Diferencia entre revisiones de «El Discreto/Realce XIX»

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Línea 28:
»Es gran gusto encontrar con uno de estos y ganarle, que, si no es en fe de la amistad, no franquean su sentir; recátanse, que lo que son prontos al censurar son recatados al hablarlo; observan inviolablemente aquella otra gran treta de sentir con los pocos y de hablar con los muchos;<ref>Véase el aforismo 43 de su ''Oráculo manual y arte de prudencia'': «Sentir con los menos y hablar con los más.»</ref> pero cuando en seguro de la amistad y a espaldas de la confianza desahogan su concepto, ¡oh, lo que enseñan!, ¡oh, lo que iluminan! Dan su categoría a cada uno, su vivo a cada acción, su estimación a cada dicho, su calificación a cada hecho, su verdad a cada intento. Admírase en ellos ya el extravagante reparo, ya la profunda observación, la sutil nota, la juiciosa crisis, el valiente concebir, el prudente discurrir, lo mucho que se les ofrece y lo poco que se les pasa.
 
»Tiembla de su crisis la más segura eminencia y depone la propia satisfacción, porque sabe el rigor de su acertado juicio, que es el crisol de la fineza; pero la prenda que sale con aprobación de su contraste puede pasar y lucir dondequiera. Queda muy calificada, y más que con toda la vulgar estimación, la cual, aunque sea extensa, no es segura, tiene a veces más de ruido que de aplauso, y así, no pudiendo mantenerse en aquel primero crédito, dan gran baja los ídolos del vulgo, porque no se apoyaron en la basa de la sustancial entereza. Vale más un sí de un valiente juicio de éstos que toda la aclamación de un vulgo, que no sin causa llamaba Platón a Aristóteles toda su escuela, y Antígono a Zenón todo el teatro de su fama. <ref>Véase ''Oráculo'', 281, «Redujo el juicioso Antígono todo el teatro de su fama a solo Zenón, y llamaba Platón toda su escuela a Aristóteles.» Es decir, para Antígono, el único personaje ilustre fue el fundador del estoicismo, Zenón, y para Platón, toda su escuela, se reducía a Aristóteles.</ref>
 
»Requiere o supone este valentísimo realce otros muchos en su esfera: lo comprensivo, lo noticioso, lo acre, lo profundo; y si supone unos, condena otros, como son la ligereza en el creer, lo exótico en el concebir, lo caprichoso en el discurrir, que todo ha de ser acierto y entereza.