Diferencia entre revisiones de «Almagesto: Libro I - Capítulo 03»

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=='''LaLos Tierra,cielos también,se tomadamueven como ununa todo, es sensiblemente esféricaesfera'''==
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Es válido suponer que los antiguos tenían sus primeras nociones sobre estos tópicos desde los siguientes tipos de observaciones. Observaron que el Sol, Luna y otras estrellas eran transportadas desde el este hacia el oeste a lo largo de círculos que siempre eran paralelos unos con otros, que comenzaban a salir desde debajo de la Tierra misma, por decirlo así, yendo gradualmente hacia arriba, manteniendo luego de manera similar una trayectoria circular y yendo hacia abajo, hasta caer en la tierra, por así decirlo, ellos desaparecían completamente, después, luego, se hallaban invisibles por algún tiempo, nuevamente salían de nuevo y se ponían, y [observaron] que los períodos de estos [movimientos], y también los lugares de las salidas y las puestas, eran, completamente, fijos y los mismos.
Que la Tierra, también, tomada como un todo <ref name="Referencia 028"></ref>, es sensiblemente esférica, puede ser tomada mejor desde las siguientes consideraciones. Podemos ver, que el Sol, la Luna y otras estrellas no salen y se ponen simultáneamente para cada uno sobre la Tierra, sino que lo hacen más temprano para aquellos [que se encuentran] mas hacia el este, mas tarde para aquellos hacia el oeste. Para nosotros, hallar los fenómenos de los eclipses, especialmente los eclipses lunares <ref name="Referencia 029"></ref>, que toman parte al mismo tiempo [para todos los observadores], son, sin embargo, registrados no ocurriendo a la misma hora (ésta está a una distancia igual desde el medio día) para todos los observadores.
 
Lo que principalmente les llevó al concepto de que una esfera era la revolución de las estrellas siempre visibles, que eran observadas en forma circular, y teniendo siempre una ubicación cerca de un centro, el mismo [para todas]. Por necesidad este punto es propiamente [para ellas] el polo de la esfera celestial: aquellas estrellas que estaban más cerca a él giraban en pequeños círculos, aquellas que estaban mas allá describiendo círculos siempre mayores en proporción a su distancia, hasta que se llega a una distancia a las estrellas las cuales comienzan a ser invisibles. En este mismo caso, también, vieron que aquellas cerca de las estrellas siempre visibles se hallaban invisibles por corto tiempo, mientras que aquellas mas alejadas se encontraban invisibles por un largo período de tiempo, nuevamente en proporción [a sus distancias]. El resultado fue que en un principio ellos solamente tomaron la antedicha noción desde tales consideraciones; pero a partir de entonces, en sus subsecuentes investigaciones, encuentran todo lo demás de acuerdo con ello, absolutamente todo fenómeno está en contradicción con las nociones alternativas las cuales han sido propuestas.
Suficientemente, la hora registrada por los observadores [que se encuentran] más al este es siempre más tardía de la registrada por los de más al oeste. Encontramos que las diferencias en la hora son proporcionales a las distancias entre lugares [de observación]. Por lo tanto uno razonablemente puede concluir que la superficie de la Tierra es esférica, porque aun su superficie curva (ésta lo es cuando es considerada en su totalidad) corta [los cuerpos celestiales] para cada conjunto de observadores rotando de manera regular.
 
