Diferencia entre revisiones de «Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XXI (1831-1833).djvu/44»
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nes de sus padres, sin que haya corrido una gota de sangre: ¡tal es el imperio de las reformas!.. |
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GRAN CONVENCION |
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Hablemos de buena fé. El autor del Remitido ha querido hacer alarde de un lujo de erudición que honra ciertamente sus conocimientos, pero que no es conocida aun en la república de las belías letras. Ha creido que por sendas estraviadas era fácil llegar al templo de la celebridad; tiene motivos para conseguir su noble intento, pero en este caso, semejante al inmolado Ajis, ha |
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nes de sus padres, sin que haya corrido una gota |
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sembrado en un terreno estéril. Este distinguido ciudadano se parece a aquel pintor orijinal que improvisaba retratos sin atender a las fisonomías. Su imajinacion, espantada por el espectro de las revoluciones, ha presentado a la destreza de su pincel una cara rara en su especie, una cara hermosísima, pero manchada con una úlcera. Se ha empeñado en pintarnos la asquerosidad de la úlcera con una espresion horrible i lo ha conseguido; pero desgraciadamente su cuadro carece de analojía i está en contradicción con las escuelas antiguas i modernas. |
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de sangre: ¡tal es el imperio de las reformas!.. |
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Hablemos de buena fé. El autor del Remitido |
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Ha querido declarar una guerra abierta a las innovaciones, clasificando en una misma línea, leyes, reformas, asonadas populares, reyes, imperios, repúblicas, Roma, Esparta, Polonia, Francia, España, Estados Unidos, Inglaterra i su larga recapitulación de las instituciones del juri i ¡cosa singular! manifestarnos en esa recapitulación, precisamente lo contrario de lo que quiso probarnos, haciéndonos ver que la Inglaterra ha debido la mejora progresiva de sus leyes a reformas e innovaciones practicadas con madurez i en tiempos diferentes. Pero haciendo abstracción de la parte de su narración relativa a la Inglaterra, le diremos que, si se obstinase en su obcecación, apelaríamos a los siglos, i éstos entonces rodeados de los fastos de esa hormiguera de naciones que han sido borradas de la superficie del globo, como los pasos del viajero en los arenales de la Libia, se precipitarían a su encuentro para desmentir sus erradas inferencias. No las reproduciremos por no perder de vista el objeto que nos hemos propuesto. Tampoco le |
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ha querido hacer alarde de un lujo de erudición |
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seguiremos en las sinuosas transiciones con que ha pretendido preparar los ánimos para abordar la cuestión que era la única perentoria. Haciendo todas las concesiones posibles, aunque los ante cedentes fuesen relativos, nunca debiera haber deducido consecuencias absolutas. Su escrito es la luz incierta i pálida de un meteoro que pereció al nacer, pero que dejó bastante claridad para descubrir una mina i quizá un abismo. |
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que honra ciertamente sus conocimientos, pero |
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que no es conocida aun en la república de las be |
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En las Notas nos contraeremos solo a comparar algunos trozos unos con otros para patentizar su contradicción. Por ahora descenderemos a la cuestión importante que va a ser sometida a las deliberaciones de la Gran Convención, i estableceremos nuestra proposicion. |
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lías letras. Ha creido que por sendas estraviadas |
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era fácil llegar al templo de la celebridad; tiene |
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¿Cuáles son los defectos de que adolece la Constitución? Sin entrar en el análisis jeneral de la Constitución, que en verdad tiene cosas excelentes i tanto mejores por cuanto satisface algunas necesidades del país; porque la creemos intempestiva i porque el autor del Remitido lo ha verificado de un modo juiciosísimo a veces, principiaremos. |
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motivos para conseguir su noble intento, pero |
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en este caso, semejante al inmolado Ajis, ha |
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La Constitución del año 28 ha debido resentirse precisamente de la precipitación con que fué hecha, discutida, sancionada, promulgada ¡ jurada. Puede decirse que cada una de esas circunstancias fué prematura. Los lejisladores de ese año sin traer a consideración las verdaderas necesidades de los pueblos, la situación política de las provincias, su localidad, su civilización, |
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sembrado en un terreno estéril. Este distinguido |
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sus recursos i los obstáculos sin número que se oponían a la marcha de los negocios públicos, creyeron que con tener un código fundamental la nación podria llamarse constituida; sin reflexionar en los resultados que habian de nacer de una obra fundada sobre principios jenerales i que carecia de datos particulares i esenciales para afianzar su estabilidad. Su vista se encerró en la |
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ciudadano se parece a aquel pintor orijinal que |
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reducida esfera de dos o tres ciudades principales i creyó que en la capital estaba la República, i que sus centros i sus dilatados suburbios eran un diseño perfecto de todos los distritos. En eso padecieron un engaño que ha traído i podria traer consecuencias funestas. Si en tiempo de los españoles la educación de los pueblos del interior fué descuidada, desde la época de la emancipación lo ha sido mucho mas. Hace algunos años que apenas se encontraba en las cabeceras de provincia un número suficiente de ciudadanos instruidos medianamente para ocupar los empleos públicos. La jeneracion que sufrió las borrascas de la revolución tuvo poco lugar para consagrarse al estudio de las ciencias i de las leyes. Juguete de las alternativas de la guerra de la independencia, no pudo tener residencia fija i mucho menos contraerse a materias de tanta gravedad i que requerían aplicación, celo, emulación i constancia. Los jóvenes crecieron con el progreso de nuestras armas, i la transición de la servidumbre a la libertad fué tan |
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improvisaba retratos sin atender a las fisonomías. |
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acelerada, que los espíritus, enajenados de gozo i ensoberbecidos por el triunfo, se hallaron de repente en la espinosa carrera de la igualdad. Cayeron los títulos, las clases se nivelaron; nacieron las competencias i los jóvenes que ya eran hombres entraron en la línea de los pretendientes para ocupar los destinos mas pingües i que les proporcionaban un modo de subsistir tanto mas fácil, por cuanto no habia sistema regular en la administración de las rentas. |
