Diferencia entre revisiones de «Almagesto: Libro I - Capítulo 03»

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Resumiendo, si uno asume algún movimiento sea cual fuere, excepto el esférico, para los cuerpos celestiales, necesariamente sigue que sus distancias, medidas desde ellas ascendiendo desde la Tierra, deben variar, donde quiera que y como quiera que uno suponga la Tierra propiamente estar ubicada. Por lo tanto los tamaños y las mutuas distancias de las estrellas deben parecer variar para los mismos observadores durante el curso de cada revolución, dado que en un momento ellas deben estar a mayor distancia, y otras a menor. Aún vemos que tal variación no ocurre. El aparente incremento en sus tamaños en el horizonte <ref name="Referencia 004"></ref> es causado, no por una disminución en sus distancias, sino por las '''exhalaciones de humedad''' en torno a la Tierra estando interpuesta entre el lugar desde donde nosotros observamos y los cuerpos celestiales, justamente como objetos ubicados en el agua parecen ser mayores de lo que ellos son, y más bajo se hunden, más [bien] parecen [ser] más grandes.
 
Las siguientes consideraciones también nos conducen hacia el concepto de la esfericidad de los cielos. Ninguna otra hipótesis sino ésta puede explicar como las construcciones de los [https://commons.wikimedia.org/wiki/User:Fernando_de_Gorocica/Relojes_de_Sol_o_Gnómones '''relojes de Sol'''] producen resultados correctos; además, el movimiento de los cuerpos celestiales es el más “destrabado” y libre de todos los movimientos, y es el movimiento más libre que pertenece entre medio del plano de las figuras del círculo y entre las formas sólidas de la esfera, similarmente, dado que las diferentes formas tienen un límite igual, aquellas con más ángulos son mayores [en área o en volumen], el círculo es mayor que [todas las otras] superficies, y la esfera mayor que [todos los otros] sólidos <ref name="Referencia 005"></ref>; [también] los cielos son mayores que todos los otros cuerpos.
 
Además, uno puede lograr ésta clase de noción desde ciertas consideraciones físicas. Por ej., el '''éter''' es, de todos los cuerpos, el único con partes constituyentes que son las más finas y lo bastante parecidas unas con otras; ahora los cuerpos con partes como cualquier otro tienen superficies con partes como cualquier otro; pero las únicas superficies con partes como cualquiera otra son las circulares, entre planos, y las esféricas, entre superficies tridimensionales. Dado que el éter no es un plano, sino tridimensional, se deduce que tiene forma esférica. Similarmente, la naturaleza formada por todos los cuerpos terrestres y corruptos sin forma son redondos pero de partes diferentes, pero todos los cuerpos etéreos y divinos sin forma son de partes parecidas y esféricas. Si ellos fueran chatos o de forma de discos <ref name="Referencia 006"></ref> nunca podrían mostrar una forma circular para todos aquellos observándolos simultáneamente desde lugares diferentes de la Tierra. Por esta razón es válido que el éter que los rodea, siendo también de la misma naturaleza, es esférico, y porque de su parecido en sus partes, se mueve de manera circular y uniforme.