Diferencia entre revisiones de «Oficios de Córdoba y Rojas sobre el combate de Cotagaita»

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Línea 25:
Visto por los enemigos que la posición del molino les era ya desventajosa por ser nosotros dueños de la altura que lo domina, avanzaron el obús sin embargo de mi continuado fuego, y lo apoyaron en un rancho del frente de mi reducto del centro, en que estaba el distinguido teniente comandante de artillería don Miguel Mujía, y a tiro muy corto rompieron nuevamente el fuego con bastante viveza. La columna de mi izquierda siguió adelante con el cañón de a cuatro sostenido por los negros y mulatos que ocuparon el cerro del camino de la quebrada de Cinti, pero los fuegos vivos y bien dirigidos del subteniente de artillería don Luciano Cabral, a quien había encargado del primer reducto de la izquierda, cuyo nombre es Real Fernando, no sólo los contuvo, sino que les hizo grandes destrozos.
 
Los granaderos del provincial de Potosí reforzaron la altura en que estaba apoyado éste, y con parte de tropa de la división de división de Puno que la ocupaban se batieron muy bien con los negros y mulatos. Así continuaba el fuego de una y otra parte cuando a las dos y media, y después de cuatro horas de combate empezaron a retirarse llevándose el obús bajo los fuegos de su fusilería atrasada en los altos de la espalda, y hallándome yo con cuatro cañones desmontados de los diez que tenía y sin más de 40 balas rasas de a dos, tuve que hacerlos cesar y contentándome con verlos correr, pues aunque hubiera picado su retaguardia como tenía premeditado y dispuesto no lo pude verificar a causa de que fugándose los arrieros me faltaban las 600 mulas pedidas.
 
Se han consumido en esta acción 120 balas de a 4, 160 de a dos y 60 tiros de metralla. Todos los oficiales, sargentos, cabos y soldados se han comportado como buenos vasallos, y defensores de nuestro rey Fernando, les estoy muy obligado como de señor mayor general el coronel don Indalecio González de Socasa, y comandante de cuerpos don Narciso Bosagoitía, don Marcos Llano, y don Juan Crisóstomo Cabero, pues me han ayudado en un todo, pero sin agraviar tropas tan beneméritas debo hacer particulares elogios de los veteranos del real Borbón mandados por Cabero y los voluntarios del Rey, de quien es comandante Hontaneda, pues tomando una altura ya ocupada hicieron lo que tanto se elogia con razón en las mejores tropas de línea. La artillería que fue servida igualmente en los cinco reductos, conservó su buen nombre, y los individuos de ella, así del Cuzco como de Charcas son valientes y beneméritos, en cuyo caso se halla la compañía de granaderos de Potosí, y parte de las tropas de Puno que sostuvieron la izquierda, no siendo por éste menor el mérito que han contraído las demás destinadas a la trinchera, pues sus deseos eran tan vivos que llamaban á los Enemigos para tener parte activa en la acción; y cuando estos retrocedieron pasaron el foso y los persiguieron largo trecho a pie trayendome sucesivamente hasta el número de 20 soldados que de distintos cuerpos se han pasado a nuestro ejército. También estoy muy satisfecho, y son beneméritos los dragones de Chichos, que comportándose bien en las guerrillas han sostenido con mucha serenidad el reducto del centro, que fue el más fuertemente atacado, y aunque la caballería de Cinti estaba desmontada, y sin otra arma que la lanza, conservó igualmente su lugar en la trinchera. Mis ayudantes de campo, el capitán don Manuel Gómez y Santos, y el teniente don Manuel Sánchez Moscoso, ambos de voluntarios del Rey repartieron en la línea mis órdenes, y estoy muy satisfecho de ellos, lo mismo que de los del señor mayor general, el subteniente del real Borbón, don Juan José Vianqui, y el ayudante mayor del provincial de Potosí don Juan de Dios Saravia, a quienes empleé repetidas veces. El capitán don Francisco González de la Peña graduado de teniente coronel aunque no tenía destino fijo por ser comandante de las guerrillas, que se hallaban incorporadas en la línea de defensa ha estado conmigo en todos los puntos atacados, y el vicario de este ejército doctor don Mariano de la Torre y Vera y los capellanes de él sin embargo del vivo fuego se han mantenido en los reductos como los cirujanos don Isidoro Alvarez y don Jaime Coll. Cuando me halle sin tantas atenciones propondré a vuestra señoría los premios de los oficiales y tropa que más se han distinguido en esta acción, y tendrán su correspondiente lugar el teniente de voluntarios del Rey, don Manuel de Orna, el subteniente del mismo cuerpo don Anselmo Rial, y los abanderados del real Borbón don Ramón García Pérez, que colocó el pabellón de su cuerpo en la cima del monte, y el de voluntarios del Rey don Luis Toribio Reyes que con su fusil y a la vanguardia ocupó dicho sitio. Espero que si se repiten los ataques, se repetirán las victorias. Dios guarde a vuestra señoría muchos años.