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Su imajinacion, espantada por el espectro de las |
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revoluciones, ha presentado a la destreza de su |
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Unos se hicieron militares, otros entraron en los ramos de hacienda i como no bastasen los empleos para satisfacer a todos, surjieron los celos, las rivalidades i se encendieron las primeras chispas de las disensiones, mientras la instrucción que sola proporciona los conocimientos sólidos se vió relegada en la oscuridad de los conventos. La libertad de comercio, abriendo los puertos a la codicia de los especuladores |
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pincel una cara rara en su especie, una cara |
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hermosísima, pero manchada con una úlcera. Se |
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ha empeñado en pintarnos la asquerosidad de la |
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úlcera con una espresion horrible i lo ha conse- |
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guido; pero desgraciadamente su cuadro carece |
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de analojía i está en contradicción con las escue- |
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las antiguas i modernas. |
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Ha querido declarar una guerra abierta a las |
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innovaciones, clasificando en una misma línea, |
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leyes, reformas, asonadas populares, reyes, im- |
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perios, repúblicas, Roma, Esparta, Polonia, Fran- |
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cia, España, Estados Unidos, Inglaterra i su |
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larga recapitulación de las instituciones del juri |
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i ¡cosa singular! manifestarnos en esa recapitula- |
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ción, precisamente lo contrario de lo que quiso |
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probarnos, haciéndonos ver que la Inglaterra ha |
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debido la mejora progresiva de sus leyes a refor |
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mas e innovaciones practicadas con madurez i en |
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tiempos diferentes. Pero haciendo abstracción |
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de la parte de su narración relativa a la Ingla- |
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terra, le diremos que, si se obstinase en su obce- |
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cación, apelaríamos a los siglos, i éstos entonces |
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rodeados de los fastos de esa hormiguera de |
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naciones que han sido borradas de la superficie |
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del globo, como los pasos del viajero en los |
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arenales de la Libia, se precipitarían a su en- |
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cuentro para desmentir sus erradas inferencias. |
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No las reproduciremos por no perder de vista el |
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objeto que nos hemos propuesto. Tampoco le |
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seguiremos en las sinuosas transiciones con que |
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ha pretendido preparar los ánimos para abordar |
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En las Notas nos contraeremos solo a compa- |
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La Constitución del año 28 ha debido resen- |
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circunstancias fué prematura. Los lejisladores de |
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ese año sin traer a consideración las verdaderas |
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necesidades de los pueblos, la situación política |
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un diseño perfecto de todos los distritos. En eso |
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padecieron un engaño que ha traído i podria |
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de los pueblos del interior fué descuidada, desde |
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traba en las cabeceras de provincia un número |
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suficiente de ciudadanos instruidos medianamen- |
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tuvo poco lugar para consagrarse al estudio de las |
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ciencias i de las leyes. Juguete de las alternativas |
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de la guerra de la independencia, no pudo tener |
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residencia fija i mucho menos contraerse a ma- |
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terias de tanta gravedad i que requerían aplica- |
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ción, celo, emulación i constancia. Los jóvenes |
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crecieron con el progreso de nuestras armas, i la |
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transición de la servidumbre a la libertad fué tan |
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acelerada, que los espíritus, enajenados de gozo |
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i ensoberbecidos por el triunfo, se hallaron de |
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repente en la espinosa carrera de la igualdad. |
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Cayeron los títulos, las clases se nivelaron; na- |
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hombres entraron en la línea de los pretendientes |
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para ocupar los destinos mas pingües i que les |
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proporcionaban un modo de subsistir tanto mas |
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fácil, por cuanto no habia sistema regular en la |
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Unos se hicieron militares, otros entraron en |
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empleos para satisfacer a todos, surjieron los |
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celos, las rivalidades i se encendieron las prime- |
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trucción que sola proporciona los conocimien- |
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los conventos. La libertad de comercio, abriendo |
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los puertos a la codicia de los especuladores |