Diferencia entre revisiones de «El Discreto/Realce XXIV»
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Discurría varia la Fama, y muy equívoca la Fortuna, según los tiempos, los usos, y los genios de las gentes, con que cada uno abundaba en su sentir, y nunca se declaraba la victoria. Considerando los varones sabios que el Litigio fue hijo del Caos y parto de la Confusión, propusieron a los demás el llevar esto por tela de juicio y no de la contienda;<ref>El Litigio o Contienda fue engendrado por el Caos gracias a Demogorgón, según cuentan Estacio, Homero o Pérez de Moya.</ref> convinieron todos y remitiéronse al acierto de una sabia, prudente y justísima sentencia. Mas, de una dificultad, como se suele, dieron en otra mayor, y fue a qué tribunal acudirían.
Porque Astrea muchos días ha que, desahuciando el mundo, se retiró al cielo.<ref>La fuga de Astrea, identificada con la Justicia, a los cielos, dejando a la Tierra huérfana de virtudes, es relatada por Ovidio (Metamorfosis, I, 1-150)</ref> Ir a Momo era condenarse todos;<ref>Momo, personificación de la murmuración y la maledicencia, ya ha aparecido en <nowiki>[Preliminares]</nowiki>, n. 12 y Realce
Sentose en su tribunal a la luz del mediodía. Comenzaron a informar las partes, haciéndose encomios al modo que quedan referidos. Alabolas a todas, y con tal singularidad a cada una, que parecía decantarse a ella, mas al cabo se declaró, diciendo: «Eminentísimos realces del varón culto, plausibles prendas del varón discreto; confieso ingenuamente que a todos os admiro y a todas os celebro, pero no puedo dejar de decir la verdad, por no faltarme a mí misma. Digo, pues, que brilla un sol de los realces, lucimiento de las prendas, esplendor de la heroicidad y de la discreción complemento. Tiene en vez de esfera, religiosa ara, en aquel cristiano Haro don Luis Méndez,<ref>Luis Méndez de Haro (1598-1661), Conde-Duque sucesor del de Olivares en el valimiento de Felipe IV a su caída en 1643. En la editio princeps (Huesca, 1646), aparece «Aro», con intención de jugar del vocablo en paronomasia y oponerlo a «ara» (altar). Es posible que «aro» se relacione también, metafóricamente, con la Corona de discreción que da título a este realce.</ref> idea mayor de esta primera prenda. Llamola Séneca el único bien del hombre; Aristóteles, su perfección; Salustio, blasón inmortal; Cicerón, causa de la dicha; Apuleyo, semejanza de la divinidad; Sófocles, perpetua y constante riqueza; Eurípides, moneda escondida; Sócrates, basa de la fortuna; Virgilio, hermosura del alma; Catón, fundamento de la autoridad. Llevándola a ella sola, llevaba todo el bien Biante; Isócrates la tuvo por su posesión; Menandro, por su escudo; y por su mejor aljaba, Horacio; Valerio Máximo no la halló precio; Plauto la hizo premio de sí misma, y el plausible César la llamó fin de las demás, y yo, en una palabra, la entereza».</div>
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