Diferencia entre revisiones de «El cántico de Navidad: Primera estrofa»
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Este sobrino de Scrooge se hallaba tan arrebatado a causa de la carrera a través de la bruma y de la helada, que estaba todo encendido: tenía la cara como una cereza, sus ojos chispeaban y humeaba su aliento.
-Pero
-Sí -contestó Scrooge-~. ¡Felices Pascuas! ¿Qué derecho tienes tú para estar alegre? ¿Qué razón tienes tú para estar alegre? Eres bastante pobre.
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No disponiendo Scrooge de mejor respuesta en aquel momento, dijo de nuevo: "¡Bah!" Y a continuación: "¡Paparruchas!"
-No estéis enfadado, tío -dijo el sobrino. -¿Cómo no voy a estarlo -replicó el tío- viviendo en un mundo de locos como éste? ¡Felices Pascuas! ¿Buenas Pascuas te dé Dios! ¿Qué es la Pascua de Navidad sino la época en que hay que pagar cuentas no teniendo dinero; en que te ves un año más viejo y ni una hora más rico: la época en que, hecho el balance de los libros, ves que los artículos mencionados en ellos no te han dejado la menor ganancia después de una docena de meses desaparecidos? Si estuviera en mi mano -dijo Scrooge con indignación-, a todos los idiotas que van con el ¡Felices Pascuas! en los labios los cocería en su propia substancia y los enterraría con una vara de acebo atravesándoles el corazón.
-¡Tío! --suplicó el sobrino.
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-Este es otro que tal -murmuró Scrooge, que le oyó-; un dependiente con quince chelines a la semana, con mujer y con hijos hablando de la alegre Navidad. Es para llevarle a una casa de locos.
Aquel maniático
Tenían en la mano libros y papeles y se inclinaron ante él.
-Scrooge y Marley
-El señor Marley murió hace siete años -respondió Scrooge-. Esta misma noche hace siete años que murió.
-No dudamos que su liberalidad estará representada en su socio superviviente
Era verdad
-En esta alegre época del año, señor Scrooge dijo el caballero
-¿No hay cárceles? -preguntó Scrooge. -Muchísimas cárceles -dijo el caballero, dejando la pluma.
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-Funcionan, sí, todavía -contestó el caballero--. Quisiera poder decir que no funcionan.
-¿El Treadmill y la Ley de Pobreza están, pues
-Persuadido de que tales instituciones apenas pueden proporcionar cristiana alegría a la mente o bienestar al cuerpo de la multitud
-¡Con nada! -replicó Scrooge.
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-¿Queréis guardar el anónimo?
-Quiero que me dejéis en paz
-Muchos no pueden, y otros muchos preferirán morir.
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-Si prefieren morir -dijo Scrooge-, es lo mejor que pueden hacer y así disminuirá el exceso de población. Además, y ustedes perdonen, no entiendo de eso.
-Pues... debierais entender -hizo observar el caballero-.
-No es de mi incumbencia -replicó Scrooge-. Un hombre tiene bastante con preocuparse de sus asuntos y no debe mezclarse en los ajenos. Los míos me absorben por completo. ¡Buenas tardes, señores!
Línea 136:
Comprendiendo claramente que sería inútil insistir, los dos caballeros se marcharon. Scrooge reanudó su tarea con mayor estimación de sí mismo y más animado de lo que tenía por costumbre.
Entretanto, la bruma y la obscuridad hiciéronse tan densas, que las gentes marchaban alumbrándose con antorchas, ofreciéndose a marchar delante de los caballos de los coches para mostrarles el camino. La antigua torre de una iglesia, cuya vieja y estridente campana parecía estar siempre atisbando a Scrooge por una ventana gótica del muro, se hizo invisible, y daba las horas envuelta en las nubes. resonando después con trémulas vibraciones, como si le castañeteasen los dientes a aquella elevadísima cabeza. El frío se hizo intenso. En la calle Mayor
Más niebla aún y más frío. Frío agudo, penetrante, mordiente. Sí el buen San Dunstan hubiera sólo rasguñado la nariz del espíritu maligno con un tiempo como aquél, en vez de usar sus armas habituales, en verdad que el diablo habría rugido.
