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ese batiburrillo de palabras, vertidas por esa maldita exaltacion republicana, que aun no está bien estinguida en el alma de los chilenos.
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CÁMARA DE SENADORES
La libertad de imprenta, sin las trabas que contiene la mocion del Gobierno, nos envolvería en un perpetuo desórder; i talvez haria vacilar la existencia de una administracion, tan paternal i relijiosa como la que afortunadamente nos rije por espacio de algunos años.
ese batiburrillo de palabras, vertidas por esa mal-

dita exaltación republicana, que aun no está bien
Bastaría solo recordar la paz inalterable de la época de las facultades estraordinarias, para persuadirse de la importancia i conveniencia de la reforma intentada. Entónces el mar de las pasiones permanecía quieto o tranquilo, cada ciudadano contraído esclusivamente a alguna ocupacion útil, dejaba correr libremente la política, sin
estinguida en el a)ma de los chilenos.
mezclarse en aquellos asuntos, de cuya intervencion han resultado muchos males.
La libertad de imprenta, sin las trabas que

contiene la mocion del Gobierno, nos envolvería
La venganza, humillada por esa plenitud de poderes, no se atrevería a levantar su orgullosa frente, i reinaba en todos los partidos una calma imperturbable. Apénas llegó la época constitucional, hemos visto aparecer en la escena periódicos irritantes, por no decir incendiarios, que paulatinamente van reanimando el espíritu público. Estos rayos, fraguados por las almas demagójicas, han causado mu hos males a la sociedad. Recuerda el incendio que produjo el célebre Sufragante, la fermentacion del Filopolita; i te persuadirás de la utilidad de los artículos que han excitado tu furor.
en un perpetuo desórder; i talvez hai ta vacilar la

existencia de una administración, tan paternal i
La imprenta ha producido muí hos bienes, es verdad; pero también ha cansado males. Los periódicos han derrocado Gobiernos; los Gobiernos, pues, deben concluir con estos enemigos tan implacables, como poderosos. Quien creyera que un triste i miserable folleto, i talvez una sola columna, ha bastado alguna vez para destruir un muro
relijiosa como la que afortunadamente nos rije
de bayonetas, i convertir en ruinas el solio mas seguro i formidable.
por espacio de algunos años.

Bastaría solo recordar la paz inalterable de la
Nuestros conciudanos son apáticos por carácter, inclinado a la paz i sosiego, i llegaría a trastornarse su sistema moral con los papeles periódicos, si tuviesen libre salida. Si queremos ser felices, gozando en silencio de los abundantes tesoros, que nos ha prodigado la naturaleza en los tres reinos, coártese la libertad de imprenta i
época de las facultades estraordinarias, para per-
conclúyase con ella, si se quiere. Dediqúese cada uno al ramo de industria, que hubiese elejido para vivir, i dejémonos de escritos, precursores de la desgracia i de las devastaciones de la anarquía ya es tarde, dejemos este asunto, i vamos, señor, a tirar el huesito a la tertulia, que anoche me fué mui mal.
suadirse de la importancia i conveniencia de la

reforma intentada. Entónces el mar de las pasio-
Sí, camaradas, les dije, vayan ustedes, que luego haré de las mias sobre la mesa, trastornando la suerte del que ha atacado tan alevosamente el proyecto; i al descuido puse en las manos del defensor de mis principios el seguro talisman de la ganancia, dos cubitos de marfil.
nes permanecía quieto o tranquilo, cada ciuda-

dano contraído esclusivamente a alguna ocupa
==== Núm. 20<ref>Este articulo ha sido trascrito de ''El injénuo,'' número 3, del 20 de Julio de 1839. ''—(Nota del Recopilador.)''</ref>====
cion útil, dejaba correr libremente la política, sin
mezclarse en aquellos asuntos, de cuya interven-
{{MayGrande|`royecto de lei sobre el uso de libertad de imprenta}}
ción han resultado muchos males.

