Diferencia entre revisiones de «El Discreto/Realce X»
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Hay algunos empleos que su principal ejercicio consiste en el elegir, y en éstos es mayor la dependencia de su dirección. Como son todos aquellos que tienen por asunto el enseñar agradando. Prefiera, pues, el orador los argumentos más plausibles y más graves; atienda el historiador a la dulzura y al provecho; case el filósofo lo especioso con lo sentencioso, y atiendan todos al gusto ajeno universal, que es la norma del elegir, y tal vez se ha de preferir al crítico y singular, o propio o extraño. Porque, en un convite, más querría dar gusto a los convidados que a los sazonadores, dijo el más sabroso de nuestra patria y de la elección.<ref>«El más sabroso de nuestra patria» es Marcial, bilbilitano como Gracián, que en ''Epigrammata'' 9, 82 dice: «Yo más quiero en un banquete dar gusto y satisfacer a los convidados que a los cocineros», tal como lo recoge el jesuita en la ''Agudeza,'' IX, tomado de la traducción de Manuel de Salinas.</ref> ¿Qué importa que sean muy al gusto del orador las cosas si no lo son al del auditorio para quien se sazonan? Preferirá aquel una sutileza y aplaudirá este a una semejanza, o al contrario.
En las vulgares artes tiene también lugar; a proporción, vimos ya dos eminentes artífices que se compitieron la fama; el uno por lo delicado y primoroso, tanto, que parecía cada una de sus obras de por sí el último esfuerzo del artificio, y todas juntas no satisfacían. Al contrario, el otro jamás pudo acabar cosa con última delicadeza ni llevarla a la total perfección; con todo eso tuvo este el realce de la elección tan en su punto, que se alzó con el aplauso universal.<ref>Según Egido (''op. cit''., págs. 239-240, nota 185
Nace, en primer lugar, del gusto propio, si es bueno, calificado con la prueba, con que se asegura el ajeno, que es ventaja poder hacer norma de él y no depender de los extraños. Con esto se puede uno confiar que lo que le agrada a él en los otros también les agradará a ellos en él. Efecto es de su sazón el buen delecto, todo sale bien de ella, que es la mayor felicidad, y si algo se acertó en falta suya fue más contingencia que seguridad.
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