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"Bendigaos Dios, alegre caballero; que nada pueda nunca disgustaros..."
cuando Scrooge cogió la regla con tal decisión, que el cantor corrió lleno de miedo
Por fin llegó la hora de cerrar el despacho. De mala gana se alzó Scrooge de su asiento y tácitamente aprobó la actitud del dependiente en su cuchitril, quien inmediatamente apagó su luz y se puso el sombrero.
-Supongo que necesitaréis todo el día de mañana -dijo Scrooge-.
-Si no hay inconveniente, señor.
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El dependiente sonrió lánguidamente.
-Sin embargo -dijo Scrooge-
El dependiente hizo notar que eso ocurría una sola vez al año.
-¡Una pobre excusa para morder en el bolsillo de uno todos los días veinticinco de diciembre! -dijo Scrooge
El dependiente prometió hacerlo
Scrooge cenó melancólicamente en su melancólica taberna habitual; y después de leer todos los periódicos, se entretuvo et resto de la noche con los libros comerciales
Hay que advertir que no había absolutamente nada de particular en el llamador de la puerta, salvo que era de gran tamaño: hay que hacer notar también que Scrooge lo había visto, de día y de noche, durante toda su residencia en aquel lugar, y también que Scrooge poseía tan poca cantidad de lo que se llama fantasía como otro cualquier hombre de la ciudad de Londres, aun incluyendo -la frase es algo atrevida- las Corporaciones, los miembros del Concejo municipal y los de los Gremios. Téngase también en cuenta que Scrooge no había dedicado un solo pensamiento a Marley desde que aquella tarde hizo mención de los siete años transcurridas desde su muerte. Y ahora, que me explique alguien, si puede, cómo sucedió que Scrooge, al meter la llave en la cerradura, vio en el llamador -sin mediar ninguna mágica influencia-. no un llamador, sino la cara de Marley.
La cara de Marley. No era una sombra impenetrable, como los demás objetos de la calleja, pues la rodeaba un medroso fulgor
Cuando Scrooge se puso a considerar atentamente aquel fenómeno, ya el llamador era otra vez un llamador.
Decir que no se sintió inquieto o que su sangre no experimentó una terrible sensación, desconocida desde la infancia, sería mentir. Pero llevó la mano a la llave que había abandonado
Detúvose con vacilación momentánea, antes de cerrar la puerta, y miró detrás de ella con desconfianza, aguardando casi aterrorizarse a la vista del cabello de Marley pegado en la parte exterior: pero no había nada sobre la puerta, excepto los tornillos y tuercas que sujetaban el llamador, por lo cual exclamó: "¡Bah, bah!"
Resonó el portazo en toda la casa como un trueno. Encima todas las habitaciones, y debajo todas las cubas en el sótano del vinatero, parecieron poseer estrépito de ecos independientes de la puerta de Scrooge. que no era hombre a quien espantasen los ecos. Sujetó la puerta, cruzó el zaguán y empezó a subir la escalera lentamente, sin embargo, alumbrando un lado y otro conforme subía.
Línea 190:
-¡Paparruchas! -dijo Scrooge, y empezó a pasear por la habitación.
Después de algunos paseos, volvió a sentarse. Al recostarse en la silla, su mirada fue a tropezar con una campanilla, una campanilla que no se utilizaba
Ello podría durar medio minuto, un minuto, mas a Scrooge le pareció una hora. Las campanillas dejaron de sonar como habían empezado: todas a la vez. A aquel estrépito siguió un ruido rechinante, que venía de la parte más profunda, como si alguien arrastrase una pesada cadena sobre los toneles del sótano del vinatero. Entonces recordó Scrooge haber oído que los espectros que se aparecían en las casas presentábanse arrastrando cadenas.
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-¡Paparruchas, nada más! -dijo Scrooge-. No quiero pensar en ello.
Sin embargo, cambió de opinión cuando, sin detenerse, el Espectro pasó a través de la pesada puerta y entró en la habitación ante sus ojos. Cuando entró, la moribunda llama dio un salto, como si gritara: "¡Le conozco!
La misma cara, exactamente la misma. Marley, con sus cabellos erizados, su chaleco habitual, sus estrechos calzones y sus botas, y con su casaca ribeteada. La cadena que arrastraba llevábala alrededor de la cintura; era larga y estaba sujeta a él como una cola, y se componía (pues Scrooge la observó muy de cerca) de cajas de caudales, llaves, candados, libros comerciales, documentos y fuertes bolsillos de acero. Su cuerpo era transparente, de modo que Scrooge. observándole y mirando ,a través de su chaleco, pudo ver los dos botones de la parte posterior de la casaca.
