Diferencia entre revisiones de «El Libro de los Espíritus»

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Pero no siempre era circular el movimiento, sino que a veces se verificaban a sacudidas y desordenadamente. El mueble era zarandeado con violencia, derribado, arrastrado en una dirección cualquiera y, en oposición a las leyes de la estática, levantado del suelo y sostenido en el espacio. Hasta aquí, nada existe en dichos hechos que no pueda explicarse por la potencia de un agente físico invisible. ¿Acaso no vemos que la electricidad derriba edificios, desarraiga árboles, lanza a distancia los cuerpos más pesados, los atrae y los repele?
Los ruidos inusitados y los golpes, en el supuesto que no fuesen efectos ordinarios de la dilatación de la madera, o de otra causa accidental, podrían muy bien ser producidos por la acumulación de un fluído oculto. ¿Por ventura no produce la electricidad los ruidos más violentos?
Hasta aquí, todo, como se ve pude caber en el dominio de los hechos puramente físicos y fisiológicos. Sin salir de este orden de ideas , era este fenómeno materia de estudios graves y dignos de llamar la atención de los sabios. ¿Por qué no sucedió así? Sensible es tener que decirlo; pero procede de este hecho de causas que prueban, entre mil acontecimientos semejantes, la ligereza del espíritu humano. Ante todo, no es extraño a esto la vulgaridad del objeto principal que ha servido de base a los primeros experimentos. ¡Cuán grande no ha sido frecuentemente la influencia de una palabra en los más graves asuntos! Sin considerar que el movimiento pudiera haber sido impreso a cualquier objeto, prevaleció la idea de las mesas, sin duda porque era el más cómodo y porque, más naturalmente que a otro mueble, nos sentamos alrededor de la mesa. Pues bien, los hombres eminentes son tan pueriles, a veces, que nada imposible sería que ciertos genios de nota hayan creído indigno de ellos ocuparse de lo que se ha dado en llamar ''danza de las mesas''.
 
==Prolegómenos==