucana solo conoce sufijos al fin de la palabra. Estos sufijos en primer lugar son restos de pronombres personales i adverbios demostrativos. No hai ninguna especie de declinacion ni jénero gramatical i fuera de los pronombres personales no se conoce ninguna distincion de números. El pronombre de segunda persona tiene claramente singular, dual i plural; para el singular de primera hai una forma absoluta, compuesta: inche. Es mas que dudoso si el mencionado dual espresa dos considerado como unidad; mas bien parece la idea de yu, yo i tu, contigo, eŋu, tú con él i nó nosotros dos, vosotros dos. El pronombre personal de tercera persona de singular se suple por demostrativos.
El araucano puede distinguir con claridad la funcion del sustantivo con pronombre posesivo, del verbo con sujeto pronominal. Éste se pospone (akuimi, llegaste) aquél se antepone (mi akún, tu llegada), particularidad que distingue el araucano de quichua i de la mayor parte de las lenguas americanas. Sin embargo, casi todos los sustantivos i adjetivos pueden asumir funciones verbales por la sola agregacion de sufijos demostrativos i personales, i de todos los verbos se derivan formas sustantivas. El límite entre el sustantivo i adjetivo es igualmente incierto. Por la sola yuxtaposicion un sustantivo modifica a otro como adjetivo: chi mus'ke ülpuz, «el ulpo de harina» formado como el ingles mutton chop «costilla de cordero»; chi wül'ŋin s'uka, «la puerta de la casa», formado como el castellano boca-calle.
El mapuche tiene mui pocas palabras con funcion de preposicion; quizas solamente una meu o mo; i ésta se pospone; mo espresa todas las relaciones posibles de lugar, tranquilidad: mi s'uká-mo məléimi, «en tu casa estás»; movimiento en direccion a un lugar: mi s'uká-mo amoimi, «a tu casa caminas»; movimiento que sale de un lugar: mi s'uká-mo kəpaimi, «de tu casa vienes.» Sin embargo, no hai peligro de que la espresion mi s'uká-mo sea equívoca. El araucano espresa las relaciones de lugar con una precision incomparable por verbos primitivos, los que todos parecen haber sido monosílabos, i que hoi solamente se emplean en composiciones con otras espresiones verbales sustantivas, adjetivas, adverbiales segun su significado castellano: me (ir) pa (venir) tu (ir haciendo) po (llegar para allá) aku (llegar para acá) no (pasar para allá) ru (pasar al lado) etc
Otros tales verbos primitivos para espresar acciones fundamentales son: pe (ver), pi (decir), la (morir), el (dejar), i (comer), nü (agarrar), ŋe (ser), le (estar), ye (llevar), etc.
La palabra con la sílaba demostrativa i no se refiere a ningun tiempo definido, sino espresa la accion que pasa, akui (él llegó o él llega en jeneral, o llegará en jeneral, pero no él está llegando ahora, él llegará mañana); kəmei (es bueno, fué bueno, será bueno en jeneral con relacion al sustantivo). Por lo demas la accion que duraba en tiempo pasado se espresa por la sílaba fu, la accion que se ejecutará en cierto momento por a: kiməfui (sabia), kəméfui (era bueno entónces), kimaimi (sabrás), kimafuimi (habias de saber, sabrías).
La sílaba ke espresa la accion repetida: siempre; u la accion refleja.
Los pronombres personales se admiten solo en indicativo (signo característico i) i en un subjuntivo (signo característico le); este último espresa la accion no como efectiva sino como posible, dependiente de condiciones. Por lo demas la accion se aplica como cualidad á un sujeto por medio de lu, que por eso se asemeja a un adjetivo verbal o participio; como resultado duradero por medio de el.
Faltan por completo las conjunciones que enlazan frases coordinadas o subordinadas.
Fuera del indicativo i subjuntivo, que espresan la accion efectiva o hipotética, todas las demas ideas verbales, se espresan por frases sustantivas; así es un sustantivo puro la forma que se llama infinitivo en las gramáticas con la terminacion n. Existe otra forma sin terminacion alguna, i ademas una forma con la terminacion əm, que indica la idea del verbo como fin deseado de otra accion. «Me alegro porque has llegado» es para el indio solamente «me alegro de tu llegada» t'uyun mi akun-mo; «dilo para que yo lo sepa», es «dilo para mi saber futuro»: pifíŋe ínche ñi kimam. Las palabras que parecen conjunciones como kai, mai, son frases verbales intercaladas: «otro esto» = es otra cosa, tambien, i; «va ello» = es verdad, pues.
Lo que se llama adjetivo posesivo es el simple pronombre personal antepuesto al sustantivo como muchos sustantivos se anteponen a otros para modificarlos. Solo hai una palabra posesiva verdadera ñi, que se aplica a la primera persona del singular i a la tercera de todos los números, es decir, a las formas que no tienen pronombre personal simple, inche ñi s'uka o chao ñi s'uka, mi casa, la casa del padre; o si no hai duda simplemente ñi s'uka, mi casa o su casa de él, ella, ellos, etc. No me parece permitido considerar ñi como terminacion de jenitivo, segun dicen las gramáticas, puesto que solo se aplica a personas i solo tiene significado posesivo.
No he encontrado ningun ejemplo como s'uka ñi wülŋin, la puerta de la casa, igual al latin domûs porta; prefiero analizar chi chao ñi s'uka «el padre su casa», inche ñi s'uka "yo su casa".
Las terminaciones pronominales de los verbos no espresan el sujeto, sino mas bien la persona mas interesada en alguna accion i ésta en verbos transitivos es para el indio el complemento. Akuimi significa «tu llegaste», eluéimi «yo te doi», no «tu me das», i por eso se puede decir tambien eluyu, que no significa los dos damos, sino segun el caso «yo te doi» o «tu me das».
Segun las gramáticas de los padres, los sustantivos tienen singular, dual i plural; segun mis observaciones no se distingue ningun número, o mas bien el sustantivo en jeneral tiene significado colectivo, como en muchas lenguas indíjenas, che jente i en caso de necesidad se especifica kiñe che un hombre.
Así dice el indio en singular: Maléi tzukífo, akukelai famo: hai ladron, no llega acá; pero sin sujeto sustantivo continúa: kaŋeu tzukikáiŋən en otra parte roba ellos. Por esto, tambien empleando palabras castellanas, usan el singular hablando de muchos: məlei ladron, pu kas'a akulai: hai ladron, en ciudad no llega:
La palabra pu que suele enumerarse como signo de plural, significa adentro como se ve en el ejemplo dado, aunque a veces espresa la idea del plural pu winka «entre chilenos» = los chilenos.
Por lo demas los complementos directos, indirectos i ordinarios se colocan sin signo de funcion al rededor del verbo o entran en la forma verbal: «Las paredes de esta casa tienen agujeros donde entra el viento», se dice: kíncha fáchi s'úka fiʎ' pəle konpai kürüf = «quincha esta casa por todas partes entra viento». «Fué enderezado el caballo por un chileno i un indio», se dice: s'it'o kənoŋei chi kaweʎu kiñe winka kiñe che= «derecho fué puesto el caballo un chileno un indio». Empleando las palabras castellanas chiʎa (silla) i kaweʎu (caballo) se espresa "ensillamos el caballo o los caballos»: chiʎa kaweʎuyin o chiʎayen kaweʎu i «desensillamos los caballos»: entu chiʎayen kaweʎu o entuchiʎauyen = nos desensillamos.
A menudo el complemento directo, indirecto u ordinario se indica en el verbo por una partícula demostrativa.
No basta el tiempo hoi para entrar en mas detalles. Concluiré con algunos ejemplos mas largos para darles una idea de la impresion acústica que hace la lengua en estilo elevado.
Los araucanos son eminentes oradores i cada visita, cada recepcion, cada fiesta (que ellos con sinceridad envidiable llaman ŋoʎin «borrachera») da motivo para largos discursos en estilo elevado, poético (koyaqtun) en que estiran cantando la última sílaba de cada frase:
Quintuprai llega a casa del cacique Tureupan i se saludan.
Qu.—Buenos dias, padre tio! ¿Bueno está tu corazon i gozas de la vida acá, tio?
T.—Buena vida paso, sí. Un dia a veces dejo caer lágrimas, pues todo el año no lloro.
Qu.—¿Con gusto contemplas tus hijos, pues?
T.—Con gusto veo buenos los jefes, buenos los mocetones; así, pues, sin cuidado alguno vivo. Bien con gusto contemplo la luna, con gusto contemplo el sol. Pasarás a alojar, tio; vendrás a quedar hasta mañana.
Qu.—Marimari, chao maʎê? Kümeléi mi piuke, moŋimi təfa, maʎe?
T.-Kiñe küme zuamo moŋenkâ. Kiñe ke antə naqkəʎenwan, fiʎ t'ipantu mai ŋəmalan.
Qu.—Komütufimi pu fochüm mai?
T.-Komütufin kümeke lonkô, kümeke konâ; feimo mai kiñe no zuam kechi moŋen. Küme komutufin alê, komutufin antü.—Wünman paáimi, maʎê; wünmanentuü paaimi.—
El alma de un indio helado en la cordillera se invoca como jenio del lugar i protector del viajero.
«Acuérdate con favor de mí, padre. Buen camino seguiré, padre.
«Quienquiera que lo mande, acá eres dueño de tierra tú, padre!
«Que no manquee mi caballo, padre. De las rocas no se desbarranque mi caballo. Buen camino pues seguiré!
¡Leq ke zuamen châo! küme rüpu mai inan châo! chenchi mai ni t'okiel, təfamo mapuŋeimi, châo! Küntolái mai ni kaweʎu châo! l'il-mo üt'üftukula ni kaweʎu! Küme rüpu mai inân!—
I, por fin, un cacique inicia una fiesta con estas palabras:
«¡Favoréceme, padre! Un jarro quiero beber; aguardiente, cuando lo tome yo, bien salga la fiesta! Me alegraré, si bien sale la fiesta.
«Favoréceme, padre Dios, favoréceme Huecefü! Haré la libacion del aguardiente: «Almas muertas, ayudadme a tomar; almas muertas! haced bien a los hijos; haced bien! Que no haya pelea! No agarreis los cuchillos! Mujeres, no peleeis! Bien salga la borrachera! Bien sale la borrachera, si no hai pelea; nos alegraremos los mocetones i las mujeres. Ya acabamos la libacion i concluimos los consejos.»
«Fərenen mai châo! Kiñe charu putual inche, winka pülku pətualu inche, küme mai t'ipape ŋoʎin. T'uyuan küme t'ipale ŋoʎîn. Fərenen mai chao dioz; frenen mai wekufü; chepəsentuán winka pul'ku: «po aluê, efkətuáimən po aluê! kəmelkáimən pu fochüm; kümelkaimən; ŋekelépe kewan; kuchiʎu nəláfimn. Pu domo kewatuláimn. Küme t'ipape ŋoʎin; küme t'ipai ŋoʎin ŋenole kewatún; t'uyuayen pu kona, pu domo.
Tzepüz nakəmaiyen; afimaiyen züŋuwün.»
Concluyo, pues, con estas palabras de buen agüero.
¡Kume t'ipápe yen koyautun! T'uyuayen küme t'ipale yen koyantun.»
«¡Bien salga nuestro parlamento! ¡Nos alegraremos si bien sale nuestro parlamento!».
Notas
editar- ↑ De la poesía araucana no se conoce hasta hoi nada mas que cuatro poesías de machi, que contienen fórmulas que cantan los médicos. Machiorum medicantium cantiuncula los llama Havestadt, que los da a conocer con la traduccion latina en el § 411 de su obra. Pues los versos relijiosos bastante numerosos de los padres, no tienen ningun valor lingüístico ni etnolójico.
- ↑ Por rara felicidad la maleta con mis libros i apuntes, que había desaparecido de un hotel de Santa Rosa de Victoria en febrero de 1894, justamente un año mas tarde me ha sido devuelta. Habia dormido un año entero en la bodega de una pequeña estacion del ferrocarril como «bulto sin propietario conocido», aunque llevaba mi completa direccion i no obstante que habia hecho reclamos i avisos de toda especie.—Nota de la reimpresion.
- ↑ Esta es la única denominacion que usan los indios mismos. Ellos son «la jente de la tierra» i su lengua es mapuche (o mapunche) düŋu, «el habla de los hombres del pais».