Línea 224:
-Sentaos, pues.
Scrooge hizo esa pregunta porque no sabía sí un espectro tan transparente se hallaría en condiciones de tomar una silla, y pensó que, en el caso de que le fuera imposible, habría necesidad
-¿No creéis en mí? -preguntó el Espectro.
-No -contestó Scrooge-.
-¿Qué evidencia deseáis de mi existencia real, además de la de vuestros sentidos?
Línea 238:
Scrooge no tenía mucha costumbre de hacer chistes, y, según entonces sentíase el corazón, sus bromas tenían que ser chocarreras. Lo cierto es que procuraba mostrar agudeza como medio de distraer su propia atención y ahuyentar su terror, pues la voz del Espectro le trastornaba hasta la médula de los huesos.
Permanecer sentado
-¿Veis este mondadientes? -dijo Scrooge, volviendo apresuradamente a la carga, por la razón que acabamos de exponer
-Lo veo -replicó el Espectro-.
-¡Si no lo miráis! -dijo Scrooge.
Línea 266:
-Estáis encadenado -dijo Scrooge temblando-. Decidme por qué.
-Llevo la cadena que forjé en vida
Scrooge temblaba cada vez más.
-¿O queréis saber -prosiguió el Espectro- el peso y la longitud de la cadena que soportáis? Era tari larga y tan pesada como ésta hace siete Nochebuenas. Desde entonces la habéis aumentado
Scrooge miró al suelo alrededor del Espectro
-¿Jacob -le dijo suplicante-
No tengo ninguno que dar ...-replicó el Espectro-. Eso viene de otras regiones, Scrooge, y por medio de otros ministros
Scrooge tenía por costumbre: cuando se ponía pensativo, meterse las manos en los bolsillos del pantalón. Considerando lo que el Espectro había dicho, lo hizo así, pero sin levantar los ojos y sin alzarse del suelo.
-Debéis haber sido muy calmoso en ese asunto. Jacob -hizo observar Scrooge. en actitud comercial
-¡Calmoso! -repitió el Espectro.
Línea 286:
-Siete años muerto -murmuró Scrooge-.¿Y viajando todo ese tiempo?
-Todo -dijo el Espectro-, sin reposo
-¿Viajáis velozmente? -En las alas del viento.
-Ya habréis recorrido un gran número de regiones en siete años
Al oír esto
-¡Oh, cautivo, atado y doblemente aherrojado!
-Pero vos siempre fuisteis un buen hombre de negocios, Jacob -tartamudeó Scrooge, que empezaba a aplicarse esto a sí mismo.
Línea 318:
-Siempre fuisteis un buen amigo mío --dijo Scrooge-. Gracias.
-Se os aparecerán
El rostro de Scrooge se alargó casi tanto como lo había hecho el del Espectro.
Línea 326:
-Esa.
-Yo...
-¿No podría recibir a todos de una vez, para terminar antes? -insinuó Scrooge-.
-Esperad al segundo la noche siguiente a la misma hora. A1 tercero, a la otra noche, cuando cese de vibrar la última campanada de las doce. Pensad que no me volveréis a ver y cuidad, por vuestro bien, de recordar lo que ha pasado entre nosotros.
Dichas tales palabras, el Espectro tomó su pañuelo de encima de la mesa y se lo ciñó alrededor de la cabeza, como antes
La aparición fue apartándose de Scrooge hacia atrás, y a cada paso que daba, abríase la ventana un poco, de modo que cuando el Espectro llegó a ella estaba de par en par. Hizo señas a Scrooge para que se acercara, y éste obedeció. Cuando estuvieron a dos pasos uno de otro, el espectro de Marley levantó una mano, advirtiendo a Scrooge que no se acercara más. Scrooge se detuvo.
Línea 340:
Scrooge se dirigió a la ventana, pues se moría de curiosidad. Miró afuera.
El aire estaba lleno de fantasmas
Si tales fantasmas se desvanecieron en la niebla, o la niebla los amortajó, no podría decirlo Sçrooge. Pero ellos y sus voces sobrenaturales se perdieron juntos, y la noche volvió a ser como cuando llegó a su casa.
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