Diferencia entre revisiones de «Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XXVI (1839).djvu/34»

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caminado, i de un estremo del mundo al otro no se oye mas que una voz: LA LIBERTAD DE IMPRENTA ES EL MAYOR DE LOS BIENES POLITICOS, I PERTENECE A TODOS LOS PUEBLOS.
caminado, i de un estremo del mundo al otro no se oye mas que una voz: LA LIBERTAD DE IMPRENTA ES EL MAYOR DE LOS BIENES POLITICOS, I PERTENECE A TODOS LOS PUEBLOS.


Es verdad que hai todavía rejiones donde este bien no existe. Entre los pueblos que las habitan es un delito hablar de libertad de imprenta. Sin embaRgo, en estos mismos patajes tan desgraciados ella vive en el deseo de los infinitos liberales, que aguardan en el silencio una ocasion favorable para dar vida a la Patria. No está léjos, nó, el momento dichoso en que los habitantes de la España, del Austria, de la Italia i otras naciones de Europa, todavía esclavas, recibirán de las manos de la libertad el derecho de pensar como hombres i espresarse como ciudadanos!
Es verdad que hai todavía rejiones donde este

bien no existe. Entre los pueblos que las habi-
La libertad de imprenta no solo consiste en la libre comunicacion de los pensamientos entre los miembros de un cuerpo político por medio de obras impresas, sino que no puede en modo alguno concebírse completa sin la libre circulacion de las producciones literarias i científicas entre los varios pueblos de la tierra, que todos tienen el mismo derecho a gozar de los frutos de la jeneral civilizacion del jénero humano, i están igualmente interesados a promover la libertad i los progresos sociales de cada uno.
tan es un delito hablar de libertad de imprenta.

Sin embaigo, en estos mismos patajes tan des-
Para probar la alta importancia que deben dar los pueblos a este derecho de libre i jeneral comunicacion de ideas, basta indicar los obstáculos que le han opuesto siempre los Gobiernos absolutos. En Austria no puede penetrar nada de lo que se imprime en los paises estranjeros, sin atravesar una línea interminable de censores, que declaran contrabando todo loque se halla escrito en un sentido algo liberal. En Prusia se teme mas aquella libre circulacion de ideas entre pueblo i pueblo, que la misma libertad de imprenta ejercitada en su interior; i los periódicos i las obras que son la espresion de la opinion pública de los demás pueblos, no tienen tampoco permiso de atravesar aquel reino. Lo mismo puede decirse de muchos estados de Italia, i particularmente del reino de Nápoles. Un elector de Hasse Cassel, imajinó una comision de censores, encargados de examinar las obras publicadas entre los pueblos mas libres, para rechazar de las fronteras de sus estados todos los escritos, cuyos autores hubiesen tenido el atrevimiento de examinar los actos del Gobierno. Napoleon, en fin, que ha sido el mayor de los hombres i de los déspotas, al mismo tiempo, estableció una cei sura mas rigorosa todavía para las obras estranjeras que para las que se publicaban en Francia; i fué inventor de un sistema de decepcion periodística, adoptada en seguida, aunque con mui poco suceso, por los demás déspotas de Europa, que tuvo por objeto favorecer las miras de un Gobierno aibitrario i ocultar a un pueblo oprimido todo lo que pensaban o producían los demás pueblos capaz de despertarlo. La tiranía de aquel jenio
graciados ella vive en el deseo de los infinitos
estraordinario, que llena él solo la mitad de su siglo, cayó con los ODIOS I LAS ANTIPATÍAS NACIONALES, las que procuró siempre alimentar i fomentar con perjuicio de todos los pueblos. A medida que los ingleses, los franceses, los alemanes, los italianos 1 demás habitantes de la Europa han ido conociendo siempre mas que uno solo es el Ínteres político, uno solo el Ínteres industrial de todos los pueblos de la tierra, el estandarte de la libertad se ha desplegado en nuevos puntos de aquel dichoso continente, i ha estendido su benéfico influjo sobre nuevas rejiones de las demás partes del mundo. Aquel inmenso e incalculable beneficio, que importará con el tiempo la perfección del jénero humano, se debe a la libre circulación de las ideas de los pueblos.
liberales, que aguardan en el silencio una ocasion

