Diferencia entre revisiones de «Historia general de la medicina en Chile/Capítulo XVI»

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CAPÍTULO XVI.

La Farmacia y la Química




SUMARIO.—§ I. El estudio de la Farmacia. El ramo de boticas. Nóminas y precios de medicamentos. Utilidad de las plantas americanas en las farmacopeas.—§ II. Algunos profesionales de mérito. La Química. El padre Zeiter. Primeros ensayos sobre aguas minerales en Chile. Datos inéditos.




§ I.


La real cédula de 1563, que hemos citado varias veces, disponía que los boticarios debían saber el latín, y cursar estudios prácticos durante cuatro años, con boticarios examinados, sin cuyos requisitos no se les permitía rendir el examen general. Se les exigía el conocimiento de las leyes y reglamentos concernientes al protomedicato, y saber las farmacopeas Galénica y de Dioscórides. En el siglo XVIII, á fines, se agregó el estudio de la química y de la historia natural.

La reforma más seria del estudio de la farmacia data del año 1800, en que se le dió una organización mas en armonía con los progresos de la época. Dicho plan se encuentra en la «Concordia y reales ordenanzas para el réjimen y gobierno de la facultad de Farmacia, formadas con conoctmiento de la Real Junta Jeneral de Gobierno de la facultad reunida en que se declara la autoridad de la Junta Superior Gubernativa de la expresada de Farmacia de todos los dominios de S. M. el Método de estudio que han de seguir los que se dediquen á esta ciencia, y los grados y prerogativas que se les conceden.» [1]

Durante la era colonial, tuvieron las boticas una gran fiscalización, en cuanto al precio de los medicamentos, como lo demuestran variados procesos que se conservan en los archivos y bibliotecas, no demostŕandose igual celo para intervenir en la calidad de los remedios, y mucho menós todavía en mejorar la condición intelectual de la profesión, ú oficio e boticario, como se le llamaba en aquellos años.

La pragmática de 1491, de Isabel la Católica, no fué cumplida en Chile en cuanto al mandato extricto que tenían los alcaldes y examinadores « de mirar y catar las tiendas y boticas de Boticarios y especieros que venden en grueso como en menudo», para quemar en la plaza pública á los remedios y especies falsas, dañadas y corrompidas.

Entre los exámenes de boticas practicados desde los tiempos de Bilbao y Bazán, efectuadas por médicos ó por simples rejidores, fueron más escrupulosas las verificadas por el bachiller Carlos de Molina en 1710, y las que se llevaron á cabo en las boticas de campaña por el corregidor don Rodrigo Valdovinos y el padre Juan Bautista Pavez.

En cuanto á la variedad de las medicinas de la farmacopea colonial, exponemos en la nota adjunta [2] la más numerosa nómina, que hemos encontrado en el archivo del Ministerio del Interior, en el tomo 966.

Entre otros datos de novedad, hemos visto una lista de medicamentos de la botica, que fué de los antiguos jesuítas, de la ciudad de Concepción, y que el Dr. Roquan contrató con el ramo de temporalidades,—ó de beneficencia—para dirijir por su cuenta, desde 1785, y que hasta entonces había sido administrada por el facultativo en el arte de farmacia, y protoboticario Juan Francisco García. Dicha lista enumera á estos remedios y con las cantidades que se expresan:

Dientes de javalí

Marfil raspado
Dientes de cavallo marino
Piedra del águila
Piedra judaica
Ojos de cangrejo
Mandíbulas de pez
Polvos de dientes de chancho
3 libras y 2 onzas
17 »  » 2  »
  14 »
4 libras
5  »
12  »
   »

  2 dracmas
Y los libros siguientes, cuya lista copiamos textualmente:
5 tomos de cuero mulero
1 otro de cuero descuadernado
1  » Químico, Yunquen
1  » Farmacopea de Palacios
1  »   » vitem vengica
1  » en 4.° de Equet
1  »  »  »   Morton
1  »  »  »   Garo hilasio. en Alemán
1  »  » 8.°   Tiro cinco, químico
1  »  »  »   Baciginco

