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por el pueblo, a razón de un diputado por cada 7.500 almas; pero cualesquiera que pueda ser el número, menor de 90.000, doce diputados deben ser elegidos. La duración de la asamblea es bienal, y su trabajo es supervisar la reglamentación civil de la provincia.

Debajo del Intendente cada provincia tiene un gobernador local, cuyas principales funciones son mantener el orden, presidir las sesiones municipales, ver que sus normas sean ejecutadas, y obedecer las órdenes del Intendente de la provincia. Mientras estuvimos en Chiloé, las funciones del Intendente, y de comandante militar, fueron realizadas por una persona, el brigadier general Don José Santiago Aldunate; pero, después de su dimisión, los cargos fueron separados: el comandante militar retuvo el cargo de tesorero. Las funciones del jefe militar, son disponer de las tropas bajo su mando, cuando vea la ocasión, a fin de garantizar la tranquilidad, y subordinación de la provincia, de la cual es responsable; y prestar ayuda al Intendente cuando la pueda requerir; pero, para todos los propósitos comunes, los Milicianos, que están bajo el control inmediato del Intendente, son empleados. Para la administración de las leyes hay un juez (Juez de letras), que trata todas las demandas tanto civiles como criminales. La provincia envió dos diputados al congreso de Chillán, uno por San Carlos, y el otro por Castro. A principios del año 1829, los Milicianos eran más de siete mil hombres, y las tropas regulares eran trescientos treinta, que eran más que suficientes para la provincia.