Diferencia entre revisiones de «Oficios de Córdoba y Rojas sobre el combate de Cotagaita»
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Acabo de recibir el oficio de
== Oficio del 27 de octubre, comunicando el ataque ==▼
Esta mañana me enviaron los insurgentes un parlamentario a efecto de que me rindiera: les contesté como corresponde, y faltando a la buena fe del acto me avanzaron y atacaron de firme por varios puntos entre diez y once del día: hasta ahora que son las dos menos cuarto, sigue el combate con igual fuerza por ambas partes, pero tengo la desgracia de que se me han desmontado tres piezas de cañón, y tengo herido aunque levemente, al valiente capitán Cabero. Los veteranos, y voluntarios del Rey es la única fusilería que hasta ahora ha entrado en acción, y con tanta ventaja que atravesando la quebrada de Portugalete desalojaron a los enemigos de una altura en que se hallaban, tomándoles un prisionero del cuerpo de Andaluces, el que me dice que su fuerza consiste en novecientos hombres, un obús y un cañón de ocho, pero este último calibre es falso, pues las balas que he recogido son de a cuatro. ▼
['''Copia y original en''': ''Archivo General de la Nación'', Buenos Aires, Archivo de Gobierno de Buenos Aires, año 1810, tomo 87, folios 109-110]
['''Fuente''': ''Biblioteca de Mayo''|1963|págs.12942-12943, tomo XIV]
== Oficio del 27 de octubre de 1810, comunicando la retirada enemiga ==▼
Son las dos y media de la tarde y han huido vergonzosamente, dejándome otros prisioneros, mis tropas han avanzado en persecución de ellos, pero descubro que están formando dos columnas y tal vez emprenderán de nuevo el ataque, por lo que he mandado que se me retiren las avanzadas y ocupen los puntos de defensa, pues así como pueden atacarme, pueden también con su caballería cortarme los que han avanzado desordenadamente para perseguirlos.▼
▲Esta mañana me enviaron los insurgentes un parlamentario a efecto de que me rindiera: les contesté como corresponde
Si tuviese las seiscientas mulas que pedí esta mañana para atacarlos en su campo les picaría la retaguardia, pero los arrieros han fugado, y estoy a pie, por lo que no puedo completar mis deseos. Dios guarde a vuestra señoría muchos años.▼
Siguen avanzando un obús, de quien tengo en mi poder varias granadas de seis pulgadas que nos han tirado, y ya tengo el gusto de tenerlos a tiro largo de metralla. No desistiré de la justa causa que defiendo y mis tropas se van ya acostumbrando al silbido de las balas. Estoy satisfecho de ellos, y no dudo en conseguir la victoria. Dios guarde a vuestra señoría muchos años. Cuartel general de Santiago de Cotagaita
['''Fuente''': ''Biblioteca de Mayo''|1963|págs.12943-12944, tomo XIV.]
Cuando esta mañana me hallaba en el fuerte del ataque escribí a vuestra señoría a las dos menos cuarto dándole parte de mi estado; y habiéndose detenido por falta de mulas el extraordinario pude a las dos y media de la tarde darle cuenta de la victoria; mas no siéndome dable el extenderme a causa de las grandes atenciones con que me hallaba lo hago ahora manifestándole que entre ocho y nueve del día se presentó sobre mis avanzadas un oficial parlamentario a quien hice conducir a mi presencia según estilo de guerra; y entregándome éste el pliego cuya copia acompaño con el número 1, hice juntar a los jefes y oficiales del ejército a mi mando, a quienes para indignarlos más contra los agresores, les leí el enunciado papel y mandé diesen la contestación. Todos, todos a una voz manifestaron al oficial parlamentario los deseos de sostener la causa del Rey, y hecho así procedí a extender la contestación que acompaño con el número 2. ▼
▲Son las dos y media de la tarde y han huido vergonzosamente, dejándome otros prisioneros, mis tropas han avanzado en persecución de ellos, pero descubro que están formando dos columnas y tal vez emprenderán de nuevo el ataque, por lo que he mandado que se me retiren las avanzadas y ocupen los puntos de defensa, pues así como pueden atacarme, pueden también con su caballería cortarme los que han avanzado desordenadamente para perseguirlos.
