Diferencia entre revisiones de «Página:Apuntes para la historia de Marruecos.djvu/67»

 
Sin resumen de edición
Cuerpo de la página (para ser transcluido):Cuerpo de la página (para ser transcluido):
Línea 10: Línea 10:




{{gota|[[File:Initial A - Apuntes para la historia de Marruecos djvu.png|50px|alt=A]]}}RAN los BENIMERINES de la más noble tribu ó cabila de los Zenetes, su origen árabe, y habitaban los campos dilatados que se extienden al Sur de la Mauritania desde la provincia de Yfriquia hasta Sugilmesa. Gente poderosa, acostumbrada á vagar por los desiertos sin pagar tributo á príncipe alguno ni obedecer ningunas leyes; ignorantes de la agricultura y comercio, dados solamente á la caza y ganadería, alimentándose con las frutas silvestres y la la leche y miel de sus campos. Todos los veranos solían entrar algunos de ellos á apacentar sus rebaños en los fértiles prados de la Mauritania, volviéndose, llegado otoño, á su tierra. Pues acontecióles cierto verano que hallaron los pueblos desiertos, sin cultivo los campos, siendo guarida de fieras las casas de los antiguos habitadores. No acertaron los rudos benimerines la causa de desolación tan grande, puesto que no había llegado á sus oídos la matanza de las Navas de Tolosa, donde había perecido la flor de la gente mora, quedando en grandísima despoblación y ruina toda su tierra; pero
{{gota|[[File:Initial E - Apuntes para la historia de Marruecos djvu.png|50px|alt=E]]}}RAN los BENIMERINES de la más noble tribu ó cabila de los Zenetes, su origen árabe, y habitaban los campos dilatados que se extienden al Sur de la Mauritania desde la provincia de Yfriquia hasta Sugilmesa. Gente poderosa, acostumbrada á vagar por los desiertos sin pagar tributo á príncipe alguno ni obedecer ningunas leyes; ignorantes de la agricultura y comercio, dados solamente á la caza y ganadería, alimentándose con las frutas silvestres y la la leche y miel de sus campos. Todos los veranos solían entrar algunos de ellos á apacentar sus rebaños en los fértiles prados de la Mauritania, volviéndose, llegado otoño, á su tierra. Pues acontecióles cierto verano que hallaron los pueblos desiertos, sin cultivo los campos, siendo guarida de fieras las casas de los antiguos habitadores. No acertaron los rudos benimerines la causa de desolación tan grande, puesto que no había llegado á sus oídos la matanza de las Navas de Tolosa, donde había perecido la flor de la gente mora, quedando en grandísima despoblación y ruina toda su tierra; pero