Diferencia entre revisiones de «Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XXIV (1835-1839).djvu/422»

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negó a otorgar semejante autorización. Pidió otra vez la de aprobar provisoriamente el tratado, i despues de haber tomado el Presidente una parte activa en la discusión para salvar su delicadeza, manifestando por este medio sus deseos sinceros de paz, apénas se consiguieron las facultades provisorias.
negó a otorgar semejante autorización. Pidió

otra vez la de aprobar provisoriamente el tratado,

i despues de haber tomado el Presidente una
¿I despues de tantos hechos, de acontecimientos tan notables i de una historia que se halla al alcance de los ménos advertidos, cómo el Gobierno del Perú i sus gaceteros comprados i vilmente vendidos se atreven a volver insultos por favores, acriminaciones por condescendencias nobles, i hallan culpabilidad en la buena fé? No me sorprende tal conducta; fácil será conocerla si se advierte que el Jeneral Gamarra necesita de la fuerza para oprimir al Perú; de la alarma para mantener su ejército i de aquélla
parte activa en la discusión para salvar su deli-
para embaucar a los que engaña con apariencias, intrigas i ese conjunto de torpes maquinaciones que forman la cadena de su política. Esta es bien conocida de todos, ménos del pueblo peruano que le oye, le presta medios, i él por sí mismo labra los fierros que arrastra con ignominia de la América, con lástima de los Estados europeos, i con indignación de las almas jenerosas i verdaderamente liberales. A esto i a esto solo se dirije su fárrago mal concebido i las opiniones de sus gaceteros.
cadeza, manifestando por este medio sus deseos

sinceros de paz, apénas se consiguieron las facul-

tades provisorias.
Si en los datos de que me he ocupado refiriéndolos a documentos i a la notoriedad, se encuentra a cada paso la rectitud, la nobleza i el patriotismo americano del Jeneral Santa Cruz, de la misma manera se verá que a fuerza de falsedades, es que pretenden alucinar a los pueblos Gamarra i sus satélites. Verdad es que el Gobierno de Bolivia pidió a las Cámaras facultades estraordinarias, i que las otorgó despues de una larga discusión en que yo como Ministro defendí el proyecto del Gobierno. Creo que tengo derecho a considerarme mui amigo de los principios liberales, i por lo mismo incapaz de suscribir a la opresion de mi patria ni de otro pais cualquiera que sea. La vida pública del Presidente Santa Cruz no necesita de mi débil apolójía para presentarse grande i su alma llena del fuego santo por la hermosa causa de la libertad.
¿I despues de tantos hechos, de acontecimien-

tos tan notables i de una historia que se halla

al alcance de los ménos advertidos, cómo el
Ni él mancillaría su gloria, ni yo podría contribuir a que se eclipsara su esplendor, ni él ni yo hemos pedido otras facultades que las constitucionales para el caso que el Perú invadiera a Bolivia, o la amagara de pronta invasión. Avisos indudables i comunicaciones de personas respetables i de estranjeros mui nobles, nos instruían de las miras secretas del Jeneral Gamarra, si no aprobaban las Cámaras el tratado de Arequipa. Nos aseguraban que la guerra era infalible, i no debiendo esperar el momento preciso i material de que pisara el enemigo nuestro territorio, presentó el Gobierno ei proyecto siguiente, que fué aprobado.
Gobierno del Perú i sus gaceteros comprados i

vilmente vendidos se atreven a volver insultos
por favores, acriminaciones por condescendencias
''Desde que el Gobierno del Perú, contraviniendo al tratado preliminar de Tiquina i al de paz aprobado ya, reuniere en los departamentos del Sur mas de cuatro mil hombres, el Gobierno usará en tal caso de facultades estraordinarias''.
nobles, i hallan culpabilidad en la buena fé?