Como la buena fe, está muy distante de ser guardada por hombres inicuos, no bien había salido de mis atrincheramientos cuando el grueso del ejército enemigo se me presentó al frente, y en desorden; y como mis tropas se hallaban en los puestos de defensa según el plan, y orden general que di ayer, y acompaño con copia número 3 nada tenía que prevenir y disponer. Las columnas enemigas que estaban desordenadas a mi frente se dividieron en dos y avanzaron por las faldas de la cordillera de cerros que forman la quebrada, un obús de seis pulgadas vino por mi derecha y un cañón de a cuatro se mantuvo algo a mi izquierda, con estas dos piezas únicas que han tenido, rompieron el fuego a tiro largo a las diez y media de la mañana, y hallándome yo en el reducto del centro, hice se le contestase con dos cañones de a 4”; así siguieron avanzando aunque en pelotones, desordenados, y trataron de establecer su artillería sobre una altura que dominaba mi línea de defensa en donde hay situado un molino a quien no había hecho destruir más que sus corrales y alguna tala de árboles, por no causar gran daño al propietario y pueblo que se sostiene de él, pero conociendo sus ideas, y que tal vez sostendrían esta posesión con fusileros en la cúspide de un cerro, a cuya meseta está situado, me dirigí al 4° y 5° reducto que estaban haciendo buen fuego de cañón, y mandé que las dos compañías veteranas del real Borbón a las órdenes del capitán graduado de teniente coronel don Juan de Dios Cabero e igual número de los voluntarios del Rey al mando del bizarro capitán don José Fernando de Hontaneda pasasen la quebrada del camino de Portugalete, y ocupasen la altura. Si yo me hubiese detenido un corto momento en tomar esta determinación, desde luego hubieran sacado los enemigos grandes ventajas de aquel puesto, pues sus tropas empezaban a ocuparlo cuando llegaron las cuatro compañías enumeradas quienes atacando vivamente a ochenta hombres que allí se hallaban los desalojaron haciéndoles huir vergonzosamente, con no poca pérdida de muertos y heridos en su retirada, y la de dos prisioneros de los cuerpos de andaluces y arribeños que se rindieron; habiendo tenido por nuestra parte herido al capitán Cabero un soldado veterano y dos voluntarios del Rey. ▼
▲Si tuviese las seiscientas mulas que pedí esta mañana para atacarlos en su campo les picaría la retaguardia, pero los arrieros han fugado
Visto por los enemigos que la posición del molino les era ya desventajosa por ser nosotros dueños de la altura que lo domina, avanzaron el obús sin embargo de mi continuado fuego, y lo apoyaron en un rancho del frente de mi reducto del centro, en que estaba el distinguido teniente comandante de artillería don Miguel Mujía, y a tiro muy corto rompieron nuevamente el fuego con bastante viveza. La columna de mi izquierda siguió adelante con el cañón de a cuatro sostenido por los negros y mulatos que ocuparon el cerro del camino de la quebrada de Cinti, pero los fuegos vivos y bien dirigidos del subteniente de artillería don Luciano Cabral, a quien había encargado del primer reducto de la izquierda, cuyo nombre es Real Fernando, no sólo los contuvo, sino que les hizo grandes destrozos.▼
Cuartel general de Santiago de Cotagaita octubre 27 de 1810.
