Cancionero (Petrarca)/Vivía de mi suerte harto y contento

Vivía de mi suerte harto y contento
sin lágrimas jamás ni envidia alguna;
que, si hay amante de mejor fortuna,
mil placeres no igualan un tormento.

Los ojos por que nunca me arrepiento
de mis penas, ni quiero ahorrarme una,
tal niebla cubre, tan espesa y bruna,
que casi ya apagado mi sol siento.

Naturaleza, fiera y pía madre,
¿cómo en ti tan dispar gusto se acoge
que hacer y deshacer tal bien te cuadre?

Si el poder de una fuente se descoge,
¿cómo consientes tú, supremo Padre,
que haya quien del don tuyo nos despoje?