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<section begin="s1"/>para opinar que Gibraltar debe pertenecer para siempre á los ingleses. Allí tienen ustedes un ejemplo práctico del orden, del respeto á la persona, de la buena administración de justicia, de la verdadera libertad. Creo que es una gloria para España respetar la posesión que el inglés tiene del pueblo de que nos ocupamos, y avanzo hasta decir, como indiqué al principio de esta carta, que asi como en las ciudades populosas hay de cuando en cuando una plaza con fuentes y árboles que halaguen la vista y purifiquen el aire, asi también debía haber en cada provincia de España un par de Gibraltares que moral y materialmente Sirviesen como barómetros ó casos prácticos de las ideas que más arriba dejo apuntadas, y que hoy aparecen, por escrito en la cabeza de una gran parte de los periódicos españoles.
para opinar que Gibraltar debe pertenecer para siem
pre á los ingleses. Alli tienen ustedes un ejemplo prác
tico del orden, del respeto á la persona, de la buena ad
ministración de justicia, de la verdadera libertad. Creo
que es una gloria para España respetar la posesión que
el inglés tiene del pueblo de que nos ocupamos, y avan
zo hasta decir, como indiqué al principio de esta carta,
que asi como en las ciudades populosas hay de cuando


Sabe usted que soy afectísimo de su país de usted, pero ésto no me priva de conocer lo que hay de malo (¿dónde no existen males?) en esa tierra. Usted mismo con su singular y privilegiado tacto, y despojándose por un momento del fanatismo patriótico, convendrá en que como dice un ilustre escritor castellano: «La «sociedad humana para las almas filosóficas y cristianas, no reconoce mas límites ni fronteras, que la ilustración y la virtud, y allí donde hay saber sólido
I en cuando una;plaza con fúentes'ly árboles que hala- |
y buena conciencia, y suaves costumbres, está la patria del hombre ilustrado y de bien: mas hermano nuestro es el amigo que sé entiende é identifica con «nosotros en espíritu y en verdad, que el descastado que no puede alegar mas relaciones que las sacadas de un árbol genealógico.»
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I día haber en cada provincia de España un par de Gibraltares que moral y materialmente sirviesen como ba- j
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Sabe usted que soy afec'ísimo de su país de usted,


Figuróme pues, que usted, amigo Benjumea, es mas amigo y profesa mas afecto á los ingleses de Gibraltar que á sus paisanos de usted, los que han turbado el orden recientemente en Málaga ó Antequera; y calculo wue usted preferiría hoy por hoy residir en la colonia inglesa, mejor que en cualquiera de las susodichas ciudades españolas. Creo con Alfonso Karr, que la palabra ''patriotismo'' es muy vaga y que conduce á muchos errores.
pero ésto no me priva de conocer lo que hay de mal»
(¿dónde no existen males?) en esa tierra. Usted mismo,
con su singular y privilegiado tacto, y despojándose
por un momento del fanatismo patriótico, convendrá
en que como dice un ilustre escritor castellano: «La
sociedad humana para las almas filosóficas y cristia«nas, no reconoce mas límites ni fronteras que la
«ilustración y la virtud, y allí donde hay saber sólido.


Ya con la pluma en la mano he de decir á usted todo lo que me ocurre. En el epígrafe de su artículo califica usted á España de ''regenerada''. No comprendo la idea que se ha querido expresar con dicha palabra. Si usted alude ó quiere decir que esta regeneración es debida al cambio social y político ocurrido en la península, me permitirá usted algunas observaciones. España se halla en posición de regenerarse si puede, sabe y quiere hacerlo: de presente solo le cuadra el epíteto de ''revolucionada'': su país de usted se encuentra en la primera linea del prólogo, y aun tiene que recorrer la lectura de largos volúmenes. Si usted, sale de este puerto de Lisboa, por ejemplo, en una magnífica fragata con intención de dar la vuelta al mundo, ¿considerará usted su viaje como ya pasado á la primera singladura? O valiéndome de otro símil, ¿llamará usted estatua al hermoso pedazo de mármol que ha de pasar á manos del escultor, pero que aun no ha desbastado el picapedrero! Creo que no. Espero que España se regenerará y confío en que no será estéril su última y presente revolución. Quiera el cielo, como se lo pido, que no digan en Europa (como algunos creen) que ustedes los españoles son ingobernables).
NAUFRAGIO DEL VAPOR «UIBERNtA» COPUDO DE UN DIBUJO HECHO POR UVO DE LOS PASAJEROS.


Perdone usted los dislates en que habré incurrido (que no serán pocos) y crea que, ya conformes, ya disconformes en opiniones, siempre es de usted con muy gran voluntad apasionado amigo y servidor
»y buena conciencia, y suaves costumbres, está la
-patria del hombre ilustrado y de bien: mas hermano
«nuestro es el amigo que se entiende é identifica con
«nosotros en espíritu y en verdad, que el descastado
«que no puede alegar mas relaciones que las sacadas
«de un úrb d genealógico.»
Figuróme, pues, que usted, amigo Benjurnea, es
mas amigo y profesa mas afecto á los ingleses de Gi
braltar que á sus paisanos de usted , los que han tur
bado el orden recientemente en Málaga ó Antequera;
y calculo que usted preferiría hoy por hoy residir en
la colonia inglesa, mejor que en cualquiera de las su
sodichas ciudades españolas. Creo con Alfonso Karr,
que la palabra patriotismo es muy vaga y que conmiee á muchos errores.
Ya con la pluma en la mano he de derir á usted
todo lo que me ocurre. En el epígrafe de su artículo
califica usted á España de regenerada. No comprendo


la idea que se ha querido expresar con dicha palabra.
Si usted alude ó quiere decir que esta regeneración es
debida al cambio social y pdítico ocurrido en la pe
nínsula, me permitirá usted algunas observaciones.
España se halla en posición de regenerarse si puede,
sabe quiere hacerlo: de presente solo le cuadra el
epíteto de revolucionada: su pais de usted se encuen
tra en la primera linea del prólogo, y aun tiene que
recorrer la lectura de largos volúmenes. .Si usted
sale de este puerto de Lisboa, por ejemplo, en una
magnífica fragata con intención de dar la vuelta al
mundo, ¿considerará usted su viaje como ya pasado á
la primera singladura? O valiéndome de otro símil,
¿llamará usted estatua al hermoso pedazo de mármol
que ha de pasar á manos del escultor, pero que aun
no ha desbastado el picapedrero! Creo que no. Espero
que España se regenerará y confí > en que no será esté
ril su última y presente revolución. Quiera el cielo,

| como se lo pido, que no digan en Europa (como algu
nos creen) que ustedes los espolióles son ingober
nables).
I Perdone usted los dislates en que habré incurrido
(que no serán pocos) y crea que, ya conformes, ya
disconformes en opiniones, siempre es de usted con
muy gran voluntad apasionado amiso y servidor
Doctor Thebussem.
Doctor Thebussem.


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NAUFRAGIO DEL VAPOR «HIBERNIA.»
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COPIADO DE UN DIBUJO HECH 1 POR UNO DE LOS l'ASAJEROS.
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La pérdida de este hermoso baque, de que tanto se
La pérdida de este hermoso baque, de que tanto se
ha hablado en los periódicos, elogiando el comporta
ha hablado en los periódicos, elogiando el comportamiento de los capitanes Munro y Talbot, y que nuestro
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miento de los capitanes Munro y Talbot, y que nuestro