[ fol. xxxiij. ]

Capitulo veynte y tres :
como nos partimos despues de aver comido los perros.

D

Espues que comimos los perros, paresciendonos que teniamos algun esfuerço para poder yr adelante, encomendamonos a dios nuestro señor para que nos guiasse nos despedimos de aquellos indios : y ellos nos encaminaron a otros de su lengua que estavan cerca de alli. E y endo por nuestro camino llovio y todo aquel dia anduvimos con agua : y allende desto perdimos el camino, y fuymos a parar a un monte muy grande : y cogimos muchas hojas de tunas y assamos las aquella noche en un horno que hezimos, y dimos les tanto fuego que a la mañana estavan para comer. Y despues de averlas comido encomendamonos a dios y partimonos, y hallamos el camino que perdido aviamos.

Y passado el monte hallamos otras casas de indios, y llegados alla vimos dos mugeres y muchachos que se espantaron, que andavan por el monte, y en vernos huyeron de nosotros y fueron a llamar a los indios que andavan por el monte. Y venidos pararonse a mirarnos detras de unos arboles, y llamamos les, y allegaronse con mucho temor y despues de averlos hablado nos dixeron que tenian mucha [ fol. xxxiiij. ]hambre, y que cerca de alli estavan muchas casas de ellos proprios : y dixeron que nos llevarian a ellas. Y aquella noche llegamos a donde avia cinquenta casas y se espantavan de vernos y mostravan mucho temor. Y despues que estuvieron algo sossegados de nosotros allegavannos con las manos al rostro y al cuerpo, y despues trayan ellos sus mismas manos por sus caras, y sus cuerpos. Y assi estuvimos aquella noche, y venida la mañana traxeronnos los enfermos que tenian rogandonos que los santiguassemos, y nos dieron de lo que tenian para comer que eran hojas de tunas, y tunas verdes asadas.

Y por el buen tratamiento que nos hazian, y porque aquello que tenian nos lo davan de buena gana y voluntad y holgavan de quedar sin comer por darnoslo, estuvimos con ellos algunos dias. Y estando alli vinieron otros de mas adelante. Quando se quisieron partir diximos a los primeros que nos queriamos yr con aquellos. A ellos les peso mucho : y rogaronnos muy ahincadamente que no nos fuessemos : y al fin, nos despedimos dellos y los dexamos llorando por nuestra partida : porque les pesava mucho en gran manera.