Diferencia entre revisiones de «Ovidio Metamorfosis II»

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El real del Sol era, por sus sublimes columnas, alto,

prestaban, y algún uso hubo en el mal aquel. </poem>

<poem> Mas Clímene, después de que dijo cuanto hubo

en tan grandes males de ser dicho, lúgubre y fuera de sí,

regó de lágrimas, y con su abierto pecho lo calentó. </poem>

<poem> Y no menos las Helíades llanto y, inanes ofrendas 340

a la muerte, lágrimas le dan, e hiriéndose los pechos con sus palmas,

recibe, y a las nueras los manda, para que los lleven, latinas. </poem>

<poem> Asistió a este prodigio, prole de Esténelo, Cigno,

el cual a ti, aunque por la sangre materna unido,

(pues enconado está) y su hijo les objeta e imputa a ellos. 400 </poem>

<poem> Mas el padre omnipotente las ingentes murallas del cielo

rodea y que nada vacilante por las fuerzas del fuego

ingresa en el fluente éter con sus pavones pintados. </poem>

<poem> Tan recién pintados sus pavones del asesinado Argos,

como tú recientemente fuiste, cuando cándido antes fueras,

que el que color blanco era, ahora es contrario al blanco. </poem>

<poem> Más bella en toda la Hemonia que la larísea

Coronis no la hubo: te agradó a ti, Délfico, ciertamente,

hacia su dueño tomaba el camino. </poem>

sus alas, le sigue, para averiguarlo todo, la corneja,

y oída de su vía la causa: 'No útil coges,'

había encerrado, tejida de acteo mimbre, en una cesta, </poem>

con la ley lo había entregado de que sus secretos no vieran.

Escondida en su fronda leve oteaba yo desde un denso olmo

esconde y expulsada es por los demás del éter todo.' 595 </poem>

<poem> A quien tal decía: 'Para tu mal' dice el cuervo

'las disuasiones estas sean, suplico: nos el vano agüero despreciamos,'

entre las aves blancas vetó sentarse, al cuervo. </poem>

<poem> El mediofiera, entre tanto, de su ahijado de divina estirpe

alegre estaba y, mezclado a su carga, gozaba con el honor.

su voz y su faz: nombre también esos prodigios le dieron. 675 </poem>

<poem> Lloraba, y la ayuda tuya en vano de Fíliras el héroe,

Délfico, rogaba. Pues ni rescindir las órdenes

y, aunque nada mereció, una vieja infamia hay en esa roca. </poem>

<poem> Desde aquí se había elevado en sus parejas alas el Portador del caduceo

y volando los muniquios campos y la grata a Minerva

y rica al coger, que avara había demandado, el oro. </poem>

<poem> En seguida de la Envidia, sucios de negra podre, 760

los techos busca: la casa está de ella en unos hondos valles

y apenas contiene las lágrimas porque nada lacrimoso contempla. </poem>

<poem> Pero después de que en los tálamos entró de la hija de Cécrope,

lo ordenado hace y su pecho con una mano de herrumbre teñida

y no piedra blanca era: su mente la había inficionado a ella. </poem>

<poem> Cuando estos castigos de sus palabras y de su mente profana

cobró el Atlantíada, dichas por Palas esas tierras