favorable para dar vida a la Patria. No está léjos,
En las Repúblicas constituidas bajo el sistema representativo, la libertad de imprenta es de una necesidad tan absoluta que destruirla sería lo mismo que abolir aquel sistema. No habiendo libertad de imprenta, las asambleas lejislativas no son mas que consejos privados, a los que la opinion pública no puede imprimir movimiento alguno; i no ejercen otro influjo que el que el Ministerio quiere darles. El solo temor de ver publicado un proyecto contrario al bien público; la certeza de que una opinion anti-liberal será el asunto de las críticas i de los ataques de los escritores liberales, es un freno que a veces basta solo para contener en sus avances contra la libertad a los mas atrevidos oradores, i hacer abortar los planes mas diestros e injeniosos de los enemigos secretos de la prosperidad i del honor nacional. La libertad de imprenta, en el cuerpo de los Diputados de la Nacion, es el Dios tutelar de la Patria, el terror de los malos, la seguridad i la garantía de los buenos, el alma de todos sus trabajos. Sin ella, el país que en apariencia es el mas libre i el que goza de la mejor Constitucion, no es mas que el juguete de un Congreso o la propiedad de un déspota. La Nacion que no puede asistir a las sesiones de sus representantes por medio de la libertad de imprenta, es una Nacion esclava.
nó, el momento dichoso en que los habitantes

de la España, del Austria, de la Italia i ( tras na
Con relacion a los Gobiernos de los pueblos libres, la libertad de imprenta es su mejor garantía i su brújula mas segura.
ciones de Europa, todavía esclavas, recibirán de

