Diferencia entre revisiones de «El rey que rabió»

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Jardín de Palacio.
 
 
''Escena I''
 
 
(Coro de PAJES, que salen por la derecha.)
 
 
'''Música (N.º 15) Coro de pajes'''
 
 
Coro
 
¡Compañeros, venid!
 
¡Compañeros, llegad!
 
¿Qué ha ocurrido?, ¡decid!
 
¿Qué sucede?, ¡contad!
 
Lo qué pasa no sé,
 
yo no sé qué ocurrió,
 
pero el más torpe ve
 
que algo grave pasó
 
¡Compañeros, venid!
 
¡Compañeros, llegad!
 
¿Qué ha ocurrido?, ¡decid!
 
¿Qué sucede?, ¡contad!
 
 
4 Pajes
 
El Rey no está en Palacio
 
seis días ha,
 
no sé por qué su ausencia
 
se ocultará.
 
Afirma el Intendente
 
sin aprensión
 
que está el Rey descansando
 
de su excursión
 
y a todos nos parece
 
muy singular
 
que lleve tantos días
 
de descansar.
 
Lo cierto es que al Monarca
 
no se le ve
 
y que no sabe nadie
 
a dónde fue.
 
Se dice que el amor
 
es causa principal
 
de que no esté el señor
 
en el Palacio Real,
 
mas esto es un error,
 
pues fuera en caso tal
 
sin el Gobernador
 
y sin el General.
 
 
Coro
 
Se dice que el amor
 
es causa principal, etc…
 
 
4 Pajes
 
Hoy, y momentos antes
 
de amanecer,
 
los que madrugan mucho
 
pudieron ver,
 
muy misteriosamente,
 
llegar aquí
 
tres hombres conduciendo
 
a un perro así. (Marcan el tamaño.)
 
Los tales hombres eran
 
un labrador,
 
el General y el noble
 
Gobernador.
 
En un cuarto metieron
 
al perro aquel
 
y el protomedicato
 
está con él.
 
¿A qué tanto doctor
 
para ese irracional?
 
¿Qué indica ese temor?,
 
¿por qué misterio tal?
 
Y es raro, sí, señor,
 
que venga ese animal
 
con el Gobernador
 
y con el General.
 
 
Coro
 
¿A qué tanto doctor
 
para ese irracional?, etc…
 
 
'''N.º 15 bis'''
 
 
'''Hablado'''
 
 
Paje 2.º
 
La verdad es que la ausencia del Rey no
tiene explicación.
 
 
Paje 3.º
 
Ni la llegada misteriosa del Gobernador y
del General.
 
 
Paje 4.º
 
Ni lo del perro. ¡Haber llamado a tantos
doctores para que lo observen!
 
 
Paje 2.º
 
Eso es lo más raro de todo.
 
 
Paje 3.º
 
Ahí sale el Paje de Cámara. Éste debe de
estar enterado. Ven acá, compañero. ¿Qué
pasa?
 
 
''Escena II''
 
 
Dichos y PAJE 1.º
 
 
Paje 2.º
 
¿Qué ocurre?
 
 
Paje 4.º
 
¿Qué hay?
 
 
Paje 5.º
 
¿Qué sucede?
 
 
Paje 1.º
 
(Lleva un lazo de raso blanco en el hombro izquierdo.)
Es inútil que me preguntéis. Me han encargado
mucha reserva y voy ahora a cumplir
una misión de la mayor importancia.
 
 
Paje 2.º
 
¿Sí?
 
 
Paje 3.º
 
¿A dónde?
 
 
Paje 4.º
 
¿Con quién?
 
 
Paje 1.º
 
Me está prohibido hablar una palabra. Y
dejadme, que ahí salen los Consejeros.
 
 
Paje 5.º
 
Ahí vienen.
 
 
Paje 2.º
 
Retirémonos. Nos hemos quedado con la
misma curiosidad que teníamos.
(Vanse todos por distintos lados del jardín.)
 
 
''Escena III''
 
 
El INTENDENTE, EL GOBERNADOR, y EL
ALMIRANTE.
 
 
El Gobernador
 
No tengáis cuidado: están todas las órdenes
para que el Rey entre en Palacio sin
que nadie se entere. Ya nos avisarán oportunamente
para que le esperemos en su
cámara.
 
 
El Intendente
 
¿Pero tardará mucho en llegar?
 
 
El Gobernador
 
Sin duda. ¡Como que no viene a paso de
carreta!
 
 
El Almirante
 
¡Pues no puede venir más despacio!
 
 
El Gobernador
 
Lo que hay que procurar es que la corte
no sospeche nada de lo sucedido. Sobre
todo, lo de la mordedura.
 
 
El Intendente
 
¡Quiera Dios que no tenga consecuencias
funestas!
 
 
El Almirante
 
¿Y el General, en dónde se ha metido?
 
