Diferencia entre revisiones de «Muerte del General Maceo (Relato del suceso): Una refutación a la falsa oficial»
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<p style="font-size: 18px"><b>Refutación a la farsa oficial.</b></p>
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<p align=justify>El coronel Tort, á quien llegó primero la solicitud de Zertucha (el dia 9), telegrafió en seguida al Marqués de Ahumada, en funciones entonces de Gobernador General, y éste apresuróse á obtener de Zertucha los datos necesarios para compaginar una información adecuada á las circunstancias, en la que la segunda Autoridad de la Isla interviniese de un modo decoroso, ya que el principal papel correspondía de hecho á Cirujeda.</p>
<p align=justify>Por el pronto tenemos al Marqués de Ahumada en antecedentes de lo que Maceo intentaba, por haber sorprendido correspondencia de éste dirigida á algunos jefes de la provincia de la Habana. Eso se llama <i>pasarse de listo</i>. Pero no sería extraño que el intrépido
Las primeras noticias que ha dado á conocer la prensa habanera se limitan á decir que “dos mil insurrectos parapetados fueron batidos por fuerzas de S. Quintín y guerrillas de Peral, al mando del comandante Cirujeda, decidiendo el combate por los españoles un ataque general á la bayoneta.” Dedúcese, pues, clara y lógicamente, que el jefe de San Quintín ignoraba en absoluto la presencia de Maceo en la provincia de la Habana y, desde luego, su muerte en dicha acción. Aun dispensándole á Cirujeda los mayores dotes de valor y pericia —ya que la cualidad de ser veraz la ha desmentido solemnemente— no es admisible la hipótesis de que hubiese atacado el campamento de San Pedro de tener algún dato positivo respecto á encontrarse allí el temible Maceo, ó en el supuesto de haberlo intentado, que un núcleo tal de insurrectos no hubiese adquirido un triunfo completo sobre 400 soldados de San Quintín. Apelo al juicio de la opinión imparcial.</p>
Línea 29:
<p align=justify>Esa posición no estratégica, que vio Cirujeda defendida con tenacidad por el enemigo, no sería otra que la ocupada por el pequeño grupo (6 hombres), al tratar de llevarnos el cuerpo del general Maceo, y ni entonces, ni antes, ni después dieron los españoles ningún ataque á la bayoneta. Continúa hablando Cirujeda y refiere al reporter de "La Lucha" que era ya "muy entrada la noche cuando se retiró del campo y que al convencerse de que uno de los muertos era Maceo, quiso salir inmediatamente, impidiéndoselo obstáculos insuperables etc." ¿Qué obstáculos serían esos? Si á Cirujeda no le cabía ya la menor duda de la muerte de Maceo, cuyo cadáver había quedado en el campo, ¿qué razón podía oponerse á que volvieran por su prestigio los valientes muchachos de San Quintín? Voy creyendo, por las mismas declaraciones de Cirujeda, que San Quintín sufrió un fuerte descalabro en la acción de Punta Brava y que su jefe pertenece á la familia de los Quijotes modernos, rama legítima de los trapaceros.</p>
<p align=justify>Según el mismo periódico, todos los testigos presenciales del combate convienen en que había entre los insurrectos una mujer como de veintidós años, muy hermosa, de buena estatura y de abultado pecho, que algunas veces gritaba ¡al machete! Hombre! y esos alegres muchachos de San Quintín ¿no la requebraron?..... Mentira parece que se inserten en los periódicos tales desatinos y desvergüenzas. También se ha publicado que el práctico de la columna encontró el cuerpo de Maceo, y sin sospechar quién era le quitó una sortija de oro que llevaba en un dedo. Al realizar esta operación Maceo le apretó la mano y con voz moribunda le preguntó… ¿qué cosa? preguntamos nosotros, pues el bien informado redactor de "La Lucha" deja la pregunta sin contestar. A tanto llega la farsa de los españoles en la época
