Diferencia entre revisiones de «El Libro de los Espíritus»

Contenido eliminado Contenido añadido
Línea 42:
 
<big><center>III</center></big>
 
Como todo lo nuevo, la doctrina espiritista tiene adeptos y detractores. Vamos a procurar contestar algunas objeciones de éstos últimos, sin abrigar, empero, la pretensión de convencerlos a todos, ya que hay agentes que creen que para ellas exclusivamente fue hecha la luz. Nos dirigimos a las personas de buena fe que no tienen ideas preconcebidas o sistemáticas, por lo menos, y que estan deseosas de instruírse, a las cuales demostraremos que la mayor parte de las objeciones que se hacen a la doctrina nacen de la observación incompleta de los hechos y de un fallo dictado con harta ligereza y precipitación.
Recordemos ante todo y en pocas palabras la serie progresiva de los fenómenos que originaron esta doctrina.
El primer hecho observado fue el de diversos objetos que se movían, fenómeno vulgarmente conocido con el nombre de ''mesas giratorias'' o ''danza de las mesas''. Este hecho que, según parece, se observó primeramente en América, o que, mejor dicho, se renovó en aquella comarca, puesto que la historia prueba que se remonta a la antigüedad más remota, se produjo acompañado de diversas circunstancias, tales como ruidos inusitados y golpes sin causa ostensible conocida. Desde allí se propagó con rapidez por Europa y las demás partes del mundo, siendo al principio objeto de mucha incredulidad, hasta que la multiplicidad de experimentos no permitió que se dudase de su realidad.
Si este fenómeno se hubiese limitado al movimiento de objetos materiales, podríase explicar como una causa puramente física. Lejos estamos de conocer todos los agentes ocultos de la naturaleza, ni todas las propiedades de los que nos son conocidos, la electricidad, por otra parte, multiplica hasta el infinito cada día los recursos que brinda al hombre y parece llamada a derramar una nueva luz sobre la ciencia. No era, pues, imposible que la electricidad, modificada por diversas circunstancias, o por otro agente cualquiera, fuese la causa de aquel movimiento. El aumento de la potencia de la acción, que resultaba siempre de la reunión de muchas personas, parecía venir en apoyo de esta teoría; podría considerarse el conjunto de individuos como una pila múltiple, cuya potencia esta en razón del número de elementos.
Nada en particular tenia el movimiento circular; porque, siendo natural y moviéndose circularmente todos los astros, podría ser, pues, aquel un ligero reflejo del movimiento general del Universo; o por decirlo mejor, una causa, hasta entonces desconocida, podía imprimir accidentalmente a los objetos pequeños, en circunstancias dadas, una corriente análoga a la que arrastra a los mundos.