 
El Gobernador
 
Apenas llegamos a Palacio se retiró a sus
habitaciones, mandando antes llamar al
peluquero de Cámara… ¡Ah! ¡Mirad! ¡Ahí viene! ¡Con bigote! (Los tres se ríen.)
 
 
''Escena IV''
 
 
Dichos y EL GENERAL.
 
 
El General
 
Compañeros, muy buenos días.
 
 
Los Tres
 
Felices, General. (Riéndose.)
 
 
El General
 
¿Qué es eso?, ¿os reís? ¿No parece natural?,
¿no es lo mismo que el que tenía?
 
 
El Intendente
 
¡Es idéntico!
 
 
El Gobernador
 
Está muy bien hecho.
 
 
El Almirante
 
¡Y muy bien pegado!
 
 
El General
 
¡Eso sí!, ¡me escuece el labio de una manera
horrible!, pero es necesario sufrirlo:
un militar completamente afeitado, no
tiene autoridad ni carácter.
 
 
El Almirante
 
Es cierto.
 
 
El general
 
Creedme: todas mis conquistas las he alcanzado
por este bigote, es decir, por éste
no, por el otro.
 
 
Los tres
 
¿Vuestras conquistas? (En tono burlón.)
 
 
El General
 
Me refiero a las amorosas.
 
 
Los Tres
 
¡Ah!
 
 
El General
 
Pero hablemos de algo más importante.
¿Qué han dicho los doctores?
 
 
El Gobernador
 
Siguen en consulta.
 
 
El General
 
¿Pero se ha averiguado si el animal presenta
algún síntoma alarmante?
 
 
El Gobernador
 
Lo ignoramos.
 
 
El Intendente
 
No se sabe nada.
 
 
El Almirante
 
¡Cerrazón completa!
 
 
El Intendente
 
¡Dichoso viaje!
 
 
El General
 
¡No lo sabéis bien! Pero, en fin, tal vez
haya sido conveniente: no creo que el Rey,
después de lo ocurrido, quiera seguir en
busca de aventuras.
 
 
El Almirante
 
No es malo que haya visto las orejas al
lobo.
 
 
El Intendente
 
¿Y creéis que el estado del Monarca le
permita recibir a los embajadores extraordinarios?
 
 
El General
 
Creo que sí, aunque me figuro que no
traerá humor de que le vayamos con embajadas.
 
 
El Intendente
 
Sin embargo, esa recepción no puede dilatarse.
Y además es muy conveniente… a
ver si es de su gusto alguna de las princesas
que vienen a proponerle para esposa, y
se casa y sienta de una vez la cabeza.
 
 
El Gobernador
 
Sí, pero no nos precipitemos: la boda no
podrá verificarse mientras se dude si el
perro está o no hidrófobo, porque figurémonos
que el Rey se casa y rabia después
de casado.
 
 
El General
 
¡No será el primer caso!
 
 
El Almirante
 
(Tiene razón. ¡A mí me ha sucedido!) (Al
INTENDENTE.)
 
 
El Intendente
 
(¡Y a mí!) (Al ALMIRANTE.)
 
 
El General
 
Señores, no conviene que la gente nos vea
juntos tanto tiempo. Hasta luego y esperemos
separados a que nos avisen la llegada
del Rey.
 
 
El Almirante
 
¡Levemos anclas!
 
 
El Gobernador
 
No me tranquilizo hasta que sepamos algo
seguro de ese maldito perro. (Al GENERAL.)
 
 
El General
 
(Yo sí que tengo aquí un perro de presa
con este bigote.)
 
 
(Vanse EL GOBERNADOR y EL GENERAL,
del brazo, por la derecha.)
 
 
El Almirante
 
¡El caso es muy alarmante!
 
 
El Intendente
 
¡No ha tenido precedente!
 
 
El Almirante
 
¡Esperemos y adelante!
 
 
El Intendente
 
¡Dios nos proteja, Almirante!
 
 
El Almirante
 
¡Dios sobre todo, Intendente!
 
 
(Vanse del brazo por la izquierda.)
 
 
''Escena V''
 
 
Aparecen ROSA y MARÍA.
 
 
María
 
Anda, mujer, anda, no tengas miedo.
 
 
Rosa
 
Pero, si es que…
 
 
María
 
¿Te asusta entrar en Palacio?
 
 
Rosa
 
Naturalmente, como que no he venido
nunca a la corte.
 
 
María
 
Yo tampoco, pero no importa. Después
de haber tenido nada menos que al Rey
en mi casa, no hay nada que me asuste.
 
 
Rosa
 
Pero, ¿y si nos echa?
 
 
María
 
No seas tonta: yo vengo a buscar a mi marido
y, además, ya sabes lo que me aconsejó
tu novio cuando me quejé de que el
Rey se hubiese marchado sin dejarme una
mala propina: «Id a Palacio inmediatamente
», me dijo, «y procurad ver al Rey,
que no se negaría a recibiros sabiendo
quién sois; ya os convenceréis de que no
tiene nada de tacaño».
 
