Diferencia entre revisiones de «El hombre mediocre (1926)/Capítulo III»

Contenido eliminado Contenido añadido
Sin resumen de edición
Deshecha la revisión 593116 de 200.8.66.115 (disc.)
Línea 5:
'''<center>LOS VALORES MORALES </center>
 
Ninguna fe impulsa a los hipócritas; no sospechan el valor de las creencias rectilíneas. Esquivan la responsabilidad de sus acciones, son audaces en la traición y tímidos en la lealtad. Conspiran y agreden en la sombra, escamotean vocablos ambiguos, alaban con reticencias ponzoñosas y difaman con afelpada suavidad. Nunca lucen un galardón inconfundible: cierran todas las rendijas de su espíritu por donde podría asomar desnuda su personalidad, sin el <center>[[El hombre mediocre: 4#I. LA MORAL DE TARTUFO|I. La moral de Tartufo.]] - [[El hombre mediocre: 4#II. EL HOMBRE HONESTO|II. El hombre honesto.]] - [[El hombre mediocre: 4#III. LOS TRÁNSFUGAS DE LA HONESTIDAD|III. Los tránsfugas de la honestidad.]] - [[El hombre mediocre: 4#IV. FUNCIÓN SOCIAL DE LA VIRTUD|IV. Función social de la virtud.]] - [[El hombre mediocre: 4#V. LA PEQUEÑA VIRTUD Y EL TALENTO MORAL|V. La pequeña virtud y el talento moral.]] - [[El hombre mediocre: 4#VI. EL GENIO MORAL: LA SANTIDAD|VI. El genio moral: la santidad.]]</center>
<center>[[ el guano que fecundiza los temperamentos vulgares, permitiéndoles prosperar en la mentira: como esos árboles cuyo ramaje es más frondoso cuando crecen a inmediaciones de las ciénagas.
 
Hiela, donde ella pasa, todo noble germen de ideal: zarzagán del entusiasmo. Los hombres rebajados por la hipocresía viven sin ensueño, ocultando sus intenciones, enmascarando sus sentimientos, dando saltos como el eslizón; tienen la certidumbre íntima, aunque inconfesa, de que sus actos son indignos, vergonzosos, nocivos, arrufianados, irredimibles. Por eso es insolvente su moral: implica siempre una simulación.
 
Ninguna fe impulsa a los hipócritas; no sospechan el valor de las creencias rectilíneas. Esquivan la responsabilidad de sus acciones, son audaces en la traición y tímidos en la lealtad. Conspiran y agreden en la sombra, escamotean vocablos ambiguos, alaban con reticencias ponzoñosas y difaman con afelpada suavidad. Nunca lucen un galardón inconfundible: cierran todas las rendijas de su espíritu por donde podría asomar desnuda su personalidad, sin el El hombre mediocre: 4#I. LA MORAL DE TARTUFO|I. La moral de Tartufo.]] - [[El hombre mediocre: 4#II. EL HOMBRE HONESTO|II. El hombre honesto.]] - [[El hombre mediocre: 4#III. LOS TRÁNSFUGAS DE LA HONESTIDAD|III. Los tránsfugas de la honestidad.]] - [[El hombre mediocre: 4#IV. FUNCIÓN SOCIAL DE LA VIRTUD|IV. Función social de la virtud.]] - [[El hombre mediocre: 4#V. LA PEQUEÑA VIRTUD Y EL TALENTO MORAL|V. La pequeña virtud y el talento moral.]] - [[El hombre mediocre: 4#VI. EL GENIO MORAL: LA SANTIDAD|VI. El genio moral: la santidad.]]</center>
 
 
Línea 15 ⟶ 11:
 
===='''<center>I. LA MORAL DE TARTUFO </center>====
La hipocresía es el arte de amordazar la dignidad; ella hace enmudecer los escrúpulos en los hombres incapaces de resistir la tentación del mal. Es falta de virtud para renunciar a éste y de coraje para asumir su responsabilidad. EsropajeEs socialel deguano que fecundiza los temperamentos vulgares, permitiéndoles prosperar en la mentira: como esos árboles cuyo ramaje es más frondoso cuando crecen a inmediaciones de las ciénagas.
 
Hiela, donde ella pasa, todo noble germen de ideal: zarzagán del entusiasmo. Los hombres rebajados por la hipocresía viven sin ensueño, ocultando sus intenciones, enmascarando sus sentimientos, dando saltos como el eslizón; tienen la certidumbre íntima, aunque inconfesa, de que sus actos son indignos, vergonzosos, nocivos, arrufianados, irredimibles. Por eso es insolvente su moral: implica siempre una simulación.
 
Ninguna fe impulsa a los hipócritas; no sospechan el valor de las creencias rectilíneas. Esquivan la responsabilidad de sus acciones, son audaces en la traición y tímidos en la lealtad. Conspiran y agreden en la sombra, escamotean vocablos ambiguos, alaban con reticencias ponzoñosas y difaman con afelpada suavidad. Nunca lucen un galardón inconfundible: cierran todas las rendijas de su espíritu por donde podría asomar desnuda su personalidad, sin el ropaje social de la mentira.
 
En su anhelo simulan las aptitudes y cualidades que consideran ventajosas para acrecentar la sombra que proyectan en su escenario. Así como los ingenios exiguos mimetizan el talento intelectual, embalumándose de refinados artilugios y defensas, los sujetos de moralidad indecisa parodian el talento moral, oropelando de virtud su honestidad insípida. Ignoran el veredicto del propio tribunal interior; persiguen el salvoconducto otorgado por los cómplices de sus prejuicios convencionales.