Diferencia entre revisiones de «Contribución a la Historia de la Liga de los Comunistas»

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Lo que yo puedo ofrecer aquí no es más que un bosquejo, y aun éste circunscrito a la parte que afecta a la Liga misma; sólo lo estrictamente necesario para comprender las "Revelaciones". Espero, sin embargo, que algún día tendré ocasión de utilizar los abundantes materiales reunidos por Marx y por mí para la historia de aquella gloriosa etapa juvenil del movimiento obrero internacional.
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De la Liga de los Proscritos, asociación secreta democrático-republicana, fundada en 1834 por emigrados alemanes en París, se separaron en 1836 los elementos más radicales, proletarios casi todos ellos, y fundaron una nueva asociación secreta, la Liga de los Justicieros. La Liga madre, en la que sólo continuaron los elementos más retardatarios, por el estilo de Jakobus Venedey, quedó pronto aletargada, y cuando, en 1840, la policía descubrió en Alemania el rastro de algunas secciones, ya no era más que una sombra. En cambio, la nueva Liga se desarrolló con relativa rapidez. Al principio, era un brote alemán del comunismo obrero francés, que se iba plasmando por aquella misma época en París y estaba vinculado a las tradiciones del babuvismo. La comunidad de bienes se postulaba como corolario obligado de la «igualdad». Los fines eran los de las sociedades secretas de París en aquella época. Era una sociedad mitad de propaganda y mitad de conspiración, y aunque no se excluía, ni mucho menos, si la ocasión se presentaba, la preparación de intentonas en Alemania, siempre se consideraba París como centro de la acción revolucionaria. Pero, como París era el campo de batalla decisivo, por aquel entonces la Liga no era, de hecho, más que una rama alemana de las sociedades secretas francesas, y principalmente de la "Société des Saisons", dirigida por Blanqui y Barbés, con la que estaba en íntima relación. Los franceses se echaron a la calle el 12 de mayo de 1839; las secciones de la Liga hicieron causa común con ellos y se vieron así arrastrados a la derrota común La sublevación del 12 de mayo de 1839, en París, en la cual desempeñaron el papel principal los obreros revolucionarios, fue preparada por la Sociedad de las Estaciones del Año; la sublevación, que no se apoyaba en las amplias masas, fue aplastada por las tropas gubernamentales y la Guardia Nacional.- 185.
 
De los alemanes fueron detenidos, entre otros, Karl Schapper y Heinrich Bauer; el Gobierno de Luis Felipe se contentó con expulsarlos, tras larga prisión. Ambos se trasladaron a Londres. Schapper, natural de Weilburgo (Nassau), había militado en 1832, siendo estudiante de ciencias forestales en Giessen, en la conspiración organizada por Georg Büchner; el 3 de abril de 1833, tomó parte en el asalto contra la guardia del condestable en Francfort, huyó luego al extranjero y participó, en febrero de 1834, en la expedición de Mazzini contra Saboya. De gigantesca corpulencia, expedito y enérgico, dispuesto siempre a jugarse el bienestar y la vida, era el verdadero tipo del revolucionario profesional, tal como lo conocemos a través del papel que desempeñó en la década del treinta. Aunque un poco torpe de pensamiento, no era, ni mucho menos, hombre cerrado a la comprensión profunda de los problemas teóricos, como lo demuestra su misma evolución de «demagogo» a comunista, y, después que aceptaba una cosa, se aferraba a ella con tanta más fuerza. Precisamente por eso, su pasión revolucionaria chocaba a veces con su inteligencia; pero después advertía su error y sabía reconocerlo abiertamente. Era todo un hombre, y lo hecho por él para la fundación del movimiento obrero alemán nunca será olvidado.