En cuanto al precio de los remedios, ya hemos visto que desde el tiempo de Francisco Bilbao y del Bachiller Bazán que abandonó la medicina para ser boticario, las autoridades se preocupaban de los más mínimos detalles sobre el costo de las medicinas y hierbas y del precio á que podían venderse al público, discutiendo muchas veces hasta de fracciones de reales. [3]

Desde 1790 hasta el fin de la era colonial, estuvo en vigencia una «Tarifa ó Regulación de precios á que deben venderse las medicinas en las boticas.» Esta regulación que fué hecha para la ciudad de Concepción, se puso en vigor también en los demás pueblos, y circuló con profusión en manuscritos de 21 pájinas con las firmas de sus autores: Fulgencio Rodenas, Josef O'Llenes y Dionisio Roquan.

La farmacia y la química, dice el Dr. Augusto Orrego Luco [4], vivieron en un estado deplorable durante la colonia: los remedios, las preparaciones más sencillas eran importadas del extranjero, porque no había en el país quien pudiese elaborarlas.

Campomanes en su «Apéndice á la educación popular», nos dá la prueba de este atraso increíble: «Este arte,—dice—la preparación de medicamentos y productos químicos—en toda su estensión, falta en España... ...Un laboratorio que se va á establecer en Madrid, producirá maestros para las capitales del reino.»

Las hierbas medicinales del nuevo mundo estuvieron en boga, como hemos visto, y formaron el mayor bagaje de las boticas criollas y aún de las farmacias de la península. Este entusiasmo por conocer y analizar la botáńica americana llegó á todas partes incluso á las mismas Cortes. Entre los muchos detalles que tenemos á la vista en el extenso e inédito arsenal bibliográfico de nuestra Biblioteca Nacional, elijimos los siguientes que componen el «Expediente formado á concequencia del Rl Orden sobre recoger y embiar á España para la Botica de su Magestad específicos de este Reino: Los quales fueron remitidos por don Juan José Concha, Oidor de la Rl Audiencia de Santiago de Chile.—Año de 1783.» [5]

El Rey quiere q.e V.S. haga recoger y remita con la brebedad posible con dirección amí para su Botica, y socorrer algunas necesidades la porción q.e pueda juntar de Calaguala y Canchilagua, como también Aceite de María, Bálsamo y cualesquiera otro Expecífico q.e hubiere en essos Dominios, acompañándolo todo con una explicación de las virtudes de cada uno, y del método de usarlo. Y de especial orden de Su Majestad lo participo á V. S. para su cumplimiento.—Dios guarde á V. S. muchos años.—Madrid, catorce de Abril de mil setecientos ochenta y tres años.—Joseph de Galvez.—Señor Presidente de Chile.

Santiago, 14 de Noviembre de 1783.—Guárdese y cúmplase la precedente Real Orden, y á su efecto, sacándose testimonio de ella, se traiga á la vista para dar las Providencia oportunas y fecho se archive original en la ecretaría, contextándose por ahora el recivo.—Benavides.—Rengifo.—Concuerda con el original ha que me refiero. Santiago y Noviembre 20 de 1783.—Rafael Antonio Rengifo.—Teniente Escribano del Mayor de Gobierno.

En virtud de la citada Real Orden, se comisionó al protomédico Ríos, para que dentro del tercero día diese el informe respectivo. Dicho documento dice así:

M. Ill.e S.or Pres.te

En cumplimiento del Superior decreto de V. S. del presente mes relativo á otro de 24 de Nov. del Año p. p. en que se me ordenó hiciera una relación de los Bálsamos y otros específicos que produce este Reino, dando de cada cosa la razón de sus virtudes, y método de usarlos con arreglo á lo prevenido en un Rl. Or.n de S. M. debo exponer á la Sup.or atención de V. S. que hasta el pte. no he podido adquirir las noticias oportunas, para llenar la razón q.e se ordena, sin embargo de las activas diligencias eficaces que he practicado con diversos confidentes que residen en las diversas Provincias del Reino, pues por fruto de todos mis conatos, solo he podido inquirir que el único específico y simple de los que se relacionan en dicha Rl. Or.n solo tenemos conocido á la Canchilagua, [6] aunque tengo noticia fundada de la Calaguala, aunque poca, y ninguno de los otros Bálsamos y simples indicados de producir en este Reino, siendo preciso traerlos de afuera, para aquellas preparaciones de la Pharmacia, en que se hace uso de ellas.

