Diferencia entre revisiones de «La Eneida (traducción verbum ad verbum)/Libro II»

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{{Vers|2|501}} vi a Hécuba, y a sus cien nueras, y a Príamo por las aras,
{{Vers|2|502}} manchando con sangre los fuegos que él mismo había consagrado.
{{Vers|2|503}} ''Aquellos'' cincuenta tálamos, esperanza tan-grande de nietos,
{{Vers|2|504}} (aquellos)los postes, soberbios de oro extranjero y de expolios,
{{Vers|2|505}} cayeronsucumbieron; tienen los dánaos (todo-lugar) por-donde no-está el fuego.
{{Vers|2|506}} QuizásQuizá también (et) pregutaspreguntes cuáles fueran los hados de Príamo.
{{Vers|2|507}} Cuando (uti) vio el caso/la destino/caída de la cidadciudad capturada, y vio, convulsos,los convulsionados
{{Vers|2|508}} los umbrales de los techos (palacios), y al enemigo en- mitad de loslas penetrales (interiores)sedes,
{{Vers|2|509510}} unasél, muy anciano, se inviste de armas largo-tiempolargamente desacostumbradas, él,por mayorla (eledad, ancianoen Príamo)vano, rodeay (ponese alrededorciñe de)un susno hombros,útil hierro
{{Vers|2|510}} temblorosos por la edad, en vano, y se ciñe un no útil hierro
{{Vers|2|511}} (espada), y se-va/se-lanza a morir hacia/entre los densos enemigos.
{{Vers|2|512}} En medio de los recintos-sagrados, bajo el desnudo eje del éter,