Diferencia entre revisiones de «El fascismo redentor»

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Línea 11:
{{brecha}}No es menos categórico lo que les dice a los socialistas, en cuyas filas militó un tiempo:
"Respecto a Italia, ya no es cuestión de entrar en pleno socialismo, porque en él estamos. Ahora lo que se trata es salir de él. Es preciso restarle al Estado unas atribuciones para las cuales no tiene competencia y que desempeña mal." En cuanto al elemento obrero, lejos de adularle con miras electorales o puramente revolucionarias, le hace oír, claro, la voz de la razón: "Nadie puede soñar con reducir a la masa obrera a condiciones de trabajo y de existencia menos buenas que las de hoy. Nosotros (los fascistas) seríamos los primeros en oponernos a semejante intento. ''Pero, al mismo tiempo, declaramos y sostenemos que en la forma aún parcial y rudimentaria de sus organizaciones y de su cultura, el proletariado no puede pretender substituir, ni siquiera parcialmente, a la organización capitalista.''<br />
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{{brecha}}¿Reacción? Desde luego, si se entiende por esto un rudo frenazo a las teorías democráticas que han imperado en el mundo antes y después de la guerra. Como hace notar muy bien el publicista francés Jacques Bainville en su prefacio a la traducción francesa del ya famoso libro de Gorgolini (''Le fascisme'', traducido por Eugène Marsan, ''Nouvelle Librairie Nationale''), aunque Mussolini y sus partidarios rechacen el mote de "reaccionario", ?qué ha sido el "fascismo" sino una reacción y no otra cosa? En efecto, fué el instinto de conservación de Italia resistiéndose a la ola de disolución y de anarquá que la invadió tras de la sangría de la guerra y del desencanto de la paz. Y podíamos añadir que el fascismo es también la reacción contra el sistema parlamentario y la vieja política electoral de caciques, partidos y agrupaciones. Para darse cuente de los orígenes del fascismo, de sus luchas y por fin de su triunfo arrollador, es necesario leer el sombrío cuadro que de la Italia de la post-guerra traza Gorgolini en su intenso libro ''El fascismo''. Estas páginas bien merecen leerse y meditarse, porque recuerdan las etapas de anarquía por la cual han atravesado o atraviesan otros países. Oigamos al propio autor:
{{brecha}}"Jamás la situación financiera, económica, política, social y moral había sido más crítica. La Corona, ante los males que afligían al país, guardaba una extraña impasibilidad (que muchos juzgaban señal de impotencia).