La venganza, humillada por esa plenitud de
En la Cámara de Senadores se está actualmente discutiendo este proyecto ''estraordinario'' por el espíritu en que está concebido. Cada uno de sus artículos da materia para hablar i escribir en contra del ''estraordinario'' proyecto, porque no solo ofende a la sana razon i al buen sentido, sino también al mismo que lo redactó. ¿Qué
poderes, no se atrevería a levantar su orgullosa
es lo que pretende el autor de esta leí? preguntan todos los hombres juiciosos, ¿Será acaso, dicen unos, el deseo de la impunidad para que nunca salgan a la luz pública los abusos, las injusticias, los robos i los asesinatos que se cometen en la República por esta o aquella persona? No puede ser eso, se responde, porque el vicio, la tiranía, la perfidia, la alevosía i el latrocinio son pasiones que detesta todo hombre honrado, i el autor del proyecto es tenido por tal. Luego ¿qué fin, gritan otros, se habrá propuesto el proyectista lejislador? A estos contesto yo con el artículo 24 del proyecto de lei sobre el uso de la ''libertad de imprenta,'' que, a la letra, dice así: "El
frente, i reinaba en todos los partidos una calma
autor o editor de un escrito injurioso no se escusará de la pena establecida en esta leí. ''aun cuando se ofreciere a probar la imputacion injuriosa."'' ¡Esto hace salir de su quicio a toda mollera, por bien afianzada que se halle! ¡La denegacion de la prueba impoita tanto como decir: se acabó la libertad de imprenta! Mucho mejor sería que el proyecto constase de un solo artículo que llenase los dos objetos que, a primera vista, se divisan; o
imperturbable. Apénas llegó la época constitu-
que, como a niños, se nos tape la boca recitándonos aquel cuentecito de - "Periquito Sarmiento estaba, etc. —Nosotros tenemos las llaves del Cielo; ''podemos hablar, escribir'' i hacer cuanto se nos dé la gana i gusto."
cional, hemos visto aparecer en la escena perió-
dicos irritantes, por no decir incendiarios, que
Pero aun no es tan orijinal, ni será tan celebrado en los anales de la historia de la lejislacion, el artículo 24 que dejo rejistrado, como el 25 que se le sigue i que voi a insertar, para que llegue a noticia de mis compatriotas el proyecto que se discute, i que indispensablemente se aprobará en la Cámara de Senadores. Dice así: "Tampoco se eximirán de la pena, a pretesto de que el impreso no designa las personas por su nombre propio, ''pues toda alegoría, apodo, nombre supuesto, pintura, caricatura, señal esterior o cualquiera otra alusion'' por donde fácilmente se venga en conocimiento de que se trata de una persona determinada, se reputarán lo mismo que si se hablase directamente i por los nombres propios de tal persona". Si se dijese que la redaccion de este artículo tocaba en la nata de lo estravagante, i que tal produccion era ridicula, caería sobre el que hablase o escribiese en
paulatinamente van reanimando el espíritu pú-
blico. Estos rayos, fraguados por las almas dema-
gójicas, han causado mu hos males a la sociedad.
Recuerda el incendio que produjo el célebre
Sufragante, la fermentación del Filopolita; i te
persuadirás de la ulilid d de los artículos que han
excitado tu furor.
La imprenta ha producido muí hos bienes, es
verdad; pero también ha cansado males. Los pe-
riódicos han derrocado Gobiernos; los Gobiernos,
pues, deben concluir con estos enemigos tan im-
placables, como poderosos. Quien creyera que un
triste i miserable folleto, i talvez una sola colum-
na, ha bastado alguna vez para destruir un muro
de bayonetas, i convertir en ruinas el solio mas
seguro i formidable.
Nuestros conciudanos son apáticos por carác-