No me sorprende tal conducta; fácil será cono-

cerla si se advierte que el Jeneral Gamarra
¿Hai aquí algo de particular, de mala fé i de ese empeño de guerra i disturbios que nos atribuye el Jeneral Gamarra en su papel a las Cámaras i sus gaceteros?
necesita de la fuerza para oprimir al Perú; de la

alarma para mantener su ejército i de aquélla

para embaucar a los que engaña con apariencias,
Demasiado siento, SS. EE., no poder estenderme en reflexiones sobre este asunto, i siento mas no contestar como debía a la insolente e impávida arrogancia con que el uno ha leido el papel que le ha escrito algún adulador miserable i famélico, i a la mala fé de los otros tan poco dignos de su propio nombre. No .por esto dejaré de ocuparme con la misma brevedad de cuanto se ha escrito contra Bolivia, por la buena amistad que conserva con la República de Chile, su hermana i amiga.
intrigas i ese conjunto de torpes maquinaciones

que forman la cadena de su política. Esta es bien

conocida de todos, ménos del pueblo peruano
Estoi escribiendo en Chile; i para dar toda la legalidad posible a los hechos, apelo a la honradez, a la moral i al juicio recto del Gobierno chileno; si falto en algo a la verdad o sufro equivocaciones, a él toca desmentirme o aclararlas. El señor don Dámaso Uriburu había informado mui repetidas veces del órden, de la moral i de la rectitud con que dirijía su política el Gobierno de Chile, asegurando que no habría dificultad en que Bolivia se ligara con este Estado por pactos espresos. Por una órden que yo firmé, se le previno que propusiera un tratado de amistad i comercio fundado en la reciprocidad; no tuvo mas instrucción que una nota de diez o doce líneas. El Encargado de Negocios de Bolivia se acercó al señor Tocornal, Ministro de Relaciones Esteriores, i ámbos convinieron en un proyecto para el que pidió autorización especial el señor Uriburu. Se le mandó el pleno poder, ordenándole que procediera a firmar el tratado con solo una lijera alteración. Bolivia quería establecer un principio favorable al comercio de productos americanos, i observó un artículo. No ha ocurrido nada mas; i ni hai tal solicitud de hostilidades, destrucciones, disturbios, invasiones ni otros fantasmas con que se trata de asustar al pueblo peruano. Unirse dos pueblos hermanos, procurar el alejamiento de los obstáculos de su prosperidad, i hacer tratados de amistad i comercio, no puede ofender sino al Jeneral Gamarra i a sus insensatos partidarios, que quisieran vivir en guerra perpétua, porque están condenados a no subsistir de otro modo. Por esto, han tomado locas e imprudentes medidas fiscales contra Chile, cuyo Gobierno bien aconsejado ha sabido sostenerse con dignidad; han ensuciado el papel atacando a un distinguido i mui respetable personaje de Chile; han supuesto miras que no existen; i han dividido los ánimos de naciones que deben amarse. No contentos con haberse procurado el odio de Bolivia por una invasión; el de Colomhia por otra, ahora buscan
que le oye, le presta medios, i él por sí mismo
labra los fierros que arrastra con ignominia de
la América, con lástima de los Estados europeos,
i con indignación de las almas jenerosas i ver-
daderamente liberales. A esto i a esto solo se
dirije su fárrago mal concebido i las opiniones
de sus gaceteros.
Si en los datos de que me he ocupado refi-
riéndolos a documentos i a la notoriedad, se
encuentra a cada paso la rectitud, la nobleza i
el patriotismo americano del Jeneral Santa Cruz,
de la misma manera se verá que a fuerza de
falsedades, es que pretenden alucinar a los pue-
blos Gamarra i sus satélites. Verdad es que el
Gobierno de Bolivia pidió a las Cámaras faculta-
des estraordinarias, i que las otorgó despues de
una larga discusión en que yo como Ministro
defendí el proyecto del Gobierno. Creo que
tengo derecho a considerarme mui amigo de los
principios liberales, i por lo mismo incapaz de
suscribir a la opresion de mi patria ni de otro
pais cualquiera que sea. La vida pública del
Presidente Santa Cruz no necesita de mi débil
apolójía para presentarse grande i su alma llena
del fuego santo por la hermosa causa de la liber-
tad.
Ni él mancillaría su gloria, ni yo podría con-
tribuir a que se eclipsara su esplendor, ni él ni
yo hemos pedido otras facultades que las consti-
tucionales para el caso que el Perú invadiera a
Bolivia, o la amagara de pronta invasión. Avisos
indudables i comunicaciones de personas respe-
tables i de estranjeros mui nobles, nos instruían
de las miras secretas del Jeneral Gamarra, si no
aprobaban las Cámaras el tratado de Arequipa.
Nos aseguraban que la guerra era infalible, i no
debiendo esperar el momento preciso i material
de que pisara el enemigo nuestro territorio, pre-
sentó el Gobierno ei proyecto siguiente, que fué
aprobado,
Desde que el Gobierno del Pe tú, contraviniendo
al tratado preliminar de Tiquina i al de paz
aprobado ya, reuniere en los departamentos del Sur
mas de cuatro mil hombres, el Gobierno usará en
tal caso de facultades estraordinarias.
¿Hai aquí algo de particular, de mala fé i de
ese empeño de guerra i disturbios que nos atri-
buye el Jeneral Gamarra en su papel a las Cáma-
ras i sus gaceteros?
Demasiado siento, SS. EE ., no poder esten-
derme en reflexiones sobre este asunto, i siento
mas no contestar como debía a la insolente e
impávida arrogancia con que el uno ha leido el
papel que le ha escrito algún adulador miserable
i famélico, i a la mala fé de los otros tan poco
dignos de su propio nombre. No .por esto dejaré
de ocuparme con la misma brevedad de cuanto
se ha escrito contra Bolivia, por la buena amistad
que conserva con la República de Chile, su
hermana i amiga.
Estoi escribiendo en Chile; i para dar toda la
legalidad posible a los hechos, apelo a la honra-
dez, a la moral i al juicio recto del Gobierno
chileno; si falto en algo a la verdad o sufro equi-
vocaciones, a él toca desmentirme o aclararlas.
El señor don Dámaso Uriburu había informado
mui repetidas veces del órden, de la moral i de
la rectitud con que dirijía su política el Gobierno
de Chile, asegurando que no habría dificultad
en que Bolivia se ligara con este Estado por pac-
tos espresos. Por una órden que yo firmé, se le
previno que propusiera un tratado de amistad
i comercio fundado en la reciprocidad; no tuvo
mas instrucción que una nota de diez o doce lí-
neas. El Encargado de Ntgocios de Bolivia se
acercó al señor Tocornal, Ministro de Relacio-
nes Esteriores, i ámbos convinieron en un pro-
yecto para el que pidió autorización especial el
señor Uriburu. Se le mandó el pleno-poder, or-
denándole que procediera a firmar el tratado con
solo una lijera alteración. Bolivia quería estable-
cer un principio favorable al comercio de pro-
ductos americanos, i observó un artículo. No ha
ocurrido nada mas; i ni hai tal solicitud de hos-
tilidades, destrucciones, disturbios, invasiones
ni otros fantasmas con que se trata de asustar al
pueblo peruano. Unirse dos pueblos hermanos,
procurar el alejamiento de los obstáculos de su
prosperidad, i hacer tratados de amistad i co-
mercio, no puede ofender sino al Jeneral Gama-
rra i a sus insensatos partidarios, que quisieran
vivir en guerra perpétua, porque están condena-
dos a no subsistir de otro modo. Por esto, han
tomado locas e imprudentes medidas fiscales
contra Chile, cuyo Gobierno bien aconsejado ha
sabido sostenerse con dignidad; han ensuciado
el papel atacando a un distinguido i mui respe-
table personaje de Chile; han supuesto miras
que no existen; i han dividido los ánimos de
naciones que deben amarse. No contentos con
haberse procurado el odio de Bolivia por una
invasión; el de Colomhia por otra, ahora buscan