Diferencia entre revisiones de «La familia de León Roch : 1-01»

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{{encabezado|[[La familia de León Roch]]<br>Primera Parte<br>Capítulo I<br>De la misma al mismo|[[Benito Pérez Galdós]]}}
 
<p style="text-align: right;text-indent:30px;"><i>Ugoibea, 30 de Agosto<gyufy/i>.</p>
<p>&laquo;Querido Le&oacute;n: No hagas caso de mi carta de ayer, que se ha cruzado con la tuya que acabo de recibir. La ira y los p&iacute;caros celos me hicieron escribir una serie de desatinos. Me averg&uuml;enzo de haber puesto en el papel tantas palabras tremebundas mezcladas con puerilidades gazmo&ntilde;as... pero no me averg&uuml;enzo, me r&iacute;o de m&iacute; misma y de mi estilo y te pido perd&oacute;n. Si yo hubiera tenido un poco de paciencia para esperar tus explicaciones... otra tonter&iacute;a... &iexcl;Celos, paciencia!, &iquest;qui&eacute;n ha visto esas dos cosas en una pieza? Veo que no acaban a&uacute;n mis desvar&iacute;os; y es que despu&eacute;s de haber sido tonta, siquiera por un d&iacute;a, no vuelve a dos tirones una mujer a su discreci&oacute;n natural.</p>
<p>&raquo;Mientras recobro la m&iacute;a, all&aacute; van paces y m&aacute;s paces y un prop&oacute;sito firme de no volver a ser irascible, ni suspicaz, ni cavilosa, ni inquisidora, como t&uacute; dices. Tus explicaciones me satisfacen completamente: no s&eacute; por qu&eacute; veo en ellas una lealtad y una honradez que se imponen a mi raz&oacute;n, y no dan lugar a m&aacute;s dudas, y me llenan el alma, &iquest;c&oacute;mo decirlo?, de un convencimiento que se parece al cari&ntilde;o, que es su hermano y est&aacute; junto con &eacute;l, abrazados los dos, en el fondo, en el fondo... no s&eacute; acabar la frase; pero &iquest;qu&eacute; importa? Adelante. Dec&iacute;a que creo en tus explicaciones. Una negativa habr&iacute;a aumentado mis sospechas; tu confesi&oacute;n las disipa. Declaras que, en efecto, amaste... No, no es esta la palabra... que tuviste relaciones superficiales, de colegio, de chiquillos, con la de F&uacute;car; que la conoces desde la ni&ntilde;ez, que jugabais juntos... Yo recuerdo que me contabas algo de esto en Madrid, cuando por primera vez nos conocimos. &iquest;No era esa la que te acompa&ntilde;aba a recoger azahares ca&iacute;dos debajo de los naranjos, la que ten&iacute;a miedo de o&iacute;r el chasquido de los gusanos de seda cuando est&aacute;n comiendo, la que t&uacute; coronabas con florecillas de Don Diego de Noche? S&iacute;; me has referido muchas monadas de esa tu compa&ntilde;era de la infancia. Ella y t&uacute; os pintabais las mejillas con moras silvestres y os pon&iacute;ais mitras de papel. T&uacute; gozabas cogiendo nidos y ella no ten&iacute;a mayor placer que descalzarse y meter los pies en las acequias, andando por entre los juncos y plantas de agua. Un d&iacute;a, casi a la misma hora, t&uacute; te ca&iacute;ste de un &aacute;rbol, y ella fue mordida por un reptil. Era la de F&uacute;car, &iquest;no es verdad? Mira qu&eacute; bien me acuerdo. Si ser&iacute;a yo capaz de escribir tu historia.</p>