Espera a orillas del mar

Poesías (1884) de Adolfo Berro
Espera a orillas del mar
Nota: Se respeta la ortografía original de la época

ESPERA A ORILLAS DEL MAR




Ven, muger, á mis ojos, mas hermosa
Que en la mañana purpurina rosa
Ornato del jardin:
Pura como Maria
Que el Gólgota vió un dia
Verter llanto sin fin.

Ven, que reina la noche, y la rivera
Con mustia luz alumbra en su carrera
La luna virginal:

Ven y aspira el ambiente
Que circunda mi frente
A orillas de la mar.

Todo al sueño se entrega sin temores:
Nadie perturbará nuestros amores
Al pálido destello:
Y en tu seno, bien mio,
Se enjugará el rocío
Que moja mi cabello.

Llega, pues, que sin tí todo en el suelo
Ofrece solo imágenes de duelo
Al alma combatida:
Y solo en tu presencia
Recobra mi existencia
La paz apetecida.


Deja, hermosa, el blando lecho
Do no encuentras dicha alguna;
Es mas dulce aquí en mi pecho
Reposar, mientras la luna
Se refleja en blanco techo.

¿Qué placer mas acabado
Puede darse en este suelo
Que mirar á su adorado
Bajo puro y vago cielo
En amores abrasado?
 

¿Qué mayor contentamiento
Que, cruzando la rivera,
Escuchar el dulce acento
Del que prueba ya el tormento
Que dá amor á quien espera?
 
¿Mas deseados los sonidos
De la danza, siempre impura,
Son talvez á tus oidos
Que del pecho los latidos
Cuando colmas mi ventura?

¿Por que, pues, con loco anhelo,
Do te llama la velada
Vas corriendo engalanada,
Y hoy olvidas que yo velo
En la orilla despoblada?

Ven, ingrata, á esta rivera,
Sin joyeles, desceñida
Tu flotante cabellera,
Y aun serás mas hechicera
Que la aurora á su salida.

Aquí crecen blandamente
Nacaradas bellas flores,
Esperando solamente
Para dar suaves flores
Que las ponga yo en tu frente.

Todo aquí al amor provoca,
Todo, amor está diciendo;

Llega, hermosa, que tu boca
Lo repita al ronco estruendo
De las aguas en la roca.


Julio 30 de 1840.