[ fol. xxij. ]

Capitulo diez y seys
como se partieron los christianos dela ysla de Malhado.

D

Espues que Dorantes y Castillo bolvieron a la ysla recogieron consigo todos los christianos que estavan algo esparzidos, y hallaronse por todos catorze. Yo como he dicho estava en la otra parte en tierra firme donde mis indios me avian llevado, y donde me avia dado tan gran enfermedad que ya que alguna otra cosa me diera esperança de vida, aquella bastava para del todo quitarmela. Y como los christianos esto supieron dieron a un indio la manta de martas que del Cacique aviamos tomado, como arriba diximos, porque los passasse donde yo estava para verme. Y assi, vinieron doze, porque los dos quedaron tan flacos que no se atrevieron a traerlos consigo : los nombres de los que entonces vinieron son, Alonso del Castillo / Andres Dorantes / y Diego Dorantes / Valdiviesso, Estrada, Tostado, Chaves, Gutierrez, Esturiano clerigo, Diego de Huelva, Estevanico el negro, Benitez. Y como fueron venidos a tierra firme, hallaron otro que era de los nuestros que se llamava Francisco de Leon : y todos treze por luengo de costa. Y luego que fueron passados los indios que me tenian me avisaron dello, y como quedavan en la ysla Hieronymo de Alaniz y Lope de Oviedo. Mi enfermedad estorvo que no les pude seguir ni los vi. Yo huve de quedar con estos mismos indios de la ysla mas de un año, y por el mucho trabajo que me davan y mal tratamiento que me hazian determine de huyr dellos y irme a los que moran en los montes y tierra firme que se llaman los de Charruco, porque yo no podia sufrir la vida que con estos otros tenia : porque entre otros trabajos muchos avia de sacar las rayzes para comer debaxo del agua y entre las cañas donde estavan metidas en la tierra : y desto traya yo los dedos tan gastados que una paja que me tocasse me hazia sangre dellos, y las cañas me rompian por muchas partes, porque muchas dellas estavan quebradas y avia de entrar por medio dellas con la ropa que he dicho que traya. Y por esto yo puse en obra de passar me a los otros, y con ellos me suscedio algo mejor : y porque yo me hize mercader procure de usar el officio lo mejor que supe : y por esto ellos me davan de comer y me hazian buen tratamiento : y rogavan me que me fuesse de unas partes a otras por cosas que ellos avian menester : porque por razon de la guerra que contino traen, la tierra no se anda ni se contrata tanto. E ya con mis tratos y mercaderias entrava la tierra adentro todo lo que queria, y por luengo de costa me alargava quarenta o cinquenta leguas. Lo principal de mi trato era pedaços de caracoles de la mar y coraçones dellos y conchas con que ellos cortan una fruta que es como frisoles con que se curan, y hazen sus bayles y fiestas : y esta es la cosa de mayor prescio que entre ellos ay, y cuentas de la mar y otras cosas. Assi esto era lo que io llevava la tierra a dentro. Y en cambio y trueco dello traya cueros y almagra con que ellos se untan y tiñen las caras y cabellos, pedernales para puntas de flechas, engrudo y cañas duras para ha[ fol. xxiij. ]zer las, y unas borlas que se hazen de pelos de venados que las tiñen y paran coloradas : y este officio me estava a mi bien, porque andando en el tenia libertad para yr donde queria : y no era obligado a cosa alguna, y no era esclavo, y donde quiera que yva me hazian buen tratamiento y me davan de comer por respecto de mis mercaderias : y lo mas principal porque andando en ello yo buscava por donde me avia de yr adelante, y entre ellos era muy conoscido : holgavan mucho quando me vian y les traya lo que avian menester : y los que no me conoscian me procuravan y desseavan ver por mi fama. Los trabajos que en esto passe seria largo contarlos, assi de peligros y hambres como de tempestades y frios, que muchos dellos me tomaron en el campo y solo : donde por gran misericordia de dios nuestro señor escape. Y por esta causa yo no tratava el officio en invierno : por ser tiempo que ellos mismos en sus choças y ranchos metidos no podian valerse ni ampararse. Fueron casi seys años el tiempo que yo estuve en esta tierra solo entre ellos y desnudo como todos andavan. La razon por que tanto me detuve, fue por llevar conmigo un christiano que estava en la ysla llamado Lope de Oviedo. El otro compañero de Alaniz que con el avia quedado, quando Alonso del Castillo y Andres Dorantes con todos los otros se fueron, murio luego : y por sacarlo de alli yo passava a la ysla cada año, y le rogava que nos fuessemos a la mejor maña que pudiessemos en busca de christianos. Y cada año me detenia, diziendo que el otro siguiente nos yriamos. En fin al cabo lo saque : y le passe el ancon y quatro rios que ay por la costa, porque el no sabia nadar. Y ansi fuymos con algunos indios adelante, hasta que llegamos a un ancon, que tiene una legua de traves : y es por todas partes hondo : y por lo que del nos parescio y vimos es el que llaman del spiritu sancto : y de la otra parte del vimos unos indios que vinieron a ver los nuestros, y nos dixeron como mas adelante avia tres hombres como nosotros : y nos dixeron los nombres dellos. Y preguntandoles por los demas, nos respondieron que todos eran muertos de frio y de hambre : y que aquellos indios de adelante ellos mismos por su passatiempo avian muerto a Diego Dorantes, y a Valdiviesso, y a Diego de Huelva, porque se avian passado de una casa a otra : y que los otros indios sus vezinos con quien agora estava el capitan Dorantes, por razon de un sueño que avian soñado avian muerto a Esquivel y a Mendez. Preguntamos les que tales estavan los vivos, dixeron nos que muy maltratados, porque los mochachos y otros indios que entre ellos son muy holgazanes y de mal trato les davan muchas coces y bofetones y palos, y que esta era la vida que con ellos tenian. Quesimonos informar de la tierra adelante, y delos mantenimientos que en ella avia, respondieron que era muy pobre de gente : y que en ella no avia que comer, y que morian de frio porque no tenian cueros ni con que cubrirse. Dixeron nos tambien si queriamos ver aquellos tres christianos que de ay a dos dias los indios que los tenian venian a comer nuezes una legua de alli a la vera de aquel rio : y porque viessemos que lo que nos avian dicho del mal tratamiento de los otros era verdad, estando con ellos dieron al compañero mio de bofetones y palos, y yo no quede sin mi parte : y de muchos pellazos de lodo que nos tiravan, y nos ponian cada dia las flechas al coraçon, diziendo que nos querian matar como a los otros nuestros compañeros. Y temiendo esto Lope de Oviedo mi compañero, dixo que queria bolverse con unas mugeres de aquellos indios con quien aviamos passado el ancon que quedavan algo atras. Yo porfie mucho con el que no lo hiziesse, y passe muchas cosas, y por ninguna via lo pude detener : y assi se bolvio y yo quede solo con aquellos indios : los quales se llamavan Quevenes, y los otros con quien el se fue llaman Deaguanes.[1]

Notas editar

  1. Comparar con "de Aguenes" (cap.24), y "Doguenes" (cap.26).