Diferencia entre revisiones de «Acta de Loredan (1897)»

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{{brecha}}Sábese por experiencia que los carlistas ni usamos del artificio de las palabras, ni ponemos las promesas como cebo para el engaño, sino como prólogo de las obras, ni buscamos al pueblo para alzarnos sobre sus hombros, sino para abrazarle como á hermano predilecto, al que se educa por el amor, se le defiende por la justicia, se le escuda con nuestros pechos y se le ampara por el Rey, más como padre que como soberano.<br><br>
{{brecha}}Que hoy en España vivimos en la desgracia, en la incertidumbre, en la pobreza y en el desorden, es por todos reconocido; que para sobreponerse á tan inusitada desventura se precisan un hombre y una bandera no hay quien lo dude, ni nadie que deje de proclamarlo, poniendo el deseo á continuación de la urgencia y á seguida de la necesidad. Pues bien; ese hombre y esa bandera, existen en España; ese hombre es Carlos VII, y esa bandera la tradición española. Seguros de ello siempre nos hemos corroborado en tal convicción por las conferencias políticas que reseño. Si no tienen novedad sustancial, porque las invenciones son imposibles en la esencia de las doctrinas, bastarán de seguro para cumplir la patriótica misión de decir á España, que gimen bajo el despotismo, la inmoralidad y la miseria, los medios que tiene para salvarse; y cuando todo el mundo abomina de los gobiernos parlamentarios, y al darlos por muertos pide una salvadora sustitución y la busca sin encontrarla, preciso es mostrarle la única, la genuinamente española, diciéndole: Aquí tienes el Hombre y aquí tienes la Bandera.<br><br>
{{brecha}}Esclavizada y ofendida la Iglesia por la doble blasfemia de las acciones y de las palabras: abatida y desconsiderada la monarquía, por reducirse á permanente minoridad sin iniciativas propias, que son los lazos que deben unirla con el pueblo; sometida la Nación á la servidumbre de una centralización absorvente, con que se afirma el absolutismo de los gobiernos, y se mantienen los caciquismos locales con todo su natural cortejo de inmoralidades; y convertidos los municipios y las provincias y los parlamentos en simples ruedas de la máquina ministerial, sin otro impulso, sin otro empicoempleo, sin otra tendencia que los de sostener un poder, que es la reducida expresión de las aspiraciones de un partido, y en el cual no se atiende á la administración del Estado, sino como á un agente de bastarda política; dislocada así la Nación en todos sus fundamentos, no hay otro recurso para reconstituirlos y consolidarlos, sino volver resueltamente á las tradiciones nacionales, bien depuradas por la experiencia de los siglos.<br><br><br>
{{x-grande|'''Las tradiciones fundamentales'''}}<br>
{{Bloque centro|'''——'''}}
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{{Bloque centro|{{grande|'''La Marina'''}}}}<br>
{{brecha}}No sería en rigor indispensable hacer capítulo aparte, para tratar de la Marina, puesto que lo dicho al ocuparme de los prestigios, organización y gran desarrollo del ejército, alcanza también á aquella, con iguales propósitos y con medios asimismo análogos.<br><br>
{{brecha}}La Nación que ha fiado á sus marinos extraordinarias empresas, y que después de haber constituido la Patria y dominado á Europa, clavó en sus barcos nuestra bandera y la Cruz de Cristo, para descubrir y conquistar un Nuevo Mundo, y trazando un surco alrededor del planeta, hizo que en todas partes se respetase y bendijese el nombre de España, y se profesara su fé, y Sese admirase su portentosa historia, no puede menos de lanzarse resueltamente á engrandecer su Marina, para que sea lazo de unión entre las colonias y la madre patria, y baluarte inexpugnable de sus extensas costas.<br><br>
{{brecha}}Para que esto resulte, hay que libertarnos de la dominación extranjera, reformando nuestros arsenales y nuestros diques, nuestro material flotante y nuestros astilleros; hace falta organizar y simplificar la costosa administración de Marina, de modo que por consecuencia de una gestión honrada y de una dirección patriótica y proteccionista, torne á ser la industria nacional la que, construyendo nuestros barcos y sus armas y maquinaria, aumente nuestra riqueza, la difunda entre los pobres por el trabajo, ayude al desarrollo del progreso y coadyuve al desarrollo moral y material de la Nación.<br><br>
{{Bloque centro|{{grande|'''Las Colonias'''}}}}<br>