las manos de la libertad el derecho de pensar
Diremos mas; sin ella, no puede llenar el grande objeto, que les es confiado, de la ejecucion de las leyes. ¿Qué confianza podrá merecer un Gobierno donde no hai libertad de censurar sus actos? ¿Qué influjo podrá tener en la opinion pública, si no es permitido pedirle cuenta de su administracion, i asistir al exámen de esta cuenta? Solo la libertad de imprenta puede mantener viva la amistad necesaria entre el Gobierno i la Nación. Solo por ella el Gobierno puede conocer las variaciones del espíritu público, las necesidades verdaderas del país i el modo de satisfacer-
como hombres i espresarse como ciudadanos!
La libertad de imprenta no solo consiste en la
libre comunicación de los pensamientos entre los
miembros de un cuerpo político por medio de
obras impresas, sino que no puede en modo al-
guno ci ncebírse completa sin la libre circulación
de las producciones literarias i científicas entre
los varú s pueblos de la tierra, que todos tienen
el mismo derecho a gozar de los frutos de la je-
neral civilización del jénero humano, i están igual-
mente interesados a promover la libertad i los
progresos sociales de cada uno.
Para probar la alta importancia que deben dar
los pueblos a este derecho de libre i jeneral co-
municación de ideas, basta indicar los obstáculos
que le han opuesto siempre los Gobiernos abso-
lutos. En Austria 110 puede penetrar nada de lo
que se imprime en los paises estranjeros, sin
atravesar una línea interminable de censores, que
declaran contrabando todo loque se halla es-
crito en un sentido algo liberal. En Prusia se
teme mas aquella libre circulación de ideas entre
pueblo i pueblo, que la misma libertad de im-
prenta ejercitada en su interior; i los periódicos
i las obras que son la espresion de la opinion pú-
blica de los demás pueblos, no tienen tampoco
permiso de atravesar aquel reino. Lo mismo pue-
de decirse de muchos estados de Italia, i parti-
cularmente del reino de Nápoles. Un elector de
Hasse Cassel, imajinó una comision de censores,
encargados de examinar las obras publicadas en-
tre los pueblos mas libres, para rechazar de las
fronteras de sus estados todos los escritos, cuyos
autores hubiesen tenido el atrevimiento de exa-
minar los actos del Gobierno. Napoleon, en fin,
que ha sido el mayor de los hombres i de los
déspotas, al mismo tiempo, estableció una cei sura
mas rigorosa todavía para las obras estranjeras
que para las que se publicaban en Francia; 1 fué
inventor de 1111 sistema de decepción periodística,
adoptad" en seguida, aunque con mui poco su-
ceso, por los demás déspotas de Europa, que
tuvo por objeto favorecer las miras de un Gobier-
no aibitrario i ocultar a un pueblo oprimido todo
lo que pensaban o producían los demás pueblos
capaz de despertarlo. La tiranía de aquel jenio
estraordinario, que llena él solo la mitad de su
siglo, cayó con los ooios 1 LAS ANTIPATÍAS NA-
CIONALES, las que procuró siempre alimentar 1
fomentar con perjuicio de todos los pueblos.
A medida que los ingleses, los franceses, los ale
manes, los italianos 1 demás habitantes de la Eu-
ropa han ido conociendo siempre mas que uno
solo es el Ínteres político, uno solo el Ínteres in-
dustrial de todos los pueblos de la tierra, el es-
tandarte de la libertad se ha desplegado en nue-
vos puntos de aquel dichoso continente, i ha
estendido su benéfico influjo sobre nuevas rejio
nes de las demás partes del mundo. Aquel in-
menso e incalculable beneficio, que importará
con el tiempo la perfección del jénero humano,
se debe a la libre circulación de las ideas de los
pueblos.
En las Repúblicas constituidas bajo el sistema
representativo, la libertad de imprenta es de una
necesidad tan absoluta que destruirla sería lo
mismo que abolir aquel sistema. No habiendo
libertad de imprenta, las asambleas lejislativas no
son mas que consejos privados, a los que la opi-
nion pública no puede imprimir movimiento al-
guno; i no ejercen otro influjo que el que el Mi
nisterio quiere darles. El solo temor de ver pu-
blicado un proyecto contrario al bien público; la
certeza de que una opinion anti-liberal será el
asunto de las críticas i de los ataques de los es-
critores liberales, es un freno que a veces basta
solo para contener en sus avances contra la liber-
tad a los mas atrevidos oradores, i hacer abortar
los planes mas diestros e injeniosos de los ene-
migos secretos de la prosperidad i del honor na-
cional. La libertad de imprenta, en el cuerpo de
los Diputados de la Nación, es el Dios tutelar de
la Patria, el terror de los malos, la seguridad i la
garantía de los buenos, el alma de todos sus tra
bajos. Sin ella, el país que en apariencia es el
mas libre i el que goza de la mejor Constitución,
110 es mas que el juguete de un Congreso o la
propiedad de un déspota. La Nación que no pue-
de asistir a las sesiones de sus representantes por
medio de la libertad de imprenta, es una Nación
esclava.
Con relación a los Gobiernos de los pueblos
libres, la libertad de imprenta es su mejor garan-
tía i su brújula mas segura.
Diremos mas; sin ella, no puede llenar el
grande objeto, que les es confiado, de la ejecu-
ción de las leyes. ¿Qué confianza podrá merecer
un Gobierno donde no hai libertad de censurar
sus actos? ¿Qué influjo podrá tener en la opinion
pública, si no es permitido pedirle cuenta de su
administración, i asistir al exámen de esta cuen-
ta? Solo la libertad de imprenta puede mantener
viva la amistad necesaria entre el Gobierno i la
Nación. S >lo por ella el Gobierno puede conocer
las variaciones del espíritu público, las necesida-
des verdaderas del país i el modo de satisfacer-