ter, inclinado a la paz i sosiego, i llegaría a tras-
tornarse su sistema moral con los papeles perió-
dicos, si tuviesen libre salida. Si queremos ser
felices, gozando en silencio de los abundantes
tesoros, que nos ha prodigado la naturaleza en
los tres reinos, coártese la libertad de imprenta i
conclúyase con ella, si se quiere. Dediqúese cada
uno al ramo de industria, que hubiese elejido
para vivir, i dejémonos de escritos, precursores
de la desgracia i de las devastaciones de la anar-
quía—ya es tarde, dejemos este asunto, i vamos,
señor, a tirar el huesito a la tertulia, que anoche
me fué mui mal.
Sí, camaradas, les dije, vayan ustedes, que lue-
go haré de las mias sobre la mesa, trastornando
la suerte del que ha atacado tan alevosamente el
proyecto; i al descuido puse en las manos del
defensor de mis principios el seguro talisman de
la ganancia, dos cubitos de marfil.
Núm- 20 (i)
I'ROVI-'CTO DE I.F.I SOBRE EL U-O DE
LIBERTAD DE 1MPRF.NT
En la Cámara de Senadores se está actual
mente discutiendo este proyecto
estraordinario
por el espíritu en que está concebido. Cada uno
de sus artículos da materia para hablar i escribir
en contra del estraordinario proyecto, poique no
solo < fende a la sana razón i al buen sentido,
sino también al mismo que lo redactó. ¿Qué
es lo que pretende el autor de esta leí? pre-
guntan todos los hombres juiciosos, ¿^erá aca-
so, dicen unos, el deseo de la impunidad para
que nunca salgan a la luz pública los abusos, las
injusticias, los robos i los asesinatos que se co
meten en la República por esta o aquella perso-
na? No puede ser eso, se responde, porque el
vicio, la tiranía, la perfidia, la alevosía i el latroci-
nio son pasiones que detesta todo hombre honra-
do, i el autor del proyecto es tenido por tal. Luego
¿qué fin, gritan otros, se habrá propuesto el pro-
yectista lejislador? A estos contesto yo con el ar-
tículo 24 del proyecto de lei sobre el uso de la
libertad de imprenta, que, a la letra, dice a^í: MEI
autor o editor de un escrito injurioso no se escu-
saiá de la pena establecida en esta leí. aun cuando
se ofreciere a probar la imputación injuriosan. ¡Es
to hace salir de su quicio a toda mollera, por bien
afianzada que se halle! ¡La denegación de la prue-
ba impoita tanto como decir: se acabó la liber-
tad de imprenta! Mucho mejor sería que el pro-
yecto constase de un solo artículo que llenase los
dos objetos que, a primera vista, se divisan; o
que, como a niños, se nos tape la boca recitán-
donos aquel cuentecitode - "Periquito Sarmien
to estaba, etc.— Nosotros tenemos las llaves del
Cielo; podemos hablar, escribir i hacer cuanto se
nos dé la gana i gusto.»
Pero aun no es tan orijinal, ni será tan cele-
biado en los anales de la historia de la lejisla
cion, el artículo 24 que dejo rejistrado, como el
?5 que se le sigue i que voi a insertar, para que
llegue a noticia de mis compatriotas el proyecto
que se discute, i que indispensablemente se apro-
bará en la Cámara de Senadores. Dice así:
"Tampoco se eximirán de la pena, a pretesto de
que el impreso no designa las personas por su
nombre propio, pues toda alegoría, apodo, nom-
bre supuesto, pintura, caricatura, señal esterior o
cualquiera otra alusión por donde fácilmente se
venga en conocimiento de que se trata de una
persona determinada, se reputarán lo mismo que
si se hablase directamente i por los nombres
propios de tal persona». Si se dijese que la re-
dacción de este artículo tocaba en la nata de
lo estravagante, i que tal producción era ridicu-
la, caería sobre el que hablase o escribiese en
(1) Este articulo ha sido trascrito de El Injénuo, nú-
mero 3, del 20 de Julio de 1839. —(Nota del Rtcopi-
| ¡ador,)