Diferencia entre revisiones de «Autor:Luis de Góngora y Argote»

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* [[Valladolid, de lágrimas sois valle]]
* [[Ya besando unas manos cristalinas]]
 
* Por orden cronológico:
Sobre dos urnas de cristal labradas
De pura honestidad templo sagrado
Tras la bermeja Aurora el Sol dorado
Al tramontar del sol la ninfa mía
Oh claro honor del líquido elemento
Raya, dorado Sol, orna y colora
Cual parece al romper de la mañana
Suspiros tristes, lágrimas cansadas
Ya besando unas manos cristalinas
Oh piadosa pared, merecedora
Rey de los otros, río caudaloso
¡Oh niebla del estado más sereno...!
Mientras por competir con tu cabello
Fragoso monte, en cuyo vasto seno
Ya que con más regalo el campo mira
Verdes hermanas del audaz mozuelo
Ni en este monte, este aire, ni este río
¿Cuál del Ganges marfil, o cuál de Paro...?
Culto jurado, si mi bella dama
Ilustre y hermosísima María
Cantastes, Rufo, tan heroicamente
Con diferencia tal, con gracia tanta
La dulce boca que a gustar convida
No destrozada nave en roca dura
Varia imaginación, que en mil intentos
No enfrene tu gallardo pensamiento
Gallardas plantas, que con voz doliente
Del color noble que a la piel vellosa
¡Oh excelso muro, oh torres coronadas...!
Tres veces de Aquilón el soplo airado
Sacra planta de Alcides, cuya rama
Aunque a rocas de fe ligada vea
Deste más que la nieve blanco toro
No en bronces, que caducan, mortal mano
Tú, cuyo ilustre (entre una y otra almena...)
Por niñear, un picarillo tierno
Grandes, más que elefantes y que abadas
Téngoos, señora Tela, gran mancilla
Duélete de esa puente, Manzanares
Sacros, altos, dorados capiteles
Árbol de cuyos ramos fortunados
Si ya la vista, de llorar cansada
Descaminado, enfermo, peregrino
Muerto me lloró el Tormes en su orilla
Herido el blanco pie del hierro breve
Cosas, Celalba mía, he visto extrañas
Cuantas al Duero le he negado ausente
Este monte de cruces coronado
Sea bien matizada la librea
Pender de un leño, traspasado el pecho
Las tablas del bajel despedazadas
Yacen aquí los huesos sepultados
Verdes juncos del Duero a mi pastora
De ríos, soy el Duero, acompañado
¡Ayer deidad humana, hoy poca tierra...!
Lilio siempre real nací en Medina
Clavar victorïoso y fatigado
Hermosas damas, si la pasión ciega
Si Amor entre las plumas de su nido
Llegué a Valladolid, registré luego
Jura Pisuerga, a fe de caballero
¡Oh qué malquisto con Esgueva quedo...!
¿Vos sois Valladolid? ¿Vos sois el valle...?
Valladolid, de lágrimas sois valle
La plaza, un jardín fresco; los tablados
Del león, que en la Silva apenas cabe
Montaña inaccesible, opuesta en vano
Vencidas de los montes Marïanos
Clarísimo marqués, dos veces claro
Velero bosque, de árboles poblado
Volvió al mar Alcïón, volvió a las redes
Oh tú, cualquiera que entras, peregrino
Alta esperanza, gloria del estado
Cisnes de Guadïana, a sus riberas
Deja el monte, garzón bello, no fíes
Corona de Ayamonte, honor del día
A los campos de Lepe, a las arenas
Al sol peinaba Clori sus cabellos
Sacro pastor de pueblos, que, en florida
Mientras Corinto, en lágrimas deshecho
Gracias os quiero dar sin cumplimiento
¿De dónde bueno, Juan, con pedorreras?
Este, a Pomona cuando ya no sea
Llegué a este Monte fuerte, coronado
Oh marinero, tú que, cortesano
En el cristal de tu divina mano
Los blancos lilios que de ciento en ciento
Señora doña puente Segoviana
De chinches y de mulas voy comido
¿Son de Tolú, o son de Puerto Rico...?
Música le pidió ayer su albedrío
En tenebrosa noche, en mar airado
El cuarto Enrico yace mal herido
Pálida restituye a su elemento
Nilo no sufre márgenes, ni muros
Señores corteggiantes, ¿quién sus días...?
La fuerza que infestando las ajenas
Consagróse el seráfico Mendoza
Este, que Babia al mundo hoy ha ofrecido
El conde mi señor se fue a Napóles
Si ya el griego orador la edad presente
A la que España toda humilde estrado
No de fino diamante, o rubí ardiente
Máquina funeral, que desta vida
Ícaro de bayeta, si de pino
Oh bien haya Jaén, que en lienzo prieto
Urnas plebeyas, túmulos reales
¡Oh de alto valor, de virtud rara...!
Este, que en traje lo admiráis togado
Poco después que su cristal dilata
Despidióse el francés con grasa buena
Ceñida, si asombrada no, la frente
Si ociosa no, asistió naturaleza
Vive en este volumen el, que yace
Segundas plumas son, oh lector, cuantas
Salí, señor don Pedro, esta mañana
Esta en forma elegante, oh peregrino
¡A la Mamora, militares cruces!
Llegué, señora tía, a la Mamora
Hojas de inciertos chopos el nevado
Un culto Risco en venas hoy süaves
Entre las hojas cinco generosa
No entre las flores, no, señor don Diego
Pisó las calles de Madrid el fiero
En villa humilde sí, no en vida ociosa
Restituye a tu mudo horror divino
Generoso esplendor, si no luciente
Esta, que admiras, fábrica, esta prima
En vez de las Helíades, ahora
Florido en años, en prudencia cano
En vez, Señora, del cristal luciente
Esta de flores, cuando no divina
La Aurora, de azahares coronada
¿En año quieres que plural cometa...?
Tonante monseñor, ¿de cuándo acá...?
Purpúreo creced, rayo luciente
Al que de la conciencia es del tercero
A este que admiramos en luciente
Ave real de plumas tan desnuda
Dulce arroyuelo de la nieve fría
Peinaba al sol Belisa sus cabellos
Prisión del nácar era, articulado
Mis albarcoques sean de Toledo
Hurtas mi vulto, y cuanto más le debe
Este funeral trono, que luciente
Las que a otros negó piedras oriente
Los rayos que a tu padre son cabello
Teatro espacïoso su ribera
Sella el tronco sangriento, no lo oprime
Ser pudiera tu pira levantada
Aljófares risueños de Albïela
Al tronco Filis de un laurel sagrado
El conde mi señor se fue a Cherela
El conde mi señor se va a Napóles
Al tronco descansaba de una encina
Con razón, gloria excelsa de Velada
Mariposa, no solo no cobarde
En este occidental, en este, oh Licio
Menos solicitó veloz saeta
Oro no rayó así flamante grana
En la capilla estoy y condenado
Camina mi pensión con pie de plomo
De la Merced, señores, despedido
Sople rabiosamente conjurado
Cuantos forjare más hierros el hado
Los días de Noé bien recelara
Undosa tumba da al farol del día
 
=== Silvas ===