Los granaderos del provincial de Potosí reforzaron la altura en que estaba apoyado éste, y con parte de tropa de la división de Puno que la ocupaban se batieron muy bien con los negros y mulatos. Así continuaba el fuego de una y otra parte cuando a las dos y media, y después de cuatro horas de combate empezaron a retirarse llevándose el obús bajo los fuegos de su fusilería atrasada en los altos de la espalda, y hallándome yo con cuatro cañones desmontados de los diez que tenía y sin más de 40 balas rasas de a dos, tuve que hacerlos cesar y contentándome con verlos correr, pues aunque hubiera picado su retaguardia como tenía premeditado y dispuesto no lo pude verificar a causa de que fugándose los arrieros me faltaban las 600 mulas pedidas. ▼
José de Córdoba y Rojas. ▼
Se han consumido en esta acción 120 balas de a 4, 160 de a dos y 60 tiros de metralla. Todos los oficiales, sargentos, cabos y soldados se han comportado como buenos vasallos, y defensores de nuestro rey Fernando, les estoy muy obligado como de señor mayor general el coronel don Indalecio González de Socasa, y comandante de cuerpos don Narciso Bosagoitía, don Marcos Llano, y don Juan Crisóstomo Cabero, pues me han ayudado en un todo, pero sin agraviar tropas tan beneméritas debo hacer particulares elogios de los veteranos del real Borbón mandados por Cabero y los voluntarios del Rey, de quien es comandante Hontaneda, pues tomando una altura ya ocupada hicieron lo que tanto se elogia con razón en las mejores tropas de línea. La artillería que fue servida igualmente en los cinco reductos, conservó su buen nombre, y los individuos de ella, así del Cuzco como de Charcas son valientes y beneméritos, en cuyo caso se halla la compañía de granaderos de Potosí, y parte de las tropas de Puno que sostuvieron la izquierda, no siendo por éste menor el mérito que han contraído las demás destinadas a la trinchera, pues sus deseos eran tan vivos que llamaban á los Enemigos para tener parte activa en la acción; y cuando estos retrocedieron pasaron el foso y los persiguieron largo trecho a pie trayendome sucesivamente hasta el número de 20 soldados que de distintos cuerpos se han pasado a nuestro ejército. También estoy muy satisfecho, y son beneméritos los dragones de Chichos, que comportándose bien en las guerrillas han sostenido con mucha serenidad el reducto del centro, que fue el más fuertemente atacado, y aunque la caballería de Cinti estaba desmontada, y sin otra arma que la lanza, conservó igualmente su lugar en la trinchera. Mis ayudantes de campo, el capitán don Manuel Gómez y Santos, y el teniente don Manuel Sánchez Moscoso, ambos de voluntarios del Rey repartieron en la línea mis órdenes, y estoy muy satisfecho de ellos, lo mismo que de los del señor mayor general, el subteniente del real Borbón, don Juan José Vianqui, y el ayudante mayor del provincial de Potosí don Juan de Dios Saravia, a quienes empleé repetidas veces. El capitán don Francisco González de la Peña graduado de teniente coronel aunque no tenía destino fijo por ser comandante de las guerrillas, que se hallaban incorporadas en la línea de defensa ha estado conmigo en todos los puntos atacados, y el vicario de este ejército doctor don Mariano de la Torre y Vera y los capellanes de él sin embargo del vivo fuego se han mantenido en los reductos como los cirujanos don Isidoro Alvarez y don Jaime Coll. Cuando me halle sin tantas atenciones propondré a vuestra señoría los premios de los oficiales y tropa que más se han distinguido en esta acción, y tendrán su correspondiente lugar el teniente de voluntarios del Rey, don Manuel de Orna, el subteniente del mismo cuerpo don Anselmo Rial, y los abanderados del real Borbón don Ramón García Pérez, que colocó el pabellón de su cuerpo en la cima del monte, y el de voluntarios del Rey don Luis Toribio Reyes que con su fusil y a la vanguardia ocupó dicho sitio. Espero que si se repiten los ataques, se repetirán las victorias. Dios guarde a vuestra señoría muchos años.▼
▲Cuartel general de Santiago de Cotagaita, 27 de octubre de 1810.
['''Fuente''': ''Biblioteca de Mayo''|1963|págs.12944, tomo XIV.]
▲José de Córdoba y Rojas.
▲Señor don Vicente Nieto. Presidente de Charcas, general en jefe del Alto Perú.
== Oficio a Vicente Nieto con más detalles del combate ==
▲== Anexo 1, oficio de Antonio González Balcarce ==
▲Cuando esta mañana me hallaba en el fuerte del ataque escribí a vuestra señoría a las dos menos cuarto dándole parte de mi estado; y habiéndose detenido por falta de mulas el extraordinario pude a las dos y media de la tarde darle cuenta de la victoria; mas no siéndome dable el extenderme a causa de las grandes atenciones con que me hallaba lo hago ahora manifestándole que entre ocho y nueve del día se presentó sobre mis avanzadas un oficial parlamentario a quien hice conducir a mi presencia según estilo de guerra; y entregándome éste el pliego cuya copia acompaño con el número 1, hice juntar a los jefes y oficiales del ejército a mi mando, a quienes para indignarlos más contra los agresores, les leí el enunciado papel y mandé diesen la contestación. Todos, todos a una voz manifestaron al oficial parlamentario los deseos de sostener la causa del Rey, y hecho así procedí a extender la contestación que acompaño con el número 2.
