Diferencia entre revisiones de «Las mil y una noches:0913»

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Línea 42:
Y Tohfa contestó: "¡Oír es obedecer!" Y cantó esto, con acompañamiento:
 
::¡A menudo, cuando aumenta la languidez, consuelo a mi alma con la esperanza!
 
::¡Maleables como la cera serán las cosas difíciles, si tu alma conoce la paciencia; y cuando está lejos se acercará, si te resignas!
 
Y fué cantando con tan hermosa voz, que todos los jefes de los genn se pusieron a bailar. Y Eblis se acercó a Tohfa, y le besó la mano y le dijo: "¡Oh maravillosa! ¿sería abusar de tu generosidad pedirte un nuevo cántico?" Y Tohfa contestó: "¿Por qué no me lo pide Sett Kamariya?" Y al punto acudió la joven reina, y besando ambas manos a Tohfa, le dijo: "¡Por mi vida sobre ti, canta otra vez!" Y Tohfa dijo: "¡Por Alah! tengo la voz cansada de cantar; pero, si quieres, os diré, sin cantarlos, sino recitándolos con su ritmo, los cantos del céfiro, de las flores y de las aves. Y para empezar, os diré primero el canto del céfiro".
Línea 50:
Y dejó a un lado su laúd, y en medio del silencio de los genn, y bajo la sonrisa entusiasmada de las jóvenes reinas de los genn, dijo: "He aquí el Canto del céfiro:
 
::Soy el mensajero de los amantes; llevo los suspiros de los que se lamentan a causa del amor.
 
::Transmito con fidelidad los secretos de los enamorados, y repito las palabras como las he oído.
 
::Soy tierno para los viajeros del amor. Ante ellos, mi aliento se torna más dulce, y me desahogo en mimos y lagoterías.
 
::Amoldo mi conducta a la del amante. Si es bueno, le acaricio con un soplo aromático; pero si es malo, le molesto con un soplo inoportuno.
 
::Cuando mi inquietud agita el follaje, el que ama no puede contener los suspiros. Y en cuanto mi murmullo le acaricia, dice sus penas al oído de su dueña.
 
::Mi esencia se compone de dulzura y ternura, y soy como un laúd en el aire incandescente.
 
::Si soy inquieto, no es por efecto de un capricho vano, sino por seguir a mis hermanas las estaciones en sus cambios y en su curso.
 
::Se me cree útil, cuando solamente soy encantador. En la estación de primavera, soplo desde el Norte, fertilizando así los árboles y haciendo la noche comparable al día.
 
::En la estación cálida, parte de Oriente mi carrera para favorecer a los frutos y vestir a los árboles con su hermosura plena.
 
::En otoño, vengo del Sur para que mis bienamados los frutos lleguen a su perfección y maduren convenientemente.
 
::En invierno, por fin, parte de Occidente mi carrera. Y de tal suerte, alivio a mis amigos los árboles del peso fatigoso de sus frutos, y seco las hojas por conservar la vida de las hermosas ramas.
 
::Yo soy quien hace conversar a las flores con las flores, quien mece las mieses, quien otorga a los arroyos sus cadenas argénteas.
 
::Yo soy quien fecunda a la palmera, quien revela a la amante los secretos del corazón que ella ha inflamado, y es mi aliento perfumado quien anuncia al peregrino del amor que se acerca a la tienda de su bienamada.
 
"Y ahora, si queréis, ¡oh señores míos y señoras mías! --continuó Tohfa-, os diré el Canto de la Rosa...