Diferencia entre revisiones de «El Discreto/Realce XIV»
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Gran superioridad de caudal arguye prevenir su humor y corregirlo, que es indisposición del ánimo; y hase de portar el sabio en ella, como en las del cuerpo, que no condena por amargo el almíbar, por más que el gusto enfermo lo acuse, corrígelo el juicio; así, pues, se ha de proceder en las alteraciones superiores.
Hay algunos tan extremados impertinentes, que siempre están de algún humor, siempre cojean de pasión, intolerables a los que los tratan, padrastros de la conversación y enemigos de la afabilidad, que malogran todo rato de buen gusto. Son, de ordinario, grandes contradecidores de todo lo bueno y padrinos de toda la necedad. A cada razón tienen su contra, oponiéndose luego<ref>enseguida. Véase antes el realce XIII, notas 4 y 17.</ref> a lo que el otro dice, no más de porque se adelantó; que si no les hubiera ganado de mano, triunfaran ellos con lo mismo
Quien no tiene usado el genio de esta gente,
Mas cuando dos de una misma malhumorada impertinencia topan y se empeñan, estése a la mira el varón cuerdo, no tercie, que yo le afianzo el mejor rato con tal que asegure su partido y mire desde la talanquera<ref>«Lugar elevado en alto en las orillas de las plazas desde el cual se ven correr los toros». ''(Cov.)''.</ref> de su cordura los toros de la necedad ajena.
Que alguna rara vez y con sobra de ocasión se destemple y aun se desazone uno, no será vulgaridad, que el nunca enojarse es querer ser bestia siempre. Pero la
De aquí nace que estos tales, muy pagados de su
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