Diferencia entre revisiones de «El Discreto/Realce II»

Contenido eliminado Contenido añadido
Escarlati (Discusión | contribs.)
Sin resumen de edición
Escarlati (Discusión | contribs.)
Sin resumen de edición
Línea 14:
Andan los más de los hombres por extremos. Unos, tan desconfiados de sí mismos, o por naturaleza propia o por malicia ajena, que les parece que en nada han de acertar, agraviando su dicha y su caudal, siquiera en no probarlo; en todo hallan qué temer, descubriendo antes los topes que las conveniencias, y ríndense tanto a esta demasía de poquedad, que, no atreviéndose a obrar por sí, hacen procura<ref>''hacer procura:'' dar poderes.</ref> a otros de sus acciones y aun quereres. Y son como los que no se osan arrojar al agua sino sostenidos de aquellos instrumentos que comúnmente tienen de viento lo que les falta de sustancia.<ref>Son las calabazas, que se utilizaban como flotadores.</ref>
 
Al contrario, otros tienen una plena satisfacción de sí mismos; vienenviven tan pagados de todas sus acciones, que jamás dudaron, cuanto menos condenaron, alguna. Muy casados con sus dictámenes, y más cuanto más erróneos; enamorados de sus discursos, como hijos, más amados cuanto más feos; y como no saben de recelo, tampoco de descontento. Todo les sale bien, a su entender; con esto viven contentísimos de sí, y mucho tiempo, porque llegaron a una simplicísima felicidad.
 
Entre estos dos extremos de imprudencia se halla el seguro medio de cordura, y consiste en una audacia discreta, muy asistida de la dicha.
 
No hablo aquí de aquella natural superioridad que señalamos por singular realce al ''Héroe'',<ref>En ''El Héroe'',"Primor XIV. Del natural imperio." se dice: "Brilla en algunos un señorío innato, una secreta fuerza de imperio que se hace obedecer sin exterioridad de preceptos, sin arte de persuasión" en Baltasar Gracián, El Héroe. Oráculo manual y arte de prudencia. ed. de Antonio Bernat Vistarini y Abraham Madroñal, Madrid, Castalia (col. Clásicos Castalia), 2003, pág. 131.</ref> sino de una cuerda intrepidez, contraria al deslucido encogimiento, fundada, o en la comprensión de las materias, o en la autoridad de los años; o en la calificación de las dignidades, que en fe de cualquiera de ellas puede uno hacer y decir con señorío.
 
Hasta las riquezas dan autoridad. Dora las más veces el oro las necias razones de sus dueños, comunica la plata su argentado sonido a las palabras, de modo que son aplaudidas las necedades de un rico, cuando las sentencias de un pobre no son escuchadas.