La morosa contestación de los Confidentes, de quienes me he valido, y el deseo de dar una circunstanciada noticia de estas producciones, caso que se hallasen en algún parage de los diversos temperamentos que comprehende esta Gobernación, ha sido el verdadero motivo de no haber cumplido con prontitud las órdenes de V. S.—Pero en defecto de estos, hago una breve recolección de las que hay mas noticias, y mas virtudes tenemos calificadas con la experiencia, y que son las siguientes: La Canchilagua—Retamilla—Gulén—Palqui—Quinchamalí—Pangue—Trebul—Calaguala—Paico—Pirquinlaguen—Y en la Concepción de este Reino hay Zarsa; de otras muchas se tiene noticia muy obscura, por hallarse sepultadas entre los Indios.

Principiaré expresando por su orden las virtudes y modo de usar estos simples vejetales.

De la Calaguala hice relación á V. S. separadamente con motivo de haberme significado el Secretario de Cartas que precisaba la remisión.

La Retamilla, se tiene por caliente y seca; su virtud es digestiva y estomáquica, y así aprovecha grandemente en las indigestiones de estómago por abuso de alimentos, en los vómitos, ardor y diarreas, que vienen de la misma causa. Se usa en cocimiento, y en infusión, en la dósis de medio manojo, hasta un manojo.

El Culén, algo semejante en sus virtudes al Thées un estomáquico suave, corrige las digestiones viciadas, se usa de el en los languores de estómago, en la diarrea, vómitos crudos etc. Se usa en cocimiento ó infusión fuerte. La dosis de sus hojas es desde un pugito hasta dos. La corteza de su raiz, machacada, desde una onza hasta dos.

El Palqui, es una arbusto de un olor fuerte, de un sabor amargo desagradable; se tiene por frío y húmedo en grado considerable, por consiguiente es un exelente atemperante, se usa de él con feliz suceso en las fiebres ardientes, y demás enfermedades inflamatorias, de tal suerte que, entre los campestres es tenido por específico en dichas enfermedades, y ciertamente la experiencia comprueba su eficacia. Se usan sus hojas y la corteza de su raiz en cocimientos ó por infusión fuerte, así en bebidas como en ayudas, en las propias dosis que el culén.

Quinchimalí, es una yerba vulneraria, y descoagulante muy buena, cálida en grado considerable. Se usa de ella en las heridas principalmente contusas, y apostemas interiores. La experiencia ha mostrado felices éxitos con su uso. Su dosis, en cocimiento, es desde medio manojo hasta uno, pero se ha de mezclar con algun atemperante.

Pangue, es una yerba que se cría en lugares húmedos, como en vegas y cerca de arroyos que pasen por medio de quebradas; produce un tallo considerable algo parecido á la Serpentaria. Su qualidad fría y húmeda; es un acido austero astrinjente; se usa de él en las diarreas y vómitos biliosos, y quando es necesario un astrinjente refrijerante. Suelen con frecuencia, los campestres, comer sus tallos por refresco en el estío, sino también para curtir cueros.

Trebul, es una yerba parecida al melitote; es una leve descoagulante; se usa del mismo modo y en las mismas dosis y casos que el quinchimalí.

Calaguala, es la raiz de una planta del mismo nombre, es aperitiva, sudorífica y resolutiva ó descoagulante, se usa de ella en cocimiento y algunas veces en polvo, como se puede ver en la Farmacopea Matritense.

Paico, es una yerba parecida al hisopo, es un estomáquico muy cálido, corrobora mucho el estómago relajado, ayuda grandemente á la dijestión; se usan sus hojas y cogollos en cocimientos ó infusiones, desde medio manojo hasta un manojo.

Pirquinlaguien, es una raiz nudosa, parecida á la raiz de la caña, es un emético violentísimo, suelen, aunque rara vez, los campestres usar de él. El ejercicio médico todavía no la ha puesto en uso. Se detienen sus violencias con agua fría; la dosis es de un gramo hasta dos ó tres.

