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de la Religion de Santo Domingo. Los indios de este canton, unos hablan la lengua ''Quiché'' y otros la ''Kachiquel''. El temperamento, frutos y comercio, son semejantes á los del partido de ''Totonicapan''.
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dela Religion de Santo Domingo. Los indios de este cau-
{{brecha}}La capital de este partido y de toda la provincia es el pueblo de ''Nuestra Señora de la Asuncion de Sololá'' ó ''Tecpanatitlan'': fué, en tiempo de la gentilidad, corte de un Principe de la rama Cadete de la casa real de los Kachiqueles; y al presente es residencia del Alcalde mayor: es de temperamento frio, por estar plantado sobre la cumbre de un cerro: tiene cerca de 5,000 indios, entre los cuales hay algunos escultores, loceros, tejedores y muchos labradores. Dista de Guatemala 28 leguas.
ten, unos hablan la lengua Quiché y otros la Kadtt'qml.

El temperamento, frutos y comercio, son semejantes ú los
{{brecha}}''Santa Cruz del Quiché'', pueblo situado en un gran plano, con despejados y alegres horizontes: es su terreno en estremo fértil y se dan en él regaladas frutas, hortalizas y granos. Tiene un convento de Dominicos, con titulo de Priorato, y un mediano vecindario. Este lugar es digno de notarse por haber sido en otro tiempo la grande y opulenta ciudad de ''Utatlan'', córte de los Reyes del Quiché, y sin duda la mas suntuosa que encontraron los españoles en esta comarca. El curioso escritor Don Francisco de Fuentes, cronista de este Reino, que fue al Quiché solo por informarse de estas antigüedades, parte por los vestigios que observó y parte por manuscritos que encontró, nos dá una mediana descripcion de esta gran córte. Hallabase plantada en el sitio donde hoy se vé el pueblo de Santa Cruz del Quiché, de suerte que se puede juzgar que este era arrabal de aquella: rodeabala una profunda barranca, que le servia de foso y solo dejaba dos entradas, bien estrechas, para la ciudad y éstas se hallaban defendidas por el castillo del ''Resguardo'', lo que la hacia inexpugnable. Ocupaba el centro de esta capital, el real palacio, que ceñian las casas de la nobleza y en las orillas vivian los plebeyos. Eran sus calles muy angostas y la ciudad tan poblada, que de solo ella sacó el Rey 72,000 combatientes, para impedir el paso a los españoles. Tenia esta opulenta corte muchos y muy suntuosos edificios: entre ellos sobresalia el seminario, donde se educaban é instruian de 3 á 6,000 niños, que eran
del artido de T otonícapan.
capital de este partido y de toda la provincia es
el pueblo de Nuestra Señora de la Asuncion dc Sololá ó
Tecpa‘natítlan: fué. en tiempo dela gentilidad, corte de un
Principe de la rama Cadete de la casa real de los Kachi-
queles; y al presente es residencia del Alcalde mayor:
es de temperamento frio, por estar plantado sabre la
cumbre de un cerro: tiene cerca de 5,000 indios, eu-
tre los cuales hay algunos escultores. Ioceros, tejedores
y muchos labradores. Dieta de Guatemala 28 leguas.
Santa Cruz del Quiché, pueblo situado en un gran
plano, con despejadosy alegres horizontes: es su terreno
en estremo fértil y se dan en él regaladas frutas, horta-
lizas y granos. Tiene un convento de Dominicas, con ti-
tulo de Priorato, y un mediano vecindario. l-‘ete lugar
es digno de notarse por haber sido en otro tiempo la
grande y opulentn ciudad de Utatlan, córto de los lteyc-s
del Quiché, y sin duda la mas suntuosa que encontraron
los españoles en esta comarca. El curioso escritor llon
Francisco de Fuentes, cronista de esto Reino, que fue
al Quiché solo por informarse de estas antigüedades,
parte por los vestigios que observó y parte por manus-
critos que encontró, nos dá una mediana descripcion do
esta gran córte. llallabiiso plantada en el sitio donde hoy
se vé el pueblo de Santa Cruz del Quiché, de suerte que
se puede juzgar que este era arrabal de aquella: rodea-
bala una profunda barranca. que le servia de ruso y solo
dejaba dos entradas, bien estrechas, para la ciudad y és-
tas se hallaban defendidos por el castillo del Resguardo,
lo que la hacia inexpugnable. Ocupaba el centro de esta cn-
pital, el real palacio, que ceñian las casas de la noble-
za y en las orillas vivian los plebeyos. Eran sus calles
muy angostas y la ciudad tan poblada,que de solo ella sa-
có el Rey 72,000 00mbatientes, para impedir el paso a los
españoles. Tenia esta cpulenta corte muchos y muy sun-
tuosos edificios: entre ellos sobresalia el seminario, don-
de se educabané instruian de 3 á 6,000 niños, que eran