Diferencia entre revisiones de «Oficios de Córdoba y Rojas sobre el combate de Cotagaita»

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Línea 21:
Cuando esta mañana me hallaba en el fuerte del ataque escribí a vuestra señoría a las dos menos cuarto dándole parte de mi estado; y habiéndose detenido por falta de mulas el extraordinario pude a las dos y media de la tarde darle cuenta de la victoria; mas no siéndome dable el extenderme a causa de las grandes atenciones con que me hallaba lo hago ahora manifestándole que entre ocho y nueve del día se presentó sobre mis avanzadas un oficial parlamentario a quien hice conducir a mi presencia según estilo de guerra; y entregándome éste el pliego cuya copia acompaño con el número 1, hice juntar a los jefes y oficiales del ejército a mi mando, a quienes para indignarlos más contra los agresores, les leí el enunciado papel y mandé diesen la contestación. Todos, todos a una voz manifestaron al oficial parlamentario los deseos de sostener la causa del Rey, y hecho así procedí a extender la contestación que acompaño con el número 2.
 
Como la buena fe, está muy distante de ser guardada por hombres inicuos, no bien había salido de mis atrincheramientos cuando el grueso del ejército enemigo se me presentó al frente, y en desorden; y como mis tropas se hallaban en los puestos de defensa según el plan, y orden general que di ayer, y acompaño con copia número 3 nada tenía que prevenir y disponer. Las columnas enemigas que estaban desordenadas a mi frente se dividieron en dos y avanzaron por las faldas de la cordillera de cerros que (forman la quebrada, un obús de seis pulgadas vino por mi derecha y un cañón de a cuatro se mantuvo algo a mi izquierda, con estas dos piezas únicas que han tenido, rompieron el fuego a tiro largo a las diez y media de la mañana, y hallándome yo en el reducto del centro, hice se le contestase con dos cañones de a 4”; así siguieron avanzando aunque en pelotones, desordenados, y trataron de establecer su artillería sobre una altura que dominaba mi línea de defensa en donde hay situado un molino a quien no había hecho destruir más que sus corrales y alguna tala de árboles, por no causar gran daño al propietario y pueblo que se sostiene de él, pero conociendo sus ideas, y que tal vez sostendrían esta posesión con fusileros en la cúspide de un cerro, a cuya meseta está situado, me dirigí al 4° y 5° reducto que estaban haciendo buen fuego de cañón, y mandé que las dos compañías veteranas del real Borbón a las órdenes del capitán graduado de teniente coronel don Juan de Dios Cabero e igual número de los voluntarios del Rey al mando del bizarro capitán don José Fernando de Hontaneda pasasen la quebrada del camino de Portugalete, y ocupasen la altura. Si yo me hubiese detenido un corto momento en tomar esta determinación, desde luego hubieran sacado los enemigos grandes ventajas de aquel puesto, pues sus tropas empezaban a ocuparlo cuando llegaron las cuatro compañías enumeradas quienes atacando vivamente a ochenta hombres que allí se hallaban los desalojaron haciéndoles huir vergonzosamente, con no poca pérdida de muertos y heridos en su retirada, y la de dos prisioneros de los cuerpos de andaluces y arribeños que se rindieron; habiendo tenido por nuestra parte herido al capitán Cabero un soldado veterano y dos voluntarios del Rey..)
 
la quebrada, un obús de seis pulgadas vino por mi derecha y un cañón de a cuatro se mantuvo algo a mi izquierda, con estas dos piezas únicas que han tenido, rompieron el fuego a tiro largo a las diez y media de la mañana, y hallándome yo en el reducto del centro, hice se le contestase con dos cañones de a 4”; así siguieron avanzando aunque en pelotones, desordenados, y trataron de establecer su artillería sobre una altura que dominaba mi línea de defensa en donde hay situado un molino a quien no había hecho destruir más que sus corrales y alguna tala de árboles, por no causar gran daño al propietario y pueblo que se sostiene de él, pero conociendo sus ideas, y que tal vez sostendrían esta posesión con fusileros en la cúspide de un cerro, a cuya meseta está situado, me dirigí al 4° y 5° reducto que estaban haciendo buen fuego de cañón, y mandé que las dos compañías veteranas del real Borbón a las órdenes del capitán graduado de teniente coronel don Juan de Dios Cabero e igual número de los voluntarios del Rey al mando del bizarro capitán don José Fernando de Hontaneda pasasen la quebrada del camino de Portugalete, y ocupasen la altura. Si yo me hubiese detenido un corto momento en tomar esta determinación, desde luego hubieran sacado los enemigos grandes ventajas de aquel puesto, pues sus tropas empezaban a ocuparlo cuando llegaron las cuatro compañías enumeradas quienes atacando vivamente a ochenta hombres que allí se hallaban los desalojaron haciéndoles huir vergonzosamente, con no poca pérdida de muertos y heridos en su retirada, y la de dos prisioneros de los cuerpos de andaluces y arribeños que se rindieron; habiendo tenido por nuestra parte herido al capitán Cabero un soldado veterano y dos voluntarios del Rey.
 
Visto por los enemigos que la posición del molino les era ya desventajosa por ser nosotros dueños de la altura que lo domina, avanzaron el obús sin embargo de mi continuado fuego, y lo apoyaron en un rancho del frente de mi reducto del centro, en que estaba el distinguido teniente comandante de artillería don Miguel Mujía, y a tiro muy corto rompieron nuevamente el fuego con bastante viveza. La columna de mi izquierda siguió adelante con el cañón de a cuatro sostenido por los negros y mulatos que ocuparon el cerro del camino de la quebrada de Cinti, pero los fuegos vivos y bien dirigidos del subteniente de artillería don Luciano Cabral, a quien había encargado del primer reducto de la izquierda, cuyo nombre es Real Fernando, no sólo los contuvo, sino que les hizo grandes destrozos.