Estos son los simples vegetables, que estan en uso en la Medicina, y que la experiencia ha comprobado sus virtudes. Santiago y Abril 29 de 1784.—Dr. Joseph Antonio Rios.

Con fecha 15 de Noviembre de 1784, el presidente Benavides, comisionó á don Juan José Concha, para que de acuerdo con el protomédico y el boticario Fulgencio Rodemas, procediese á la recolección de las plantas medicinales que debían enviarse á España.

En el mismo expediente que analizamos, se halla la siguiente: Razón de las hierbas y Raizes que he acopiados de orden del M. I. S. P. para efectos de remitir á la Corte de Madrid; y se conducen en quatro caxones y dos terzios, numerado de uno hasta seis, con la distinción de sus contenidos, como aparece de esta:

:Caxon N.° 1.—Por 4 Libras de Quinchamalí á 3 rs.....07...4
 Por 4 Libras de Trebol á 3 rs................07...4
 Por 2½ Libras de Dichilla á 3 rs............00...7½
 Por 12 Libras de Vira Vira á 1½ rs.........02...2
Caxon N.° 2.—Por 45 Libras de Paico á 2 rs...............11...2
Caxon N.° 3.—Por 20 Libras de Relamilla á 2 rs...........5...»
Caxon N.° 4.—Por 15 Libras de Paico á 2 rs................3...6
 Por 20 Libras de Raizes de Palqui á 1 r..2...4
Caxon N.° 5.—Por 13 Libras de Pirquinlahuen á 3 rs..22...3
Caxon N.° 6.—Por 13 Libras de Pirquinlahuen á 3 rs..22...3
Gastos de acomodo
 Por 4 caxones á 3 rs..............................12...»
 Por cueros, clavos y trabajo....................1...6
 Por dos Gergas........................................2...»

Impte. total 105...7½
Santiago y Abril 5 de 1785.—Fulgencio Rodenas.

A la Razón anterior, acompaña el Sr. Rodenas una nota en que da cuenta de haber recogido y enviado «la hierba Vira Vira, cuio uso es en los afectos de Pecho, mui acomodado, respondiendo siempre con felicidad, tomada en cocimiento, puesta una onza de hierba en una libra de agua. Así mismo he puesto en el caxon N.° 7 la raiz de Dichilla que se usa en el Fluor albus, y purgación, con célebres efectos. Se toma á pasto, haciendo cocimiento de una onza de la raiz en una libra de agua, hasta consumir la tercia parte.»

A continuación de estos datos, se halla el original de una nota del oidor don Juan José Concha, al presidente don Ambrosio de Benavides, en que da cuenta de su cometido, y en que anuncia su propósito de seguir recolectando hierbas para una segunda remesa.

La referida encomienda siguió por vía cordillera hasta Mendoza y Buenos Ayres, siendo embarcada en Montevideo en la fragata «Correo del Rey».

Una última nota del citado Sr. Concha, de fecha 9 de Agosto de 1786, al presidente Benavides, da cuenta de la segunda remesa, consistente en siete zurrones de yerbas para la Real Botánica de Madrid, que contenían 53 libras de Arguenillas y 52 libras de Pangue, enviados directamente de Valparaíso en el navío «Príncipe Carlos.»

Agrega el Sr. Concha que el Pangue, facilita la orina, deshace la Piedra, arenas y materias sabulosas que se crían en los riñones y vejiga, por lo que se cree que esta planta consta de Particular salino volátil y sulphureas, capaces de incindir, atenuar y deterezar cualquier obstáculo que dificulte el tránsito de la orina por sus respectivos conductos. Se usa en cocimiento—un puño—en una libra de agua y se toma á pasto, de cuyo manejo alcanzan felices sucesos por experiencia.—Firmado.—Juan José Concha.


§ II.


Si el ramo de farmacia estaba tan descuidado, se comprende cual sería el estado de sus profesionales no sólo bajo el punto de vista de los estudios, sino bajo la condición social y material de estos individuos.[7]

Era tan precaria la situación de los boticarios, que, en 1776, uno de ellos llegó á pedir al gobierno eclesiástico que le hiciesen el favor de darle las bulas viejas, para envolver los remedios. [8]

Muy pocos nombres de farmacéuticos se conocen durante los tres siglos del reino y de éstos bien pocos son los que merecen un recuerdo.