 
Rosa
 
Pero, ¿tendréis valor de presentaros al Rey?
 
 
María
 
¡Ya lo creo!, en cuanto llegue. ¡Si es muy
llano y muy tratable! Yo, anoche le besé la
mano una porción de veces y debe estarnos
agradecido porque, al fin y al cabo,
fue mi marido quién le curó.
 
 
Rosa
 
Eso sí.
 
 
María
 
Pero Juan es tan simple que, de seguro,
aunque le vea, no se atreve a pedirle
nada, y hay que aprovechar la ocasión,
como dice tu novio, que no todos los días
se encuentra uno con el Rey de manos a
boca… ¡Ay, allí viene!
 
 
Rosa
 
¿Quién?, ¿el Rey?
 
 
María
 
Mi marido.
 
 
Rosa
 
¡Ah!
 
 
María
 
¡Juan!…, ¡Juan!
 
 
''Escena VI''
 
 
Dichas y JUAN por la izquierda.
 
 
Juan
 
¡María!, ¿tú aquí? ¿A qué has venido?
 
 
María
 
Pues he venido con esta chica y su novio,
que se han ofrecido a acompañarme
 
 
Juan
 
¡Eso es! ¿Y cómo dejas abandoná la faena
de la siega?
 
 
María
 
¡Cállate, inorante! El trigo de allá ya lo
recogeremos. Lo que hay que coger ahora
es el trigo de aquí.
 
 
Juan
 
No te entiendo.
 
 
María
 
¡Si serás zoquete!.. Vamos a ver, ¿dónde
está el perro?
 
 
Juan
 
Pues allá dentro, con los médicos, que le
están mirando y remirando como si fuera,
mesmamente, una persona enferma.
 
 
María
 
Bueno, ¿y qué?, ¿te han dado algo?
 
 
Juan
 
¿Quién, los dotores? ¡Nada!
 
 
María
 
No, hombre, pregunto qué te han dao en
Palacio.
 
 
Juan
 
Pues me han dao… chocolate.
 
 
María
 
¡Digo por el favor de haber traído al perro!
 
 
Juan
 
¡Ah!, pues por eso no me han dao náa
 
 
María
 
¿Lo ves?, (A Rosa.) si éste es tonto de capirote.
Si le dejo a él sólo, no sabe sacar tajá
de la mordedura.
 
 
Juan
 
Mujer, la tajá ya la ha sacao el perro.
 
 
María
 
Pues nosotros hemos de sacarla mayor.
He de seguir en tóo los consejos del novio
de ésta, que paece un chico muy listo.
 
 
Juan
 
¿Y dónde está?
 
 
María
 
Pues se ha quedao esperándonos en una
posá a la entrá de la ciudá. No ha querío
venir con nosotras y espera allí a que vayamos
a decirle el resultao.
 
 
Juan
 
¡Ahí salen los doctores!
 
 
María
 
¿Sí? Pues hasta que venga el Rey, vamos a
hacer tiempo paseando por estos jardines.
¡Cuándo nos veremos en otra!.. ¡Anda!
 
 
(Vanse por la izquierda.)
 
 
''Escena VIII''
 
 
Los Doctores.
 
 
'''Música (N.º 16) Coro de doctores'''
 
 
(Que salen acompasadamente y muy preocupados.
Llevan todos bastones y usan gafas.)
 
 
Coro de Doctores
 
Juzgando por los síntomas
 
que tiene el animal,
 
bien puede estar hidrófobo,
 
bien no lo puede estar.
 
Y afirma el gran Hipócrates
 
que el perro, en caso tal,
 
suele ladrar muchísimo
 
o suele no ladrar.
 
Con la lengua fuera,
 
torva la mirada,
 
húmedo el hocico,
 
débiles las patas,
 
muy caído el rabo,
 
las orejas gachas…
 
Todos estos signos
 
pruebas son de rabia,
 
pero, al mismo tiempo,
 
bien pueden probar
 
que el perro está cansado
 
de tanto andar.
 
Doctores sapientísimos
 
que yo he estudiado bien
 
son, en sus obras clínicas,
 
de nuestro parecer:
 
Fermentus virum rabicum
 
que in corpus canis est,
 
mortales sont per accidens,
 
mortales sont per se.
 
Para hacer la prueba
 
que es más necesaria,
 
agua le pusimos
 
en una jofaina
 
y él se fue gruñendo
 
sin probar el agua…
 
Todos estos signos
 
pruebas son de rabia,
 
pero, al mismo tiempo,
 
signos son, tal vez,
 
de que el animalito
 
no tiene sed.
 
Y de esta opinión nadie
 
nos sacará:
 
¡El perro está rabioso
 
o no lo está!
 
 
(Vanse.)
 
 
''Mutación''
 
 
== Cuadro Sexto ==