Si uno supone que el movimiento de las estrellas toma lugar en una línea recta hacia el infinito, como algunas personas lo han pensado <ref name="Referencia 002"></ref>, ¿qué artificio podría uno concebir el cuál pueda causar en cada una de ellas aparecer comenzando sus movimientos desde el mismo punto de partida cada día? ¿Como podrían las estrellas retornar [hacia el mismo punto de partida] si su movimiento es hacia el infinito? Si ellas no han vuelto [a tal punto], ¿como podría no ser obvio?. [En tal hipótesis], ellas deberían gradualmente disminuir su tamaño hasta que desapareciesen, mientras, contrariamente, estas son vistas cada vez más grandes en el momento de su desaparición, en este instante [en las que] ellas gradualmente son obstruidas y cortadas, tal como fuere, por la superficie de la Tierra.
Si la forma de la Tierra fuera alguna otra, esto no podría ocurrir, como uno puede ver en los siguientes argumentos. Si esta fuera cóncava, las estrellas podrían ser vistas saliendo primero para aquellos más hacia el oeste; si esta fuera plana, ellas podrían salir y ponerse simultáneamente para cada uno [habitante] sobre la Tierra, si esta fuera triangular o cuadrada o de alguna otra forma poligonal, con un similar argumento, podrían salir y ponerse simultáneamente para todos aquellos viviendo en el mismo plano superficial. Aún es aparente de que nada parecido a esto tome lugar. Ni puede este ser cilíndrico, con una superficie curva en la dirección este-oeste, ni los lados chatos hacia los polos del universo, que algunos pueden suponer ser más válido. Esto [es] claro [según] lo siguiente: para todos [aquellos] viviendo sobre una superficie curva, ninguna de las estrellas podrían ser las siempre-visibles, sino que, todas las estrellas podrían salir y ponerse para todos los observadores, o las mismas estrellas, para una igual distancia [celestial] desde cada uno de los polos, podrían siempre ser invisibles para todos los observadores. De hecho, nuevamente viajaremos hacia el norte, muchas <ref name="Referencia 030"></ref> de las estrellas del sur desaparecerán y muchas del norte aparecerán. Por lo tanto es claro que aquí también la curvatura de la Tierra corta [a los cuerpos celestes] de una manera regular en una dirección norte-sur, y prueba la esfericidad [de la Tierra] en todas las direcciones.
 
Pero suponer que ellas son encendidas a medida que salen de la Tierra y nuevamente apagadas a medida que caen hacia la Tierra, es una hipótesis completamente absurda <ref name="Referencia 003"></ref>. Incluso si nosotros fueramos a concebir que el estricto orden en tamaño y número, sus intervalos, posiciones y períodos pudieran ser restaurados por un proceso casual y al azar; que una area entera de la tierra tenga una naturaleza de encender [objetos celestiales], y otra de extinguir, o mas bien que la misma parte [de la Tierra] se encienda para un conjunto de observadores y se extinga para otro conjunto; y que las mismas estrellas estén siempre encendidas o apagadas para algunos observadores mientras ellas no están aun para otros: aunque, si digo, tuvieramos que admitir todas estas ridículas consecuencias, ¿qué podríamos decir acerca de las estrellas permanentemente visibles, que ni se ponen ni salen?. Aquellas estrellas que estan brillando y apagadas deberían salir y ponerse para observadores por todas partes, mientras aquellas las cuales no se encuentran brillando y extinguidas deberían estar siempre visibles para observadores por todas partes. ¿Que causa podríamos asignar por el hecho de que esto no sea así? Seguramente no diremos que las estrellas que están brillando y extinguidas para algunos observadores nunca padecerán otros observadores este fenómeno. Aún es absolutamente obvio que las mismas estrellas salen y se ponen en ciertas regiones [de la Tierra] y no lo hacen para otros.
Nuevamente aquí esta la consideración de que si nosotros navegamos hacia las montañas o hacia lugares elevados desde una a otra dirección, de cualquier modo, éstas son observadas incrementando gradualmente su tamaño como si salieran del mar propiamente, del que tienen que haber estado previamente sumergidas: esto es debido a la curvatura de la superficie del agua.
 
Resumiendo, si uno asume algún movimiento sea cual fuere, excepto el esférico, para los cuerpos celestiales, necesariamente continúa que sus distancias, medidas desde ellas ascendiendo de la Tierra, deben variar, donde quiera que y como quiera uno suponga la tierra propiamente estar ubicada. Por lo tanto los tamaños y las mutuas distancias de las estrellas deben parecer variar para los mismos observadores durante el curso de cada revolución, dado que en un momento ellas deben estar a mayor distancia, y otras a menor. Aún vemos que tal variación no ocurre. El aparente incremento en sus tamaños en el horizonte <ref name="Referencia 004"></ref> es causado, no por una disminución en sus distancias, sino por las exhalaciones de humedad en torno a la Tierra estando interpuesta entre el lugar desde donde nosotros observamos y los cuerpos celestiales, justamente como objetos ubicados en el agua parecen ser mayores de lo que ellos son, y mas bajo se hunden, más parecen más grandes.
 