Los que más sobresalieron fueron los médicos que se dedicaron á este trabajo, por prohibírseles ambas profesiones, y algunos como el protoboticario García, el médico práctico presbítero Alvarez, y los facultativos Roquán y Rodenas que durante largos años se dedicaron á este servicio.

Desde 1706 á 1710, sirvió á satisfacción el puesto de boticario del hospital, el valenciano Antonio Vidal, que dejó el empleo para establecerse con una botica propia. En la calle del Rey, Josef del Castillo, sirvió su botica con algún éxito por aquella fecha.[9]

Por lo común, los boticarios más experimentados fueron los frailes hospitalarios que ejercían este oficio, y los mismos médicos que, en los pueblos lejanos y campañas, se veían obligados á despachar sus recetas por falta de aquellos.

Los conocimientos de química que poseían los médicos, eran bien escasos, y casi nulos los de los boticarios.

El estudio de este ramo entró al plan de enseñanza, sólo al terminar el siglo XVIII.

Ya hemos indicado que los textos más conocidos eran, únicamente, los de Yunquén y un manual llamado Tiro cinco.

Entre los que poseían mayores estudios y se dedicaban á las investigaciones, se encuentra el 00químico José Zeiter, padre jesuíta, farmacéutico y médico práctico que gozó de reputación. En su botica del Colegio Máximo de San Miguel, de Santiago, se dedicó á una serie de observaciones, comprobadas en la correspondencia que mantuvo con el hermano Rojo, de lo misma congregación y que tenía á su cargo igual servicio en el Colegio de los jesuítas, en Lima. [10]

En una de estas cartas, están las siguientes palabras referentes á los primeros ensayos sobre aguas minerales verificadas en el país:[11]

«Es verdad: hav fuentes y brotes de agua en este Reyno. Así mismo se hallan también sus concretos y coágulos de sales varias, en diferentes partes. Mas ni estos ni aquellos son de la Sal Cathartica, sino que están unas más y otras menos, pero todas ellas empreñadas de Marte y vitriolo.

He tenido gastado en este punto bastante prolijidad y siempre sobre la advertencia y con la inspección de sí ó la Sal de Inglaterra ó la Sal Catharthica, pudiésemos tener dentro de este Reyno, mas nunca quiso cuajar, y siempre hallé una cosa bien distante.

Paréceme, pues, cosa excusada enviarle cualquiera muestra.»[12]

Existen en el archivo citado varios otros documentos y cartas de los hermanos Zeiter y Rojo que comprueban sus investigaciones químicas y terapéuticas y su dedicación al estudio, debiéndoseles considerar en un nivel muy superior al de sus ccolegas de la época.

  1. Arch. del Ministerio del Interior.—Vol 751.—Real Cédula sobre varias providencias para remediar el abandono en que se hallan las facultades de cirugía y farmacia, acompañando ejemplares de la ordenanza para el réjimen y gobierno de esta facultad.N.° 27.—pájs en 4.° de impresión hecha en Madrid en el año MDCCC.
  2. Medicamentos de la Botica de San Juan de Dios de Santiago, en 1748.



    Cordialeras

    Panes de oro y plata
    Confección de jacintos
    Confección de alquermes
    Confección de Matridato
    Diamargaritón frío
    Coral rubio
    Perlas preparadas
    Cuerno de ciervo preparado
    Piedra Besar
    Triaca magna
    Ojos de cangrejo preparados
    Filonio Romano
    Id. pérsico
    Id. de sefali
    Polvos de jalapa
    Id. de sem
    Maná
    Polvos aromáticos rosados
    Vasauras de Marfil
    Polvos de Cartagena
    Polvos de rosa
    Semilla de Mostaza
    Polvos de Zarza compuestos
    Tierra sellada
    Sándalos rubios
    Miravolanos
    Almendras dulces y amargas en grano
    Píldoras de ligno aloe
    Friavotano
    Polvos de alejandría
    Castóreo
    Sandalo cetrino
    Emplasto vejigatorio
    Polvos de aturia preparados
    Trociscos de Solimán

