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juicio, el menor fundamento, i hasta candorosa nos ha parecido la suposición de que nuestro Gabinete vaya a gastar lo que no tiene, i a lanzarse con los ojos cerrados en el abismo de un déficit. I por lo que hace a las ocultas relaciones que se le atribuyen al proyecto con la política, por nuestra parte no las comprendemos. ¿Qué clase de independencia del Gobierno es la que se quiere en los jefes de las provincias i de los departamentos? ¿Cuáles pueden tener, segun las leyes existentes? ¿I en qué manera la modicidad de los sueldos, o la carencia de ellos puede servir al pueblo de garantía para la conservacion de sus libertades? Si se quiere que no sean del todo instrumentales los intendentes i gobernadores, auméntense entónces sus facultades i auméntense sus medios de obrar; revísese la Lei del Réjimen Interior, i créese un nuevo sistema en los vínculos que unen a las diferentes autoridades de la República con el Gobierno Supremo; constrúyase sobre todo un buen réjimen municipal, porque son los ayuntamientos i no los jefes políticos, los ajentes mas a propósitos para defender las libertades locales, i conservar en todas partes el equilibrio político. Pero resistir el aumento de sueldos de los intendentes, i rodear de miseria a los gobernadores con el objeto de que sean ménos dependientes del poder i de que se consagren con preferencia a la causa del pueblo, confesamos francamente que no lo comprendemos.
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juicio, el menor fundamento, i hasta candorosa
Observaciones semejantes podríamos hacer sobre los largos i animados debates que ha producido la solicitu 1 del Jeneral Blanco. Por parte de los opositores han estado los testos i las argumentaciones, i por parte del Ministerio la nobleza del alma, la elevacion de ideas i los buenos sentimientos; preferiremos haber errado con él, a haber acertado con sus contrarios. En c-sta
nos ha parecido la suposición de que nuestro
Gabinete vaya a gastar lo que no tiene, i a lan-
zarse con los ojos cerrados en el abismo de un
déficit. I por lo que hace a las ocultas relacio-
nes que se le atribuyen al proyecto con la polí-
tica, por nuestra parte no las comprendemos.
¿Qué clase de independencia del Gobierno es la
que se quiere en los jefes de las provincias i de
los departamentos? ¿Cuáles pueden tener, según
las leyes existentes? ¿I en qué manera la modi
cidad de los sueldos, o la carencia de ellos pue-
de servir al pueblo de garantía para la conserva-
ción de sus libertades? Si se quiere que no sean
del todo instrumentales los intendentes i gober-
nadores, auméntense entónces sus facultades
i auméntense sus medios de obrar; revísese la
Lei del Réjimen Interior, i créese un nuevo sis-
tema en los vínculos que unen a las diferentes
autoridades de la República con el Gobierno
Supremo; constrúyase sobre todo un buen réji-
men municipal, porque son los ayuntamientos i
no los jefes políticos, los ajentes mas a propósi-
tos para defender las libertades locales, i oon-
setvar en todas partes el equilibrio político.
Pero resistir el aumento de sueldos de los inten-
dentes, i rodear de miseria a los gobernadores
con el objeto de que sean ménos dependientes
del poder i de que se consagren con preferencia
a la causa del pueblo, confesamos francamente
que no lo comprendemos.
Observaciones semejantes podríamos hacer
sobre los largos i animados debates que ha pro-
ducido la solicitu 1 del Jeneral Bianc >. Por paite
de los opositores han estado los testos i las ar-
gumentaciones, i por parte del Ministerio la no
bleza del alma, la elevación de ideas i los bue-
nos sentimientos; preferiremos haber errado con
él, a haber acertado con sus contrarios. En c-sta
discusión, parece que el señor Vial se ha pro-
discusión, parece que el señor Vial se ha pro-
puesto agrandar artificialmente el asunto para
puesto agrandar artificialmente el asunto para