Diferencia entre revisiones de «Almagesto: Libro VII - Capítulo 04»

Por lo tanto, nuevamente usando el mismo instrumento [como hicimos para la Luna V I], (porque las argollas del astrolabio en el están construidas para girar cerca de los polos de la eclíptica), observamos tan como muchas estrellas pudimos observar por debajo de la sexta magnitud. [Procedemos como sigue]. Siempre arreglamos la primera argolla de arriba mencionado astrolabio [Fig. F, 5] [para ver] una de las estrellas brillantes cual posición tuvimos previamente determinada por medio de la Luna, colocando la argolla hacia la graduación propia sobre la eclíptica [argolla (Fig. F,3) para aquella estrella], luego colocar la otra argolla [Fig. F, 2], cual fue graduada a lo largo de su entera longitud y podía también ser girada en latitud hacia los polos de la eclíptica <ref name="Referencia 087"></ref>, hacia la estrella requerida, entonces que en el mismo tiempo como estrella de control como hemos visto [en su movimiento propio], esta estrella también fue vista a través del agujero de su propia argolla. Cuando esas condiciones fueran encontradas, podíamos fácilmente obtener ambas coordenadas de la estrella requerida en el mismo momento por medio de su argolla del astrolabio [Fig. F, 2]: la posición en longitud fue definida por la intersección de aquella argolla y la [argolla de la] eclíiptica, y la posición en latitud por el arco de la argolla del astrolabio cortada entra la misma intersección y el agujero de observación de mas arriba <ref name="Referencia 088"></ref>.

 

 

Para cada estrella (tomamos por constelación), damos, en la primer sección, su descripción como una parte de la constelación <ref name="Referencia 090"></ref>; en la segunda sección, su posición en longitud, como derivada desde la observación, para el comienzo del reinado de Antonio <ref name="Referencia 091"></ref> ([la posición esta dada] dentro de un signo del zodiaco, el comienzo de cada cuadrante del zodiaco siendo, como antes, establecido en [el fin del] de los puntos solsticiales o equinocciales; en la tercer sección damos su distancia desde la eclíptica en longitud, hacia el norte o sur como el caso pueda ser para la estrella particular; y en la cuarta, la clase para lo cual esta pertenece en magnitud. Las distancias latitudinales quedaran siempre incambiables, y las posiciones en longitud puede proveer un significado listo para determinar la [correspondiente] longitud en otros puntos en el instante en cuestión sobre la base de un movimiento de 1º en 100 años, [y] sustraerlo desde la posición de la época para tiempos más tempranos, sino adicionarlo para la posición de la época <ref name="Referencia 092"></ref> para tiempos posteriores.