    Laudano opiaceo

    Craneo umano
    Masiás
    Spíritu Susini
    Tintura de castoreo
    Píldoras Senequibus
    Sinus santi
    Antimonio marzial
    Spiritu Bitriolo
    Aceite de nuez moscada
    Píldoras agregativas
    Id. lusivas
    Piedra infernal
    Alomariga
    Píldoras coquies
    Piedra arménica
    Ambar
    Salsarimo
    Píldoras angélicas
    Válsamo de Tolú
    Alcanfor
    Píldoras de Ruibarvo
    Id. de arrodon avatis
    Tártaro emético
    Aceite de abecto
    Sal de ynglaterra
    Lapis lasuli
    Sal de Saturno
    Polvos juanes
    Polvos contra casus
    Sal prumela
    Lapis amatisti
    Lapis judaires
    Trociscos de Nacis
    Balsamo de Paridas
    Matramo de Paridas
    Mateolo aceite
    Aceite de almásiga
    Id. de niformio
    Soliman laureado
    Spiritu de Trementina
    Bitriolo Romano
    Albumgricum oficinum
    Polvos de semilla de ynojo
    Vitriolo Blanco
    Aristoloquia rotunda
    Polvos de crasus
    Oleun croci
    Polvos de linaza
    Polvos de almidón de Castilla
    POlvos de liquiricia
    Id. de Iera simple de Gabm
    Id. de Zetrino y de Vellotas
    Polvos de hirco
    Opio depurado, y agnus casti
    Polvos de altramusis
    Resina de algarobo
    Canillas de buitre
    Polvos de anis y de verdete
    Acivar preparado
    Hipoquístidos
    Cardo momos
    Polvos de cato
    Ierita bona polvos
    Espodio, raiz de la Chila
    Acasia
    Goma de Castilla
    Affollas Llenara
    Flor de cobre
    Ferro astringente
    Vidrio antimonio

    Ungüentos

    Ungüento artanita
    Diafanicon de Alejandria
    Ungüento de manzanas
    Id. de plomo
    Id. altea
    Id calabasas
    Id. Isis
    Id. almrtagas
    Id. diapalma
    Id. alderete
    Id. rubio
    Id. hazar
    Id. rosado
    Id. sandanilo rosado
    Id. amarillo
    Ungüento sopolativo
    Id. lacarias
    Id. blanco con alcanfor
    Id. deacathalicon
    Id. goma eleme
    Id. resolutivo
    Id cefririaco

    Emplastos

    Emplasto de ranas
    Id. confortativo de Vigo
    Id. de aquilón maior
    Id. de aquilón menor
    Id. de la madre
    Id. ocicrocio
    Id. estomaticon real
    Id. geminis
    Id. goma lacar
    Id. vedilio
    Id. opoconaco
    Piedra alumbre
    Sal de compas
    Valsamo de Pereira
    Sangro de Drago
    Cardenillo
    Colapisis
    Alvaialde
    Polvos extrictivos
    Piedra bictriolo
    Dictamo real
    Mirra
    Saragatona
    Coloquintida
    Ipericon
    Polvos de Alejandria
    Plomo preparado
    Espejuelo
    Azufre en piedra
    Emplasto divino
    Polvos armenios
    Id. castañas
    Avillas de montañas
    Id. marinoa
    Moscas cantáridas
    Incienso
    Gema sagapeno
    Flores balustras
    Raiz de zazafras
    Yerva caviosa
    Gordolobo
    Yerva hisopo
    Raiz de ciperas
    Vasuras de marfil
    Altramusus
    Pimienta longa
    Goma alquirita
    Salgema
    Lengua de siervo
    Quina amarga
    Pimienta blanca
    Peonia
    Agárico
    Sal armoniaco
    Goma elemí
    Euforvio
    Dictamo de creta
    Brictriolo de chipre
    Goma yedra
    Carne de membrillo
    Tormentilla
    Elevoro blanco
    Láudano de Purado
    Raiz de Galanga
    Genciana
    Tarjirio de oro
    Tarjirio de plata
    Pulpa caña fístola
    Caña fístola en baina
    Tamarindo
    Azogue
    Piedra iman