▲Como la buena fe
▲Visto por los enemigos que la posición del molino les era ya desventajosa por ser nosotros dueños de la altura que lo domina, avanzaron el obús sin embargo de mi continuado fuego, y lo apoyaron en un rancho del frente de mi reducto del centro, en que estaba el distinguido teniente comandante de artillería don Miguel Mujía, y a tiro muy corto rompieron nuevamente el fuego con bastante viveza. La columna [enemiga] de mi izquierda siguió adelante con el cañón de a cuatro sostenido por los negros y mulatos que ocuparon el cerro del camino de la quebrada de Cinti, pero los fuegos vivos y bien dirigidos del subteniente de artillería don Luciano Cabral, a quien había encargado del primer reducto de la izquierda, cuyo nombre es Real Fernando, no sólo los contuvo, sino que les hizo grandes destrozos.
▲Los granaderos del provincial de Potosí reforzaron la altura en que estaba apoyado éste, y con parte de tropa de la división de Puno que la ocupaban se batieron muy bien con los negros y mulatos. Así continuaba el fuego de una y otra parte cuando a las dos y media, y después de cuatro horas de combate empezaron a retirarse llevándose el obús bajo los fuegos de su fusilería atrasada en los altos de la espalda, y hallándome yo con cuatro cañones desmontados de los diez que tenía y sin más de 40 balas rasas de a dos, tuve que hacerlos cesar y contentándome con verlos correr, pues aunque hubiera picado su retaguardia como tenía premeditado y dispuesto no lo pude verificar a causa de que fugándose los arrieros me faltaban las 600 mulas pedidas.
== Anexo 2, respuesta de José de Córdoba y Rojas ==▼
▲Se han consumido en esta acción 120 balas de a 4, 160 de a dos y 60 tiros de metralla. Todos los oficiales, sargentos, cabos y soldados se han comportado como buenos vasallos
▲Acabo de recibir el oficio de Vd. con fecha de mañana; y aunque deberia ser dirijido á mi como General en jefe, viniendo rotulado á los Generales, Comandantes y oficiales del ejército de mi mando, los he hecho juntar á presencia del mismo parlamentario y todos unanimemente han dicho, que los sentimientos de la Junta de Buenos Aires son muy contrarios á lo que manifiestan sus papeles públicos y espresa Vd. en su enunciado: Que se halla Vd. muy equivocado en decir, que el voto de los pueblos del Alto Perú sea igual en sentimiento á la que fué Capital del Virreinato, pues uno que otro faccioso que haya en ellos, no constituye generalidad. Todos los pueblos y el ejército de mi mando están dispuestos á rechazar con las armas á los que intenten invadir posesiones tan preciosas de nuestro Rey Fernando. Si Vd. cree que puede vencer debe atacarnos siguiendo su plan de operaciones; pero le advierto que el conquistar el Perú es obra muy árdua pues son muchos los enemigos y obstáculos que tiene que vencer, siendo el primero un respetable ejército, que está a mis inmediatas órdenes, el que desde luego cumplirá su deber, pues tienen muy impresa en su imaginación la viva imagen de nuestro desgraciado monarca el señor don Fernando VII, á quien han de defender hasta dejar de existir. Dios G.de á V. E. m.s a.
Cuartel general de Santiago de Cotagaita,
▲Sr. Don Antonio Gonzalez Balcarce, Mayor General de las tropas de Buenos Aires
Señor don Vicente Nieto. Presidente de Charcas, general en jefe del Alto Perú.
== Disposiciones para la defensa ==
Orden general: Al toque de generala se reunirán todas las tropas del ejército en los puestos de la 1° y 2° línea del campamento y luego que se les mande ocupar los de defensa lo verificarán en el orden siguiente: La mitad del batallón de Puno ocupará el cerro de la izquierda
== Oficio del 29 de octubre de 1810 ==
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