<p align=justify>Claro está que el nuevo Iscariote (Zertucha) reveló a las autoridades españolas todo lo que él conocía de nuestro paso por la trocha del Mariel, aunque no los ardides que se pusieron en planta para realizar con éxito la operación, porque ni el general Maceo era hombre de divulgar sus planes, ni Zertucha gozaba de su confianza para hacerlo partícipe en asunto de tamaña gravedad, Zertucha sabía únicamente, lo supo dos dias antes de emprender la travesía, que se trataba de cruzar á la provincia de la Habana. Ha podido, pues, manifestar al Marqués de Ahumada que la operación se realizó por las inmediaciones del Mariel en la noche del 4 al 5, sirviéndonos de prácticos dos individuos cuyos nombres ignoraba Zertucha, que estando prisioneros dé los españoles habían logrado evadirse pocos días antes, encontrando entonces un paso franco por las cercanías del mencionado lugar. Ha podido también decir que ningún centinela nos dio el alto durante el peligroso tránsito, con algunos otros particulares de escasa importancia. Las autoridades españolas hubieron, como es consiguiente, de prohibirle á Zertucha que diera estos informes á la publicidad, compaginando entonces el novelesco pasaje en un bote pintado de negro por un mar embravecido, capaz, no obstante, de burlar la vigilancia de los cruceros de guerra surtos en el Lazareto del Mariel. Supongo que el orgullo de la marina española no consentirá que prevalezca una historieta de tal índole, prenda acusatoria para el buen nombre y prestigio de los guardianes de las costas de Cuba.</p>
<p align=justify>Demostrado como queda que
<p align=justify>No me sorprendió la presentación de Zertucha. Había sospechado de ella tres horas después de su deserción y hube de comunicarle mis sospechas á los generales Aguirre y Diaz. Si no me resolví á concluir con su existencia miserable fué por mero escrúpulo de conciencia en atención á que no tenia aún ninguna prueba concreta respecto de su traición. Durante algún tiempo Zertucha logró conquistarse el aprecio del General porque esmeróse en cuidarlo mientras convalecía de la herida que recibió en uno de los combates de Tapia; pero, como rufián al fin, no tardó mucho en darse á conocer de todos los del Estado Mayor y mereció por unanimidad el dictado de <i>sinvergüenza</i>.</p>
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<p align=justify>Todo cuanto ha publicado la prensa bajo la información de Zertucha, resulta plagado de contradicciones y dislates á poco que lo examine el crítico imparcial. En su prurito de mentir y de aparecer interesante en medio de tanta vileza, refiere sucesos que solo han tenido existencia momentánea en su calenturienta imaginación, y para dar gusto á determinados jefes españoles se complace en atribuir á Maceo supuestas opiniones sobre los méritos de aquellos, tan distanciados de la verdad como él lo está de la vergüenza. Dice que Maceo admiraba á Bernal, á Arolas, á Melguizo y á Echagüe. Respecto de este último, es muy cierto que el general Maceo lo consideraba por su conducta humanitaria y su modestia, recordando el hecho de habernos devuelto un herido, que cogió prisionero, después de haberlo mandado curar; además los partes oficiales del general Echagüe podían leerse porque no adolecían de la jactancia que siempre se notó en los de otros generales. Cuanto á Bernal, Arolas y Melguizo, los tres eran <i>peores</i>, en juicio de nuestro Jefe, <i>y peores</i> en todos los sentidos, moral y militarmente. Rectifico; lo de militarmente no le comprende á Arolas, pues como García Navarro, uno de los muchos <i>héroes</i> de la actual campaña, no se ha batido nunca.</p>
<p align=justify>Por fortuna, Zertucha no pudo completar su obra de traición por serle desconocido el sitio en que fué enterrado el cadáver de Maceo, que de lo contrario, es seguro que hasta allí hubiese guiado á los esbirros
<p align=justify>El nuevo Iscariote con la recompensa que haya recibido por su felonía dícese que embarca para España. Termino con la siguiente estrofa del eminente poeta Nuñez de Arce:</p>
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