Diferencia entre revisiones de «El Libro de los Espíritus»

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Otros creen que el alma es el principio de la inteligencia, agente universal del que cada ser absorbe una parte. Según éstos, todo el Universo no tiene más que una sola alma que distribuye partículas a los diversos seres inteligentes, durante la vida, volviendo, después a la muerte, cada partícula al origen común donde se confunde con el todo, como los arroyos y los ríos vuelven al mar de donde salieron. Difiere esta opinión de la precedente en que, en la hipótesis que nos ocupa, existe en nosotros algo más que materia y algo subsiste después de la muerte; pero es casi como si nada sobreviviese; porque, desapareciendo la individualidad, no tendríamos conciencia de nosotros mismos. Siguiendo esta opinión, el alma universal sería Dios, y todo ser, parte de la Divinidad. Semejante sistema es una de las variaciones del panteísmo.
Según otros, en fin, es un ser moral distinto, independiente de la materia, que conserva su individualidad después de la muerte. Esta acepción es, sin contradicción, la más general, porque, con uno u otro nombre, la idea de este ser que sobrevive al cuerpo se encuentra en estado de creencia instintiva e independiente de toda enseñanza, en todos los pueblos, cualquiera que sea su grado de civilización. Esta doctrina según la cual el alma es ''causa'' y no ''efecto'', es la de los ''espiritualistas''.
Sin discutir el mérito de estas opiniones, y concretándonos únicamente a la cuestión lingüística, diremos que estas tres aplicaciones de la palabra ''alma'' constituyen tres distintas ideas, para cada una de las cuales sería necesario un término especial. La palabr que nos ocupa tiene, pues, una triple acepción, y los partidarios de los citados sistemas tienen razón en las definiciones que dan de ella, teniendo en cuenta el punto de vista en el que se colocan. La culpa de la confusión es del lenguaje, que solo tiene una palabra para tres ideas distintas. Para evitar las ambigüedades, sería preciso emplear la palabra ''alma'' para una sola de las tres ideas indicadas, y siendo la cuestión principal que nos entendamos perfectamente, es indiferente la elección, dado que éste es un punto convencional. Creemos que lo más lógico es tomarla en su acepción más vulgar, y por este motivo llamamos ''alma al ser inmaterial e individual que reside en nosotros y sobrevive al cuerpo''. Aunque este ser no existiera, aunque fuese producto de la imaginación, no sería menos necesario un término que lo representara.
En defecto de esta palabra especial para cada una de las dos acepciones, llamamos:
''Principio vital''