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de la mas fea y madwrita; por-que como decia muy opor- tunamente mi querido amigo Leon Isaac (3. quien lla- mab-an Isaac’), a falta de pan buenas son tortas, porque ya se sabe que casamiento y mortaja. dvel cielo baja. y es como el comer y el rascar; gtodo es-td en empemr, y cuando la. mayor sewcasa siguen las otras, asi como cuando esto no sucede, se quedan todas para vestir sain- tos, lo que dicen que no es muy divertido. Pero vo1va- mos a los ingleses, que no ‘hay que solzfiarlos a dos tire» nes, como Vd. dice, y dejemos a los alemanies, porque bien -puede ser -que mafiana salga algfin sfibdito de esa culta nacion, protostando con 10 ‘de designarlos por el titulo d-e sacaclavos; y eso que yo me guardo bien de nombrar aoninguno, porque me habrira de corregir la ort-ografia. Vd. es tan sumamente galante con mis que- ridos compatriotas, hasta. atribuirles a uno de ellos, Mr. Bnittain, (-con dos T), e1 haber introducido la pera de agua! ;Pero si ahora todas las peras -son de agua, sefior don Santiago Calzadilla, y esa que Vd. designa es 2). la que ahora. ae c-onoce )7 es de buen tono dar e1 nom- bre en la mesa higlzlifes, de “Buen cristiano Williams,” z,Quié'n seria. Aese bendito que inmortalizo su nombr-e en una p-era? y qué me dice Vd. del que se lo lega a un melon? - Pem violvamos a las peuras. Cuanvdo se intro» duj-o la, pera de agua, no se conocia sino la periita parda, arenosa, que ‘se -ponia en la. carbonada, .p1ato criollo que me gusta mucho. Aquello fué un acontecimiento. Ahora ese “Buen cristia-no Williams” ha d.e-ge-neradoi‘ Sus desc-endientes son raquiticos (lo que no pasa con 10s in- gles-es, porque la. raza anglo-portefia, es la mas bella, opinion general) 37 sino que lo digan 10-s rvetofios de Ions Tonquisones, Gowiland y tantos otros, sin hacer flgurar los frutos del arbol de que yo formo el tronco, porque mu‘. mod-es-tia me lo impide y dejo a otros hacer su elogio. Y volviendo a, las peras, diré con Vd., respetando la opi- nion -de Brill-ant-Savarin —— dime como comes y te diré quién eras", lve diré que esa.s, peras de agua me recuerdan algunos de los banquetes del -sefior don Miguel de Riglos-, e1 gentleman mas cu-mplido de mi tiempo, )7 tan cum- plido que -entonces solo él sabia. hacer cortesias y sa- ludar a lag damas con una galanteria que demostraba su culto por -ellas. Recuerdo queoa una de esas comidas lo invito a Sarmiento, entonces joven todavia, y éste que era imuy disitraido, se olvido y paso la hora de regla, Y e1 duefio de casa sie deshacia en conjeturas hasta que allé. tarde llego Sarmiento, contando que se habia o1vi-