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35+ SEN ADO CONSERVADOR i si n perderse de vista la audiencia del Ilustre Cabildo, se pidió el dictálllen del claustro de la Universidad de San Felip e, que 10 p resentó su Rector Dr. d on J osé Tadeo Quezada, con pre- se nc ia de 10 que in struyó su procurador jeneral Dr. don Joaqui n Rodrig uez Zorrilla, decidi én do- se por la reunion del Seminario al In sti tuto e! Cabild o Eclesiás tico sede 7'acallle. Con inteli je n- cia de estos documentos i haciendo fuerza la opi- Ili on del Dr. Rodriguez, e n t odo conform e con lo obrado e n e l ailO de 1813, d eclaró el Senado debia llevarse adela nte la dec id ida i acordada reuni o n . Para desengaño de los p reocupados , se trascribe el sigu iente dictám en i la decision que recayó a su consecuenc ia . Excmo. Señor: De órden de V. E . he asistido en dos sesio- n es a la comision nombrada p:na di c taminar so- bre el recurso del señor Prebendado Ur. don Julian Navarro, que se opone, como R ector d el Seminario, a la re union d e este establecim ient o conci liar al Instituto. Si fu é me ritoria mi obe- diencia al reflexionar que acaso podri a no ;:¡ sen- tir a su oposicion, hoi sufro el ma yo r contraste, hall á nd ome e n la necesidad de dar por separado mi parecer disconforme co n la re prese ntacion, i con el de los dos señores eclesiásti cos de la co- mision, c u yo caráct~ r i lu ces d ebo respetar. Así, aunque no deja de serme satisfactori o haber con- cordado en am bas sesiones con el Dr. don Gas- par Marin, siempre habr é de aco tar mi dictámen co n ambos derechos i con sabios i re lij iosos es - critores, no para ostentar erudicion, si no para escusar mi voto, i no porqu e ca rezca d e segu- ri dad intrín seca, sino para mostrar algo de la ex- trínseca en q ue abunda. 1 si Muratori (1 ) halla "cosa arri esgada, i q ue pide mucha circunspec· cion i modestia oponerse a opiniones de hom- bres a quien es la fama respeta, así por la ve - neracion debida a su mérito, como por no irritar a sus apasionados, yo h ab laré" COII su come}o, "sin ofender a nadie, sin odio i si n dar motivo a justas q u ejas", porque ya gozamos aquella felici- dad poco comun, en espresion de Tácito, en que cada uno puede e nte nder la s cosas com o quiere i decirla s como las en tiend e. El señor Rector halla que la reunían del Se- minari o al Inst ituto, contrarIa al D ene/lo eaJ/ó- 11 ico i Patn'o , ?lO ronviene al bien de la l..l{lesia , ni a la estabilidad i IloJ/or que hall de garantir 1l1te S- 11'0 naciente Estado. Seguiré es ta m etódica divi - sio n i sus p ru ebas e n mi contrario parecer, pero haré ántes un a breve observac ion. Es constante que con prév ia anuencia del ve- nerable Cabi ld o eclesiásti co en sede 7mcallle , c uyo oficio orijinal te ngo a la vista (2), i precediendo (I) Reflex. sobre e l huen gusto, cap. 15 . (2) " . .. Insiste eficazmente este Cahildo en su verÍ- fiCHivó por co nceptua rl o importal/tísimo tanto para la un concord ato del Supremo Gobierno con el Eclesiásti co, se unió el Seminario al Instituto N a- cional, inaugurado el año de 18(3, i continuó así hasta el de 1814, en que las tropas del Rei se apodernron de! Estado. A esto fu é consigui ente la e mi gracion de unos, destierro de otros i rui- n:t de todos. El In st ituto, hijo i esperan zas de la libertad, debió d esap:t re cer bajo un Gobierno que creyó estar la obediencia en r azo n directa de la ig norancia (3). Mas, con la jornada de Chacabuco, recup e ró e l Estado i sus hij os, sus interrum p idos derechosj 'i e l Institut o, por una espec ie de postliminio, debió reasumir los suyos, como los reasumieron - varios curas i prebendados. As; es que V. E. , en el acuerdo de doce de Noviembre del año ante próximo, cOllociendo que 1I 1Ia de SI/S primeras aten- ciones es la educacioll de la juz'eJltud, acordú, no la c reacio n o establecimiento, sin o ell'establecimiell lo del Instituto .fTaciolla/, bajo las lIIú/l/as reglas i constituciones mil que se jUlldú ell el al70 de E8EJ . El ailo i nueve meses que corrieron desde la glo riosa recupernc ion de C hil e hasta la sancion de ese acuerdo, justifican la circunspeccion con que V. E. ordenó el rcslablec imiento. No fué así, n ó, cómo Fernando VII, entrado e n Madrid, re vi vió los compli cados ra m os de la administra- cion caduca i rutinera . Como es mas fácil des- truir que edificar, e n cada uno de ellos promulgó órden mandando '{ lo/viesen las cos a s al ser i es ta- do q ue leniml el m70 de E808, i destruyó con una plumada ministerial cuantas re f0Tl11 11 S o m ejoras medita ro n las cortes. S i, pues, no se ha tratado ahora de crear el Instituto, sin o de volverle su antiguo ser i estado; si ya el año de 1813 se apuraron i allanaron la s dificultades para agre- concurrencia de lo, se minarista s a la s aubs públicas co- mo tambien para el mejor se rvicio <le la Iglesia a que por in st ituto es t án de stinad os. El eolejio que actualmente oc upan dista tres cuad ras de la Cateda l, debiendo estar il/mcdiato a ella' por los inco n ven ie n tes e i¡lcomodidades que sufren sus ~Iumnos, así en el invierno por la s agua s, como en el verano por los calores. I a efecto dc que el Convicto ri o Caro lin o no resulte perjllllicado e n s us inte- r eses po r la ocupacion del indicado patio, este Cabildo, (Jl uso de sus ¡aml/ades, está desde luego ll a no a h ace rl e asiol/ i traspaso de la casa del Seminario, que e n t oda su es ten sion de terren o, con lo edificado i su espaciosa hu e ro ta , podrá valer de diez a doce mil pesos. Pllede ésta vendo'se, o al contado, o a censo, i con sus intereses an ual es hacer el citado Convictori o Ca ro lin o par- te de sus fondos, como justo compe nsa li va del valor del palio que se le adjudicase al Seminario. De este modo, concurriendo a las cl ases públicas todo jénero de estu· diantes, así colejial es de a mbos co leji os como manteistas, se rá , sin d uda, por la emu lacio n, lIIa)IOr su aproveclJa1llitlz- to , i al mismo tiemp o la I glesia Ca tedra! mas biell servida de los umil/aristas. I es cuanto este Cabildo ti ene· que informar sob re el particular.- Santiago, i Junio l.. d e 18 13.- Dr.José Alltoll io E1"I 'áz uriz. - Dr. -l lfti:uel Pala · cios. - Dr. Juan Pablo Fr(/(s.1I (3) "Cau sa indignacion l ee r en el historiador Solis que en la República ele los soldados hai tan to vulgo como en las demas; siend o en todas de igual peligro que se pero mita el ,liscurrir a los que nacie ro n para obedece r.II - His· toria de la cOllquista de AI/jico , lih. J, cap. n.