Las siguientes consideraciones también nos conducen hacia el concepto de la esfericidad de los cielos. Ninguna otra hipótesis sino ésta puede explicar como las construcciones de los relojes de Sol producen resultados correctos; además, el movimiento de los cuerpos celestiales es el más “destrabado” y libre de todos los movimientos, y es el movimiento más libre que pertenece entre medio del plano de las figuras del círculo y entre las formas sólidas de la esfera, similarmente, dado que las diferentes formas tienen un límite igual, aquellas con mas ángulos son mayores [en área o volumen], el círculo es mayor que [todas las otras] superficies, y la esfera mayor que [todos los otros] sólidos <ref name="Referencia 005"></ref>; [también] los cielos son mayores que todos los otros cuerpos.
 
Además, uno puede lograr esta clase de noción desde ciertas consideraciones físicas. Ej., el éter es, de todos los cuerpos, el único con partes constituyentes que son las más finas y bastante parecidas unas con otras; ahora los cuerpos con partes como cualquier otro tienen superficies con partes como cualquier otro; pero las únicas superficies con partes como cualequier otra son las circulares, entre planos, y las esféricas, entre superficies tridimensionales. Dado que el éter no es un plano, sino tridimensional, se deduce que tiene forma esférica. Similarmente, la naturaleza formada por todos los cuerpos terrestres y corruptos sin forma son redondos pero de partes diferentes, pero todos los cuerpos etéreos y divinos sin forma son de partes parecidas y esféricas. Si ellos fueran chatos o de forma de discos <ref name="Referencia 006"></ref> nunca podrían mostrar una forma circular para todos aquellos observándolos simultáneamente desde lugares diferentes de la Tierra. Por esta razón es válido que el éter que los rodea, siendo también de la misma naturaleza, es esférico, y porque de su parecido en sus partes se mueve de manera circular y uniforme.
 
=='''Notas de referencia'''==
{{listaref|refs=
<ref name="Referencia 027001">Ver Pedersen 3736-97.</ref>
<ref name="Referencia 002">De acuerdo con el comentario de Theon (Roma II 338) esta creencia era Epicúrea, aunque no conozco otra evidencia. Otro único pasaje relevante aparece en Xenophanes, Diels-Kranz A41a (el Sol realmente se mueve hacia el infinito). </ref>
<ref name="Referencia 028"> “tomada como un todo”: ignorando las irregularidades locales tales como las montañas, siendo insignificantes en comparación con la masa total [terrestre].</ref>
<ref name="Referencia 003">Theon (Roma II 340) atribuye esto a Heráclito. De otra manera es declarado por Xenophanes (Diels-Kranz a38), y fue admitido como una explicación posible de Epicúreo (ej. “Cartas para Pythocles” 92) y de sus seguidores.</ref>
<ref name="Referencia 029">Las horas de los eclipses solares son complicadas [debido a su] paralaje.</ref>
<ref name="Referencia 004">Ptolomeo se refiere al buen conocimiento de que el Sol y la Luna parecen mayores cuando están cerca del horizonte. Aquí el da una incorrecta explicación física y óptica. En un trabajo posterior (“Óptica” III 60, ed. Lejeunde p. 116) lo explica correctamente como un fenómeno puramente psicológico. Sin duda, la medición instrumental de los diámetros aparentes le había convencido de que la ampliación es totalmente ilusoria.</ref>
<ref name="Referencia 030">Leer <span style="font-family: Symbol"></span> (con D) para <span style="font-family: Symbol"></span> en H16,9. Corregido por Manitius.</ref>
<ref name="Referencia 005">Estas proposiciones fueron probadas en un trabajo de Zenodorus (en los albores de la segunda centuria a. C., ver Toomer [1]) del cual son dados extensivos extractos (también otros) por Theon (Roma II 355-79). Hay un buen sumario en “Heath” HGM II 207-13.</ref>
<ref name="Referencia 006"> El único pasaje relevante que conozco es el de Empédocles, Diels-Kranz A60, quién mantuvo que la Luna es de forma de disco.</ref>
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