Diferencia entre revisiones de «La Eneida (traducción verbum ad verbum)/Libro II»
Contenido eliminado Contenido añadido
Sin resumen de edición |
m correcciones |
||
Línea 427:
{{Vers|2|417}} luchan-juntos (entran-en-''con-flic''to): ''(y)'' el Céfiro, 'y' el Noto, 'y' el alegre Euro, con sus orientales (Eois)
{{Vers|2|418}} caballos; los bosques hacen-un-ruido-estridente y enloquece con su tridente
{{Vers|2|419}} el espumoso Nereo, y remueve las superficies
{{Vers|2|420}} También aquellos, si a algunos en la oscura noche por la sombra
{{Vers|2|421}} dispersamos
{{Vers|2|422}} (re)aparecen; ellos-los
{{Vers|2|423}} y firman/señalan las bocas discordantes por su sonido (lengua griega/lengua troyana).
{{Vers|2|424}} En-el-mismo-lugar/instante, somos ar'''ruina'''dos
{{Vers|2|425}} cayó-muerto, por la diestra de Peneleo, junto al ara de la diva armipotente (=Palas Atena);
{{Vers|2|426}} cae también Ripeo, el único más justo (justísimo)
{{Vers|2|427}} que existió entre los Teucros, y el más preservador de lo justo
{{Vers|2|428}} (para los dioses de
{{Vers|2|429}} fijados/atravesados por sus socios; y ni a ti tu mucha piedad, Panto (voc.sg.m),
{{Vers|2|430}} ni la cinta/ínfula de Apolo te
{{Vers|2|431}}
{{Vers|2|432}} (os) pongo-por-testigo(s), (de-que) en el ocaso vuestro ni los dardos ni ningunas
{{Vers|2|433}} fortunas/azares (''vices'') de los dánaos yo evité, y, si los hados hubiesen sido
{{Vers|2|434}} que yo cayera-muerto, lo habría
{{Vers|2|435}} Ífito y Pelias conmigo (de los cuales Ífito por la edad
{{Vers|2|436}} ya más pesado/grave [era], y Pelias lento/tardo por la herida de Ulises;
{{Vers|2|437}}
{{Vers|2|438}} Aquí en-verdad una ingente pugna (discernimos), como-si ('''ceu''')
{{Vers|2|439}} hubieran existido, (y) ningunos en toda la urbe se-muriesen.
{{Vers|2|440}} Así, a Marte indómito, y a los dánaos precipitándose a los techos
{{Vers|2|441}} (dis)cernimos, y el
{{Vers|2|442}} Se adhieren a las paredes las escalas y bajo los propios postes
{{Vers|2|443}} se apoyan con escalones/pasos siniestros, y habiendo(se)-protegido,
{{Vers|2|444}}
{{Vers|2|445}} Los dardánidas, en contra, las torres y todos los cúlmenes
{{Vers|2|446}} de las casas arrancan; con estos dardos, a ellos, cuando disciernen sus últimos-momentos,
|