    Azucar cande

    Cascarilla de loja

    Jaraves

    Arrope de moras
    Járave de agras
    Id. cinco raices
    Id. membrillo
    Id. granadas
    Id peonía
    Id. ojimiel
    Id. polipodio
    Miel de abejas
    Jarabe de oro sus
    Miel rosada
    Jarabe culantrillo
    Id. borrajas
    Id. violado
    Id. rosado de 9 infusiones
    Id. de cortezas de cidras
    Id. agrio de cidra
    Id. rosa seca
    Id. emusilabos
    Id. fumaria
    Id. pérsico

    Aceites

    Aceite de lirio
    Id. castóreo
    Id. biolado
    Id. alcaporras
    Id. aparicio
    Id. almendras dulces
    Id. manzanilla
    Id. agenjo
    Id. rosado
    Id. yerba buena
    Id. almendras amargas
    Aceite ofonsino rosado
    Id. arrayán
    Id. berde
    Id. ruda
    Id. lombrizes
    Id. membrillo
    Id. meldo
    Vino emético
    Vinagre rosado
    Agua rosada
    Agua de verdolagas
    Aguardiente alcanforado
    Aguardiente mirrado
    Vino aromático
    Colirio de Vassis
    Trementina
    Unto sin sal
    Zumo de membrillo
    Mirabolanos indos
    Mirabolanos quedalos
    Id. id Zotrino
    Id. id en blicos
    Pez de Castilla
    Pez arábiga
    Sen en oja
    Polvos mirtinos
    Item undragmataria
    Zarza en palo
    Oro sus en palo
    Flor de violetas

    Salvia

    Y todas yerbas medicinales que hay en el páis.

  3. En el Vol. LXXI del Arch. del M. del I.—N.° 1247—se conserva un largo protocolo sobre pago de medicamentos gastados entre los variolosos de la villa de Cauquenes. Dichas medicinas habían sido entregadas por la botica de Roquán, de Concepción, y fueron halladas muy caras por las autoridades. El protomédico Ríos mandó que se pagasen según el arancel decretado por el Exmo. Señor Agustín de Jáuregui, ex-gobernador del reino, y previo examen del protoboticario Juán Francisco García.

    El total de la cuenta de Roquán ascendía á 167½ reales, y se le pagaron 112½; en un cheque contra el Banco del Maule, según ajuste hecho por la tarifa de Jáuregui. Entre otros precios, hay los que siguen:

    Corteza de Cidra

    Maná
    Sal de Inglaterra
    Almendras
    Píldoras mercuriales
    ½ real la onza
    3 reales » »
    3  »  »  »
    5  » la libra
    7  » la dracma, etc. etc.

  4. Carta del Dr. A. Orrego Luco, al secretario de la Sociedad Médica de Lima, don Ignacio de la Fuente, con motivo de recibir el diploma de socio correspondiente.—Pub. en la «Revista Chilena», febrero 1.° de 1879.
  5. Rejistro de Escribanos.—Vol 614.—M. S. de la B. N.
  6. Brebe descripción de la naturaleza, virtudes y métodos de usar la canchilagua ó cachanlagua.—(Copia del Archivo de Indias.—Vol.29.)
    La canchilagua ó cachanlagua que en abundancia se dá en los campos de Chile, no es otra cosa que una especie de centaura menor cuya flor es purpurea monopétala, y solo se diferencia de la centaira menor que se da en España (segun don José Quer en su Hora Española) en la disposición de sus ramas que no teniendo tanta union entre sí estan mas abiertas, largas y opuestas; en sus hojas que son mucho mas estrechas y las flores mas separadas y finlamente en que el pezon de cada una está asido en la extremidad de la rama.
    La canchilagua es caliente y seca, aperitiva, astringente, emenagoga y febrífuga por lo que es de grande utilidad en las calenturas intermitentes; ella es un poderoso incidente de los humores viscosos que ocupando las primeras vías son causa de muchas enfermedades, y al mismo tiempo corrobora las fibras del estómago restableciendo el succo gástrico a su natural vigor. Tomada en infusión ó cocimiento bien caliente en porcion copiosa causa diarrea y sudor; suele administrarse con feliz suceso cuando se siente pesadez en el cuerpo, torpeza y lentor en las funcione, efectos del vicio de insjussitud en la masa sanguínea; por su distinguida amargura mata las lombrices, siendo muchos los abusos vulgares y extraños modos con que en este Reino la toma cada uno.
    La dosis, segun la Matritense, en sustancia es de media á una dragma, pero el método comun es tomarla en infusión ó cocimiento..

