Diferencia entre revisiones de «Entrevista al poeta Lorenzo Peirano (Año 2009)»

Contenido eliminado Contenido añadido
Deucaleon (Discusión | contribs.)
mSin resumen de edición
Deucaleon (Discusión | contribs.)
mSin resumen de edición
Línea 18:
'''¿Cómo ocurrieron tus inicios literarios, en términos de ambiente, amistades e inquietudes?'''
 
[[File:Lorenzo Enrique Peirano Abarca (1962).jpg|thumb|LorenzoFotografía Enriquede Lorenzo Peirano Abarca ''ch''. 2012.]]
—Fue algo paulatino, algo que seguramente se desarrolló en la niñez debido a ciertos acontecimientos trágicos que no tenían por qué afectarme, o yo enterarme de ellos; pero que me afectaron y entorpecieron mi desarrollo normal. Fui un mal alumno, un niño aborrecible; siempre en mí todo fue equívoco y anduve demasiado confundido durante mucho tiempo. Hijo único, imagínate; mi padre era un hombre mayor y práctico, un hombre de negocios. Mi madre, bueno, ella fue todo. Tuve su apoyo siempre. Salíamos a veces al centro y visitábamos librerías; ella me hizo leer a Victor Hugo, Balzac, Tolstoi, Eça de Queiroz. Después vendría mi pasión por Miguel Hernández (el Hernández de "El rayo que no cesa" y del "Cancionero y romancero de ausencias"). Verás, cuando yo tenía trece años sentí la necesidad de escribir un poema; luego se lo leí a mis padres. Mi madre, por supuesto, apoyó mis resultados, sin embargo, mi padre, muy serio, me dijo que no escribiera más. Eso fue espantoso; mi padre, aparte de leer a los clásicos (tenía una hermosa edición de La Divina Comedia) era un admirador de Rubén Darío. Tenía también, entre sus viejos discos, uno en el que recitaba Neruda. La familia de mi padre es de inmigrantes, y él fue formado con educación y trabajo. Ahora, yo creo que su orden —porque fue una "orden" y no un "consejo"—, fue motivada, como después me indicó mi madre, debido a las penurias que, de seguro, afectarán a alguien que escribe; él no quería verme como ahora yo me veo: desesperado por la falta de dinero. Mi padre fue amigo, además, de Miguel Serrano y de otros escritores.
Ahora, con el tiempo, creo que logré superar aquella experiencia, y más o menos a los diecinueve años decidí, o entendí, que realmente tenía que escribir. Y fui afortunado, el azar me llevó a conocer al poeta Jorge Teillier y a otras personas, escritores, que, de muchas maneras, me reafirmaron.