Diferencia entre revisiones de «El Discreto/Realce XIX»

Contenido eliminado Contenido añadido
Escarlati (Discusión | contribs.)
Sin resumen de edición
Escarlati (Discusión | contribs.)
Sin resumen de edición
Línea 30:
»Tiembla de su crisis la más segura eminencia y depone la propia satisfacción, porque sabe el rigor de su acertado juicio, que es el crisol de la fineza; pero la prenda que sale con aprobación de su contraste puede pasar y lucir dondequiera. Queda muy calificada, y más que con toda la vulgar estimación, la cual, aunque sea extensa, no es segura, tiene a veces más de ruido que de aplauso, y así, no pudiendo mantenerse en aquel primero crédito, dan gran baja los ídolos del vulgo, porque no se apoyaron en la basa de la sustancial entereza. Vale más un sí de un valiente juicio de éstos que toda la aclamación de un vulgo, que no sin causa llamaba Platón a Aristóteles toda su escuela, y Antígono a Zenón todo el teatro de su fama. <ref>Véase ''Oráculo'', 281, «Redujo el juicioso Antígono todo el teatro de su fama a solo Zenón, y llamaba Platón toda su escuela a Aristóteles.» Es decir, para Antígono, el único personaje ilustre fue el fundador del estoicismo, Zenón, y para Platón, toda su escuela, se reducía a Aristóteles.</ref>
 
»Requiere o supone este valentísimo realce otros muchos en su esfera: lo comprensivocomprehensivo, lo noticioso, lo acre<ref>«agudo»</ref>, lo profundo; y si supone unos, condena otros, como son la ligereza en el creer, lo exótico en el concebir, lo caprichoso en el discurrir, que todo ha de ser acierto y entereza.
 
»Pero nótese que el censurar está muy lejos del murmurar, porque aquél dice indiferencia y éste predeterminación a la malicia. Un integérrimo censor, así como celebra lo bueno, así condena lo malo, con toda equidad de indiferencia. No encarga este aforismo que sea maleante el discreto, sino entendido; no que todo lo condene, que sería aborrecible destemplanza de juicio, ni tampoco que todo lo aplauda, que es pedantería. Hay algunos que luego topan con lo malo en cualquier cosa, y aun lo entresacan de mucho bueno; conciben como víboras y revientan por parir, proporcionando castigo a la crueldad de sus ingenios. Una cosa es ser Momo de mal gusto, pues se ceba en lo podrido, otra es un integérrimo Catón, finísimo amante de la equidad.