    Santiago de Chile, 2 de Diciembre de 1773.—Es copia de la razón del particular dada por el Doctor Don José Antonio Rios que hacede Proto médico de esta capital, de que certifico.—Judas Tadeo Reyes.

  7. Santiago tuvo verdaderas epidemias de malos boticarios que causaron alarma en el vecindario. De aquí el auje que tuvo siempre la botica de los jesuítas rejentada por manos más experimentadas.

    En el Libro de Acuerdos de la Real Audiencia, se halla la siguiente resolución sobre la primera botica de los padres jesuítas:

    «En 9 dias del mes de setiembre de 1647, se votó la causa del señor fiscal de Su Magestad con los padres de la Compañía sobre que se declare por nula la venta que hizo Andrés Ruiz Correa, boticario, á los dichos padres de la Compañía y que se declare no poder tener botica; y la vieron por las alegaciones que, de una y otra parte, se han hecho.

    Los señores don Pedro González de Güemes, y don Nicolás Polanco de Santillana, fueron de parecer, que atento á la ocasión del terremoto y no haber otra botica, la pueden tener con que, dentro de un año, que se cuente desde que saliere el primer navio de los puertos de estas costas, traigan boticario seglar examinado que dé recaudo en dicha botica, sin perjuicio de que, si quisiere otra cualquier persona en quien concurran las partes y calidades de derecho usar y tener botica, pueda libremente, con apercibimiento que, si no lo trajeren dentro de un año, se proveerá lo que convenga.

    El señor don Bernardino de Figueroa fué de parecer que se declare no haber lugar la nulidad pedida por el üscal de la venta hecha por Andrés Ruiz Correa, ni lo pedido por el dicho señor fiscal en cuanto á que cierren la botica, sino que pueden libremente usar de ella; y que esta real audiencia la visite cada y cuando que le pareciere.

    Y salió por el voto de dichos señores.»

    Siempre que se trataba de clausurar ó poner trabas á esta botica la opinión pública condenaba tales procederes, temerosa de caer en manos de los hijos de Bilbao, salvo honrosas excepciones. De aquí nace la popularidad que tuvo en el siglo XVIII la siguiente cuarteta de don Juan de Triarte:

       Los golpes que el boticario
    Da en su almiréz ó mortero
    Los dobles primeros son
    Que anuncian cualquier entierro...

  8. Arch. del M. del I.—Vol. 571.
  9. Tenemos á la vista una cuenta pasada por este boticario al prior fray Cipriano Suarez de Cantillana, cobrándole la suma de 445 pesos y 6 reales por 183 recetas depachadas para el hospital, desde el 7 de Enero hasta el 16 de Julio de 1712.
  10. Arch. de los antiguos jesuitas- -Vols. 34 y 76.—Documentos relativos á los años 1764 á 1766.
  11. Las investigaciones químicas sobre aguas potables, datan del tiempo de Jordán de Ursino, y Ochandiano, expuestas ya al tratar de estos médicos, pero mejor pueden llamarse deducciones teóricas, pues no fueron basados en análisis químicos propiamente dichos.
  12. Carta del hermano José Zeiter, al hermano José Rojo, Boticario del Colegio de San Pablo, de Lima.—Setiembre 19 de 1764.—Arch. de los ant. jesuítas.—Vol. 76.
Historia general de la medicina, tomo I de Pedro Lautaro Ferrer

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Segunda parte: VIVIIVIIIIXXXIXIIXIVXVXVIXVIIXVIIIXIXXXXXIXXII
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