Diferencia entre revisiones de «El Discreto/Realce XIII»

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Línea 37:
»El mismo Hacedor de todo lo criado, lo primero a que atendió fue al alarde de todas las cosas, pues crió luego<ref>''luego:'' Aquí significa «en primer lugar».</ref> la luz, y con ella el lucimiento, y, si bien se nota, ella fue la que mereció el primer aplauso, y ése, divino; que, pues la luz ostenta todo lo demás, el mismo Criador quiso ostentarla a ella. De esta suerte, tan presto era el lucir en las cosas, como el ser; tan válida está con el primero y sumo gusto la ostentación».
 
Y diciendo y haciendo, volvió a desplegar aquélla su gran rodela<ref>''rodela:'' «Escudo redondo y delgado que, embrazado en el brazo izquierdo, cubría el pecho al que se servía de él peleando con espada.» ''(DRAE.)''.</ref> de cambiantes, tan defensiva de su gala cuan ofensiva a la Envidia. Aquí esta acabó de perder la cordura, y en conjuración de malevolencia arremetieron todas, el Cuervo a los ojos y las demás a las plumas. Viose en grande aprieto el Pájaro bellísimo, y en sumo riesgo su bizarría; y aun dicen que del susto le quedó aquella voz, que juntamente le denomina y significa ''PAVOroso''. No tuvo otra defensa que la ordinaria de la hermosura, de hablar alto; dio voces, y muy agrias, invocando el favor del cielo y suelo. Voceaban también los contrarios<ref>''contrario:'' «Persona que lucha, contiende o está en oposición con otra.» ''(DRAE.)'', es decir, enemigos, atacantes.</ref> por ahogarle hasta la voz, a cuyo grande estruendo acudieron por los aires muchas aves y por tierra muchos brutos, aquellas volando, estos corriendo. Convocáronse las sabandijas todas de palacio, un León, un Tigre, un Oso y dos Jimios a la famular<ref>''fámulo:'' «PropioAntiguamente, delos sirvientes o criados domésticos.» ''(DRAE.)''De ahí se extendio a allegados, quienes conviven en casa.</ref> defensa, y, a los graznidos de los Cuervos y los Grajos, vinieron del campo el Lobo y la Vulpeja, creyendo eran clamores para dar sepultura a algún cadáver. Avisaron al Águila también, que llegó muy asistida de sus guardas de rapiña. Interpuso el León su autoridad, que bastó a moderarlas, y mostró gusto de enterarse de la contienda, encargando a entrambas partes, a la una la modestia y a la otra el silencio. A pocas razones conoció la sinrazón de la envidia y lo falso de su celo, y propuso, por conveniencia, se remitiese la causa a juicio de un tercero, y ése fuese la Vulpeja por sabia y por desapasionada. Conviniéronse las partes y sujetáronse al astuto arbitrio.
 
Aquí la Vulpeja se valió de todo su artificio para cumplir con todos juntamente, lisonjear al León y no descontentar al Águila, hacer justicia y no perder amistades, y así muy a lo sagaz, dijo de esta suerte: