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declarar su Independencia, i les bastó haber conseguido tantas victorias i el haber hecho prisionero a Lord Conwallis con todo su ejército, si no arrancaban al Rei una declaración formal de sus derechos? Aunque con la separación de la Puerta Otomana no hubiesen logrado una completa libertad ¿se creyeron humillados los griegos por la declaración que hizo el turco que ya no gravitaba su cetro de fierro sobre los descendientes de Temístocles i de Fidias? ¿Se hubieran creido humillados los polacos, si con la sangre derramada por la libertad i por la patria hubiesen logrado obligar al Emperador de Rusia a declararlos independientes? Un acto de esta naturaleza no solo es un honor para el pais que lo obtiene, sino un triunfo para el jénero humano; es lo sumo que pueden obtener los pueblos de sus esfuerzos contra la tiranía. Miéntras en la balanza europea el despotismo ha pesado mas que el amor a la libertad, se ha diferido aquel grande acto; mas, ya todos lo desean; los pueblos libres lo exijen, i los que no lo son, fundan en él una de sus mas bellas esperanzas. ¡Que no se detenga, pues, un solo instante la obra de la civilización i de la libertad! ¡Que todos los pueblos esclavos imiten a los americanos en sus esfuerzos contra la tiranía, i que los déspotas declaren todos i confiesen la Independencia de los pueblos! Vendrá un tiempo en que les falte una Corte para firmar el acto que la declare.
I02CÁMARA DE DIPUTADOS

declarar su Independencia, i les bastó haber
Nunca los Estados libres de la América española se han hallado en una posicion tan sublime como la actual, en que han sido convidados por su antigua metrópoli a presentarse por la primera vez como sus iguales en la grande escena de la política europea.¿Qué noble i jeneroso americano, mui léjos de hallarse humillado, no se llenará de orgullo con la idea de alternar con los antiguos tiranos de su Patria, condecorado con las mismas prerrogativas i revestido con los mismos derechos? ¿Dónde podría llegar a mas la grandeza de una Nación, que considerando como a sus iguales i como amigas a todas las Naciones de la tierra? ¿O se querrá decir que la España no figura entre las Naciones, i llevar la estravagancia hasta aconsejar que la supongamos indigna de ser nuestra aliada? Libres e independientes, ya es tiempo que gocemos de los honores del triunfo. Tendamos la mano a una gran Nación, que no habiendo podido tenernos sujetos nos convida como amigos. ¿Cómo podríamos terminar mas dignamente la guerra con la España, que con un tratado de paz, de navegación i de comercio, de igual a igual? ¿Qué título mas grande podríamos ambicionar a la admiración i al respeto de todas las Naciones? I ¿qué ganaríamos dejando en suspenso nuestras relaciones con España? ¿No seríamos obligados a hacer mañana, lo que sin razón rehusaríamos a hacer en el dia de hoi?
conseguido tantas victorias i el haber he-

cho prisionero a Lord Conwallis con todo su
Pero es tiempo de indicar consideraciones de un órden mas elevado. La reconciliación con la España interesa sumamente a la América, por el influjo incalculable que tendrá en ella sobre los progresos de todos los ramos de la civilización. Nuestro idioma, nuestra literatura, nuestros conocimientos de todo jénero, nuestros modales mismos esperimentarán un aumento i una mejora cada dia mas grande, por el contacto mas libre i mas continuado con nuestra antigua metrópoli. El amor de la libertad nos apartó de su seno; una gloriosa Independencia nos permite seguir con ella un mismo camino hácia la perfección del saber i del gusto. ¿No es para nosotros el mas breve i mas acertado de todos?
ejército, si no arrancaban al Rei una declaración

formal de sus derechos? Aunque con la separa-
En fin, la América libre contribuirá mas directamente a la libertad de la España, aumentando sus riquezas, e inspirándole mas de cerca una parte del fuego que la anima. ¿Qué modo mas noble de vengarnos de nuestras antiguas injurias?
ción de la Puerta Otomana no hubiesen logrado

una completa libertad ¿se creyeron humillados
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los griegos por la declaración que hizo el turco

que ya no gravitaba su cetro de fierro sobre los
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descendientes de Temístocles i de Fidias? ¿Se

hubieran creido humillados los polacos, si con
Los miembros de la Comision de Minería, que suscriben, no estando de acuerdo con el informe que la mayoría ha presentado a la Sala, sobre el proyecto de modificación del artículo 12, título 13 de la Ordenanza, creen que deben informar por separado, haciendo presente que la mocion propuesta, no importando la abolicion sino la modificación del artículo citado, está en absoluta armonía con los principios económicos i políticos i con las bases de nuestro Derecho Público.
la sangre derramada por la libertad i por la patria

hubiesen logrado obligar al Emperador de Rusia
La mocion no tiende a otro objeto que a poner una cortapisa al privilejio que, en perjuicio de la agricultura, se concedió a los mineros, i no impide de manera alguna la esplotacion de las minas, aun situadas en terrenos particulares, ni el denuncio de sitios para trapiches, i otras máquinas, ni el uso de pastos i aguadas deque se ha hablado en el informe, como si todo esto fuera por tierra, en el hecho de modificarse el artículo controvertido.
a declararlos independientes? Un acto de esta

naturaleza no solo es un honor para el pais que
Las leyes, es verdad, pueden limitar el uso de las propiedades; pero el Ínteres público que demande en nuestro caso la tal limitación i que debía probarse por los sostenedores del artículo de la Ordenanza, está mui léjos de concebirse cuando, para fundir un jénero de metal, se arruina un agricultor; i así como es evidente que el Ínteres público jamas exije que sobre la ruina de uno se edifique el provecho de otro, así del mismo modo nunca podrá demostrarse que sea ménos conveniente al público el cultivo de los campos que la fundición de los metales de cobre.
lo obtiene, sino un triunfo para el jénero humano;

es lo sumo que pueden obtener los pueblos de
Si los montes son un elemento con que cuenta el minero, también con ellos cuenta el agricultor para cerrar sus campos, para conservar las aguadas i para otros usos absolutamente indispensables; i en el conflicto de estas necesidades, aun suponiendo que la conveniencia pública exija tanto el fomento de la minería
sus esfuerzos contra la tiranía. Miéntras en la
balanza europea el despotismo ha pesado mas
que el amor a la libertad, se ha diferido aquel
grande acto; mas, ya todos lo desean; los pueblos
libres lo exijen, i los que no lo son, fundan en él
una de sus mas bellas esperanzas. ¡Que no se
detenga, pues, un solo instante la obra de la
civilización i de la libertad! ¡Que todos los pue-
blos esclavos imiten a los americanos en sus
esfuerzos contra la tiranía, i que los déspotas
declaren todos i confiesen la Independencia de
los pueblos! Vendrá un tiempo en que les falte
una Corte para firmar el acto que la declare.
Nunca los Estados libres de la América espa-
ñola se han hallado en una posicion tan sublime
como la actual, en que han sido convidados por
su antigua metrópoli a presentarse por la primera
vez como sus iguales en la grande escena de la
política europea. ¿Qué noble ijeneroso americano,
mui léjos de hallarse humillado, no se llenará de
orgullo con la ¡dea de alternar con los antiguos
tiranos de su Patria, condecorado con las mismas
prerrogativas i revestido con los mismos dere-
chos? ¿Dónde podría llegar a mas la grandeza de
una Nación, que considerando como a sus ¡guales
i como amigas a todas las Naciones de la tierra?
¿O se querrá decir que la España no figura entre
las Naciones, i llevar la estravagancia hasta acon-
sejar que la supongamos indigna de ser nuestra
aliada? Libres e independientes, ya es tiempo
que gocemos de los honores del triunfo. Tenda-
mos la mano a unagran Nación, que no habiendo
podido tenernos sujetos nos convida como ami-
gos. ¿Cómo podríamos terminar mas dignamente
la guerra con la España, que con un tratado de
paz, de navegación i de comercio, de igual a
igual? ¿Qué título mas grande podríamos ambi-
cionar a la admiración i al respeto de todas las
Naciones? I¿qué ganaríamos dejando en suspen-
so nuestras relaciones con España? ¿No seríamos
obligados a hacer mañana, lo que sin razón rehu-
saríamos a hacer en el dia de hoi?
Pero es tiempo de indicar consideraciones de
un órden mas elevado. La reconciliación con la
España interesa sumamente a la América, por el
influjo incalculable que tendrá en ella sobre los
progresos de todos los ramos de la civilización.
Nuestro idioma, nuestra literatura, nuestros
conocimientos de todo jénero, nuestros modales
mismos esperimenlarán un aumento i una mejora
cada dia mas grande, por el contacto mas libre i
mas continuado con nuestra antigua metrópoli.
El amor de la libertad nos apartó de su seno;
una gloriosa Independencia nos permite seguir
con ella un mismo camino hácia la perfección
del saber i del gusto. ¿No es para nosotros el
mas breve i mas acertado de todos?
En fin, la América libre contribuirá mas direc-
tamente a la libertad de la España, aumentando
sus riquezas, e inspirándole mas de cerca una
parte del fuego que la anima. ¿Qué modo mas
noble de vengarnos de nuestras antiguas inju-
rias?
Núm. 121
Los miembros de la Comision de Minería,
que suscriben, no estando de acuerdo con el
informe que la mayoría ha presentado a la Sala,
sobre el proyecto de modificación del artículo
12, título 13 de la Ordenanza, creen que deben
informar por separado, haciendo presente que la
mocion propuesta, no importando la abolicion
sino la modificación del artículo citado, está en
absoluta armonía con los principios económicos
i políticos i con las bases de nuestro Derecho
Público.
La mocion no tiende a otro objeto que a
poner una cortapisa al privilejio que, en perjui-
cio de la agricultura, se concedió a los mineros,
i no impide de manera alguna la esplotacion de
las minas, aun situadas en terrenos particulares,
ni el denuncio de sitios para trapiches, i otras
máquinas, ni el uso de pastos i aguadas deque
se ha hablado en el informe, como si todo esto
fuera por tierra, en el hecho de modificarse el
artículo controvertido.
Las leyes, es verdad, pueden limitar el uso de
las propiedades; pero el Ínteres público que
demande en nuestro caso la tal limitación i que
debía probarse por los sostenedores del artículo
de la Ordenanza, está mui léjos de concebirse
cuando, para fundir un jénero de metal, se arruina
un agricultor; i así como es evidente que el Ínte-
res público jamas exije que sobre la ruina de
uno se edifique el provecho de otro, así del mis-
mo modo nunca podrá demostrarse que sea
ménos conveniente al público el cultivo de los
campos que la fundición de los metales de cobre.
Si los montes son un elemento con que cuen-
ta el minero, también con ellos cuenta el agri-
cultor para cerrar sus campos, para conservar
las aguadas i para otros usos absolutamente
indispensables; i en el conflicto de estas necesi-
dades, aun suponiendo que la conveniencia
' pública exija tanto el fomento de la minería